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Los empleados, otra vez en la mira de las empresas
Mié, 14/09/2011 - 08:57

Allan McCrea Steele

Todo lo que un CEO espera de las relaciones públicas
Allan McCrea Steele

CEO en Edelman Sudamérica, y anteriormente fue CEO en Aja Espil. Asimismo, se desempeñó como Director de Comunicaciones para América Latina de Ares-Serono Group, y como Gerente General de la Fundación Serono. Ha desarrollado e implementado programas de relaciones públicas para clientes como Bell Atlantic, Telecom, British Gas, Pepsi Cola, Esso, Banco de Santander, Böehringer Ingelheim, Johnson & Johnson y Oracle, entre otros. Es graduado en Relaciones Públicas de la Universidad Argentina de la Empresa (UADE).

La última década estuvo marcada por una ola de nuevas tendencias en comunicaciones: el surgimiento de los PNT (publicidad no tradicional), la responsabilidad social empresarial -entendida por muchas empresas como estrategias de marketing hacia la comunidad-, el nacimiento de las redes sociales; todas iniciativas con un marcado foco en el público externo, una audiencia clave para todas las empresas, y por ello objetivo de gran parte de sus acciones.

Pero en estos tiempos vertiginosos, donde las comunicaciones externas crecieron y tanto los departamentos internos como los presupuestos de las firmas de relaciones públicas se vieron beneficiados, un público clave quedó rezagado: los empleados.

Las crisis económicas de los últimos años, el incremento de M&As en todo tipo de industrias y las crisis corporativas que golpearon a grandes como Toyota y BP, demostraron una vez más que poco se puede hacer en materia de comunicación externa cuando “la casa no está en orden”.

Es momento de revisar, mezclar y dar de vuelta. Las estrategias basadas en carteleras y House Organs quedaron obsoletas. Hoy el público interno demanda igual o mayor comunicación y transparencia que los consumidores y clientes.

Es tiempo de repensar las estrategias, pasar de compartir conocimiento a generar compromiso, y las comunicaciones juegan un papel clave para lograrlo. En esta nueva era es vital comprender el escenario multidireccional en el que se desenvuelven, con mensajes a medida, una mayor narración, historias propias compartidas y múltiples canales para motivar la conversación.

En este sentido, un plan de Employee Engagement (Compromiso de los Empleados) debe estar apoyado en motivadores emocionales y racionales, siendo los principales:

*Propósito: el disfrute en el trabajo diario, la autonomía para la toma de decisiones y la oportunidad de aplicar los talentos y habilidades.

*Confianza: creer en la capacidad de la alta dirección para dirigir la compañía en la dirección correcta; involucra una voz y una comunicación abierta, honesta y creíble.

*Crecimiento: oportunidades de desarrollo profesional, además de una evaluación del desempeño justa.

*Afiliación: conexión y relaciones con la gente y la organización - sentimiento de "ser parte del equipo”.

*Foco en el cliente: estándares de excelencia reconocidos interna y externamente; proveer productos, servicios e interacciones que satisfagan a los clientes.

*Reconocimiento: sentirse apreciado y valorado por las contribuciones como resultado de un intercambio permanente de ideas entre el individuo y el supervisor.

*Recursos: el volumen de trabajo y prioridades, así como la información, tecnología, herramientas y apoyo para hacer el trabajo.

*Beneficios: la remuneración y los beneficios -tangibles e intangibles-, logrando una retribución financiera justa con el esfuerzo y la contribución individual.

Aquellas empresas que desarrollen planes basados en los intereses de los empleados y logren establecer una cultura de diálogo, estarán a la vanguardia. Generar una conexión emocional e intelectual por parte de los empleados para con la empresa tendrá un impacto positivo, demostrado a través de actitudes y comportamientos necesarios para que un negocio se desarrolle y crezca.

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