Un área de Inteligencia de Negocios al interior de una empresa no debiera ser vista como  una unidad técnica, ya que es un área que debe tener la capacidad de conectarse con las necesidades de los clientes tanto internos como externos de una organización y, además, con los técnicos del mundo de los sistemas. Por lo tanto, el perfil adecuado tendrá que ver con una persona que tenga algo de los mundos social y técnico.

A diferencia de lo que se pueda creer, el perfil del consultor de inteligencia de negocios o de quien trabaja en el área de inteligencia de negocios de una organización no puede estar ligado sólo a las matemáticas o las estadísticas, sino también debe tener habilidades de connotación social.

Esto porque la inteligencia de negocios no sólo está conectada con los datos, sino también con el comportamiento social de las personas. No se trata de analizar un mundo técnico, más bien éste debe confluir con un alto componente humano para entender y ser empático con el negocio mismo y su entorno, como clientes, socios y proveedores. Tan importante como descubrir patrones en los datos es ser capaz de identificar las necesidades del modelo de negocios.

En la actualidad existe una sobrevaloración de las capacidades técnicas en el campo de la inteligencia de negocios. No obstante, es necesario comprender que aunque la inteligencia y las credenciales que avalen competencias son importantes, también lo son –y no en menor grado-las cualidades de creatividad, porque la inteligencia de negocios implica precisamente eso: crear.

Así, quien haga inteligencia de negocios debe tener una mirada diferente de la vida, con capacidades sociales de empatía, con habilidades blandas, porque ellas son las que hacen la diferencia; debe ser un promotor del conocimiento dentro de la organización y conectarse con sus necesidades.