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La ley SOPA y el mundo empresarial
Lun, 30/01/2012 - 14:32

Emilio Humberto García

Perú, marca país: ¿estamos preparados para que nadie nos pare?
Emilio Humberto García

Emilio Humberto Garcia Vega es profesor, consultor, asesor de empresas, e investigador de Estrategia Empresarial y Marketing. Licenciado en Administración y MBA de la Universidad del Pacífico (Lima, Perú). Ha desarrollado libros y publicaciones diversas en los temas mencionados, además de realizar asesorías, dictado de cursos y seminarios en el Perú, Argentina, Uruguay, Guatemala y Costa Rica. Es docente de la citada universidad desde 2003 e investigador asociado de la misma. Es especialista en Planeamiento, Implementación y Control de Estrategias Empresariales y de Marketing. Autor de los libros “¿Con quién compite nuestra empresa?” (2013), “¿Cómo generar Valor en las empresas” (2012), “¿Qué hace especiales a las empresas?: La Ventaja Competitiva a inicios del Siglo XXI” (2011) y “Una Aproximación al Retail Moderno” (2011).

“Alto a los actos de piratería en línea” es lo que significa S.O.P.A., la polémica ley que acaba de generar una alborotada discusión que nos ha llevado a pensar en el desarrollo que ha tenido internet, el rol que ha asumido esta red en nuestra sociedad y su impacto en la civilización. Es que esta suerte de “paraíso” de la información en el cual vivimos, crecemos y nos desarrollamos, y en el cual se ha convertido la red, se ve fuertemente amenazado por la mencionada normativa.

La ley S.O.P.A. plantea cambiar el mundo en el que estamos inmersos. Sin analizar si esta ley es buena o mala (o si está bien o mal), su aplicación implicaría un cambio radical, extremo y dramático en nuestras vidas. Si internet varió la forma de ver nuestro mundo y cómo vivimos, bueno, esta ley pretende alterar la forma en que nos comunicamos, desarrollamos y nos relacionamos con la información y el mundo.

Probablemente, la globalización ha llegado al nivel pragmático, real (más allá de lo académico) y de desarrollo que goza debido a la web, herramienta mediante la cual podemos comunicarnos y compartir con personas en cualquier lugar del planeta. Más allá de las relaciones amicales, internet ha originado el desarrollo, constitución y consolidación de redes que han permitido que muchas personas viajen a otros países, generen oportunidades laborales y empresariales; se planteen y desarrollen proyectos de negocios, artísticos y de cualquier tipo, sin movernos físicamente de nuestros “centros de operaciones”, y un largo etcétera.

Por eso es que se puede afirmar que la aplicación de la ley S.O.P.A. significaría quizás el fin de internet, tal cual lo conocemos. Esto es algo que debe preocuparnos porque nuestro ámbito y forma de actuar laboral y personal, serían muy diferentes. Imaginemos un mundo en el cual no tengamos acceso a las toneladas de información que la web nos ofrece. Situación muy extraña a la forma de vivir a la que estamos acostumbrados desde hace varios años.

Sin embargo, existen muchos expertos que afirman la necesidad de que internet sea más normado, lo cual me plantea una gran incógnita: ¿no es justamente esta libertad en la que se basa internet, el principal detonante del desarrollo que la web ha logrado y sobre la base de la cual se fundamenta su aporte a la Humanidad?

Los que están a favor de la ley son los defensores de los derechos de autor, según el cual los creadores deben recibir alguna retribución económica por sus obras, creaciones o ideas o, en todo caso, se debe hacer referencia a su autoría ante el uso de las mismas. Queda claro que todos deberíamos recibir el reconocimiento acerca de nuestras ideas, propuestas, creaciones u otros; sin embargo, en la red muchas veces se pueden encontrar espacios en los cuales este reconocimiento no existe (ni económico ni de ningún tipo). Sin embargo, esto también se presenta en otros ámbitos de nuestra sociedad que van desde lo más variados; desde las artes, hasta industrias de diversa índole.

Seamos conscientes de que internet nos ofrece actualmente la posibilidad de informarnos de cualquier tema dentro de los diversos ámbitos del conocimiento, de forma rápida y segura (si sabemos discriminar fuentes y además “cruzar” información). Y si esto ya no fuera posible, sería un retroceso para la mayoría de nosotros. Sería regresar en el túnel del tiempo, volver a épocas no tan lejanas (digamos, por ejemplo, los primeros años de los 90), en los cuales internet no era masivo y nuestro acceso a la información y al conocimiento humano era tremendamente limitado; era un privilegio de algunos, lo cual acentuaba las diferencias entre las personas.

Se debe reconocer que muchas industrias se han visto golpeadas por el desarrollo de internet y se debe tomar en cuenta que en el mundo empresarial siempre se esperarán resultados económicos, porque se trata de su naturaleza y fin; por ello, sus modelos de negocio tendrán que adaptarse y evolucionar en función de las nuevas reglas de juego que internet plantea desde hace varios años y reformular las maneras a través de las cuales generar ganancias.

Hay que reconocer que las grandes corporaciones podrían hacer uso de argumentos legales, a riesgo de que el mundo cambie y esta transformación no beneficie a la mayoría, sino solamente a una pequeña parte de la población mundial, entre la cual están las grandes organizaciones con intereses económicos en el tema.

No estoy en contra de la actividad empresarial y el mercado (es más, me considero un defensor de ambas), pero creo que la solución a voces y alternativa a la ley S.O.P.A. es que las empresas solucionen este problema a través de la innovación: los ejecutivos deben pensar cómo internet puede beneficiar a sus compañías y cómo puede crear modelos de negocios que les permitan ganar dinero en un mundo que ya no volverá a ser el mismo, jamás.

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