Pasar al contenido principal

ES / EN

Instituto Nacional del Emprendedor, un error del Estado mexicano
Dom, 09/11/2014 - 19:33

Iván Franco

México: mercados de consumo antes y después de la crisis
Iván Franco

Economista del ITAM (México), con estudios de Econometría en la misma institución. Es consultor de negocios para diversas organizaciones en America Latina. @IvanFranco555

México es un país de emprendedores. De acuerdo con Inegi, nuestro país cuenta con un total de 4.4 millones de empresas, de las cuales 88% son microempresas, es decir, tienen entre 0 y 5 empleados. Estas son fundadas y manejadas por admirables emprendedores que ante la necesidad de proveerse de mejores oportunidades, abandonan el mercado de trabajo subordinado y de bajos salarios. Las microempresas generan alrededor de 7 millones de empleos formales, es decir, 34% de la población ocupada en empresas establecidas. 

México se caracteriza por no contar con políticas públicas efectivas que realmente ayuden a las microempresas a permanecer y crecer en el mercado. Inegi señala que la tasa de mortalidad de las pequeñas y medianas empresas (pymes) en México es de 22%. 

Los fondos disponibles para las empresas en México son escasos y selectivos. Aunque ha mejorado esta situación, generalmente los bancos no canalizan créditos hacia proyectos de riesgo como las pymes. Por esta razón, los emprendedores recurren a sus ahorros y a préstamos familiares para financiarse. En última instancia, está el gobierno como una posible alternativa para obtener fondos de apoyo.

Actualmente, el Instituto Nacional del Emprendedor es la institución que desde la esfera pública se encarga de dirigir y de apoyar al emprendimiento en México. Anteriormente, se llamaba Fondo Pyme y previamente tenía otro nombre igualmente atrayente. Pero esto no es lo importante. Lo relevante es que en cada sexenio se replica el fallido modelo de apoyo a las pymes con los mismos resultados, donde el crecimiento de las microempresas no ha mejorado.

El instituto realiza varias convocatorias públicas –generalmente anuales– para otorgar apoyos a las pymes. Las convocatorias son selectivas y rivalizadas, es decir, el dinero no se lo dan a cualquier empresa, sino se otorga después de un concurso donde los proyectos con mayor calificación tienen posibilidad de ser beneficiados con el subsidio. Cada convocatoria cuenta con un fondo máximo. Por ello, aunque las empresas y sus proyectos salgan bien calificados el apoyo se termina con el agotamiento del fondo. 

Tomemos como ejemplo la convocatoria 4.1 Formación y Fortalecimiento de Capacidades Empresariales. El fondo total garantizado es de 90 millones de pesos. Si dividimos este monto entre 3.87 millones de microempresas, le tocarían 23 pesos a cada empresa. Esta convocatoria incluye siete ramas de consultoría y capacitación empresarial entre las que destacan, marketing, logística, calidad, ventas y servicio a clientes, entre las más importantes. Las reglas de operación establecen un beneficio máximo por empresa de 70% del valor de la consultoría y capacitación o bien, hasta 30 mil pesos por empresa. Los proyectos de consultoría deben tener una duración mínima de 3 meses. Supongamos ahora que un servicio de consultoría y capacitación de estas características tiene un valor promedio de mercado de entre 200 y 300 mil pesos. En este caso, el fondo del emprendedor subsidiaría hasta 30 mil pesos. Estos 30 mil pesos son para la suma de los siete rubros de conocimiento empresarial que contempla la convocatoria. Así es, por increíble que parezca.  

Hay dos puntos que señalar en torno a esta fallida política pública. En primer lugar, preocupa la conceptualización que tiene el instituto del emprendedor sobre lo que se conoce como consultoría y su valor de mercado. Más preocupante aún, son los rubros de consultoría que se pretende apoyar. Por dar un ejemplo, en el caso de marketing, las grandes empresas generalmente invierten millones de dólares cada año en consultoría e investigación con el objeto de mejorar su posición en el mercado. Entonces la pregunta es, ¿por qué se piensa que una microempresa podría hacer algo con 30 mil pesos? Si tanto la empresa grande como la microempresa compiten en el mismo mercado e incluso pueden tener al mismo consumidor. 

Por otra parte, 23 pesos por empresa, es el equivalente a una tercera parte de un salario mínimo, que sabemos no alcanza para lo indispensable. Para los que saben, un proyecto de consultoría en un tema tan amplio como marketing ni remotamente se acerca a los 30 mil pesos. Si el instituto asume que por una ayuda de 30 mil pesos ha coadyuvado a generar conocimiento en las microempresas, entonces está en otro gravísimo error.

La convocatoria también prevé el otorgamiento 3 millones de pesos o más a grupos de empresas que participen con la intervención de un gobierno local o de una cámara. Si uno revisa los resultados de otras convocatorias, la mayoría de los proyectos beneficiados sobrepasan el millón de pesos. Finalmente se trata del mismo caso, 30 mil pesos por empresa canalizados a través de un gobierno local, que cabe señalar, son una de las esferas de corrupción y clientelismo político más conocidas de nuestro país.

Quizá esta convocatoria y todas las demás fueron producto de un error de apreciación y desconocimiento del mercado por parte del instituto. Lo que no es admisible es que este mismo error de política pública siga vigente a lo largo de al menos tres administraciones. Por ello, es un error de Estado.

Las pymes mexicanas mueren por una simple razón: no son competitivas y no cuentan con recursos para mejorar su competitividad. Si a esto le sumamos un mediocre asesoramiento, su desaparición se vuelve inminente. La política industrial y empresarial en México es la clave del crecimiento y del consumo de nuestro país. No obstante, se tiene muy olvidada. Millones de mexicanos emprendedores se enfrentan todos los días a situaciones inciertas, a mercados altamente competidos, a una estructura interna deficiente y a la falta de financiamiento. No obstante, sigue habiendo casi 4 millones de esas empresas luchando cada día por permanecer en el mercado a pesar del escaso apoyo público. Es momento de replantear la política de apoyo a emprendedores y tomar las cosas con seriedad. Los emprendedores ya no pueden esperar.

Países
Autores