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Los Añaños: peruanos for export
Mar, 22/05/2012 - 15:47

Emilio Humberto García

Perú, marca país: ¿estamos preparados para que nadie nos pare?
Emilio Humberto García

Emilio Humberto Garcia Vega es profesor, consultor, asesor de empresas, e investigador de Estrategia Empresarial y Marketing. Licenciado en Administración y MBA de la Universidad del Pacífico (Lima, Perú). Ha desarrollado libros y publicaciones diversas en los temas mencionados, además de realizar asesorías, dictado de cursos y seminarios en el Perú, Argentina, Uruguay, Guatemala y Costa Rica. Es docente de la citada universidad desde 2003 e investigador asociado de la misma. Es especialista en Planeamiento, Implementación y Control de Estrategias Empresariales y de Marketing. Autor de los libros “¿Con quién compite nuestra empresa?” (2013), “¿Cómo generar Valor en las empresas” (2012), “¿Qué hace especiales a las empresas?: La Ventaja Competitiva a inicios del Siglo XXI” (2011) y “Una Aproximación al Retail Moderno” (2011).

En el ámbito de los negocios peruanos, hace algunos días llamó mucho la atención la emisión de bonos de AJE, operación por la cual llegaron a levantar US$300 millones de agentes extranjeros de Estados Unidos, Latinoamérica, Europa y Asia, a una tasa anual de 6,50%, con vencimiento al 2022. Otro golpe estratégico de una de las empresas estandarte de la economía peruana y del orgullo de dicho país.

Según un artículo del diario peruano de negocios Gestión, Gonzalo Begazo, vicepresidente Ejecutivo de Administración y Finanzas de AJE manifestó: “Estamos extremadamente satisfechos con el éxito de esta emisión la cual representa el debut de AJE en los mercados internacionales de capitales. Las órdenes de inversión recibidas, de más de 160 inversionistas institucionales, superaron en aproximadamente diez veces el monto ofertado”.

La misma fuente señala que los bonos han recibido calificaciones de BB de Standard & Poor’s y BB+ a cargo de Fitch Ratings. Según Perú.com, los instrumentos financieros fueron colocados a través de una asociación de suscriptores encabezados por BofA Merrill Lynch.

La historia de la familia Añaños es ¡impresionante! Su aventura empresarial se forma en el interior del país, para ser más exactos en Ayacucho (el departamento del Perú más afectado por la violencia terrorista de la década de los ochentas). Se iniciaron en la comercialización de gaseosas embotelladas de forma artesanal en botellas de cerveza. Luego, saltaron a la selva aprovechando beneficios tributarios, y poco a poco, fueron conquistando el interior del país hasta llegar a Lima.

En la capital del Perú, desarrollan un enfrentamiento directo y encarnizado con las gaseosas tradicionales de origen transnacional y con Inca Kola (otro “lovemark” nacional y “estandarte” de la  peruanidad). En medio de esta batalla deciden empezar la internacionalización empezando en México y allí se inicia su historia más grande (aún). Actualmente tiene presencia en América, Asia y Europa y, por ejemplo, son partners regionales del Club Atlético Barcelona (de España). Se trata de una organización que ha demostrado que los sueños empresariales realmente pueden no tener límites.

El imperio que día a día viene creciendo, fue consolidado sobre la base de una estrategia de Liderazgo en Costos, en un momento en el cual el poder adquisitivo del peruano promedio y del más pobre estaba por el suelo (la década de los 90), aunque dispuesto a pagar “un precio justo” por una buena gaseosa.

Además, cuenta la historia que su flota de distribución fue formada por pequeños empresarios con camiones que estaban dispuestos a comercializar las gaseosas de los Añaños de manera que la inversión en canales fuera mucho menor que la esperada (la de una transnacional, por ejemplo). Así sortearon una barrera de entrada bastante complicada, ingenio estratégico que es motivo de estudio en ámbitos académicos nacionales e internacionales. Hoy AJE, cuenta con negocios en bebidas gaseosas, jugos, bebidas isotónicas, cervezas, aguas de mesa, entre otros.

¿Cuál será el futuro de este grupo económico? Si algo han demostrado los Añaños es su ambición empresarial -en el buen sentido de la palabra-, la total seguridad de que sus sueños no tienen límites. Así, veremos hasta dónde llegan sus marcas y sus éxitos empresariales. Todos los peruanos que aspiran a ser empresarios (o que lo son) deberían entender el poder que puede tener una visión clara y comprender la fuerza que emana de la innovación, la cual nos puede llevar a cuestionar lo empresarialmente establecido y desarrollar las cosas de manera diferente a lo tradicional.

Deberíamos cambiar de “ídolos”. Podría plantear que en vez de admirar (o idolatrar) a nuestros futbolistas (cada vez más alicaídos y llenos de derrotas tras derrotas), los peruanos podríamos admirar -o prestar más atención- a los empresarios peruanos que se hicieron de la nada y que ahora están conquistando el mundo. Aquellos que generan valor para propios y extraños. A eso deberíamos apuntar, a generar una cultura emprendedora y no dependiente y demandante de todo. Menos protestas y más emprendimientos; más innovación y menos pliegos de reclamos, más progreso y menos enfrentamientos.

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