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Los fraudes electorales en Colombia
Mié, 23/05/2018 - 11:49

José E. Mosquera

La interconexión eléctrica Colombia-Centroamérica
José E. Mosquera

José E. Mosquera es periodista y escritor colombiano. Es columnista de los diarios El Tiempo, El Espectador, Portafolio, El Colombiano, El Mundo, La República, La Patria, El Liberal, El Universal y La Tarde (Colombia), La Nación (Costa Rica), La Prensa, La Estrella de Panamá y El Panamá América (Panamá), El Heraldo (Honduras), Tal Cual (Venezuela) y El Nuevo Diario (República Dominicana), entre otras publicaciones nacionales y extranjera.

Los candidatos presidenciales Iván Duque del Centro Democrático y Germán Vargas Lleras de Cambio Radical, sus fórmulas a la vicepresidencia y sus seguidores, condenan y linchan en las redes sociales al candidato de la izquierda, Gustavo Petro, porque exige a la Registraduría Nacional del Estado Civil, garantías y transparencia en el proceso electoral del próximo domingo. Una exigencia que tiene toda la lógica, dado que en Colombia desde el siglo XIX se viene presentando continuos fraudes electorales y seguimos teniendo una Registraduría Nacional, corrupta e infiltrada controlada por las mafias de los carteles de los fraudes electorales.

Los fraudes electorales están en el ADN de la Organización Electoral colombiana, una cuestión que ronda en la cabeza de la mayoría de los colombianos en cada elección. En elecciones al Congreso, gobernaciones, diputados, alcaldes, concejales y ediles se extienden serias de dudas sobre sus transparencias. En consecuencia, los escándalos y las denuncias se han convertido en hechos recurrentes.

La historia política colombiana esta plagadas de casos de adulteraciones electorales. Hace exactamente 114 años se cocinó el primer fraude electoral en el siglo XX en la elección presidencial, despúes de la Guerra de los Mil Días y la Separación de Panamá. Fue el fraude electoral de 1904, conocido como fraude de Padilla, orquestado por el gobierno de José Manuel Marroquín, con las falsedades en las elecciones en La Guajira para elegir como Presidente a Rafael Reyes y derrotar a Joaquín F. Vélez Villamil.

En aquella época la elección presidencial era indirecta, se votaba para escoger los dignatarios de un Colegio Electoral que era el que escogía al Presidente de la República. Finalmente, Reyes con la trampa derrotó al candidato Vélez por dos votos.

El segundo caso más sonado fue el fraude electoral de 1970, cuando el gobierno de Carlos Lleras Restrepo, (abuelo de Germán Vargas), orquesto el fraude contra el candidato de la Alianza Nacional Popular (Anapo) del exdictador Gustavo Rojas Pinilla, quién en los primeros conteos iba ganando la contienda. Entonces, el presidente Lleras, ordenó la suspensión de las transmisiones de los resultados por la radio, ordenó toque de queda en todo el país, y en la mañana siguiente apareció electo como Presidente de la República, Misael Pastrana Borrero, (padre de expresidente Andrés Pastrana)

El tercer gran fraude electoral en una elección presidencial lo revela el ex director de Informática del Das, Rafael García a la Fiscalía, señalo que durante las elecciones legislativas del 2002, el Bloque Norte de las Autodefensas ( paramilitares), fraguó "un fraude electoral de proporciones gigantescas para llevar al Congreso a candidatos en los departamentos del Cesar, La Guajira, Magdalena y Bolívar".

García en sus declaraciones, reveló que "dado que todos estos candidatos apoyaban a Álvaro Uribe Vélez, en su aspiración presidencial, el fraude fue repetido para las elecciones presidenciales”. Dice que “ aportándole a Uribe aproximadamente 300.000 votos, sin los cuales no hubiera triunfado en primera vuelta".

En aquella elección del 2002, el expresidente Uribe, gano presidencia con 5.862.655 votos, equivalentes al 53 % de los votos. Por lo tanto, las revelaciones de García, cobran relevancia cuando se examina que los 337.085 votos que sacó en los departamentos de Magdalena, Córdoba, Cesar y La Guajira fueron los que determinaron su triunfo en la primera vuelta en contra del candidato liberal Horacio Serpa.

Con todos estos antecedentes antes de las elecciones del 11 de marzo, el Centro Democrático, el parito político del ex presidente Uribe lanzó toda clase de acusaciones en contra de la Registraduría Nacional sobre un virtual fraude electoral, igual como lo hicieron durante el plebiscito.

Ahora el expresidente Uribe, máximo líder de aquel grupo político y beneficiario de aquel fraude que reveló el ex funcionario del Das, acusa al presidente Santos y al candidato Vargas de orquestar un fraude electoral. En un trino escribió hace poco expresó: “Por qué la Gobernación de Cundinamarca se dedica a hacer política, no le importa la ley, como a Santos tampoco le ha importado para robarse más elecciones!”.

En el patrón de los fraudes electorales se observa que los protagonistas de muchos de ellos sufren de amnesia crónica y como buenos autistas salen ahora acusar a ahora a Gustavo Petro de buscar incendiar al país.

Hace ocho años el candidato Germán Vargas, en unas declaraciones a la Agencia de noticias Colprensa y que registraron los diarios El Universal, El Colombiano, La Patria y Vanguardia Liberal, dijo, "Siento temor por el riesgo de que se alteren los resultados en estas elecciones desde la misma Registraduría, pues ahí hay mafias estructuradas que podrían modificar los resultados. Por eso insisto en que deben digitalizarse los resultados, para así evitar este tipo de riesgos".

Actualmente el candidato Vargas de manera cínica critica a Petro y solicita que “"respete" las instituciones electorales colombianas”. Entre tanto, su fórmula a la vicepresidencia, Juan Carlos Pinzón, lo califica de “irresponsable decir que se van a robar las elecciones”. Cuando 4 días antes de las elecciones de 11 de marzo, el Fiscal General, Néstor Humberto Martínez, miembro del partido Cambio Radical, señaló que existían amenazas de fraude electoral en 772 municipios y durante la jornada electoral se contabilizaron decenas denuncias sobre fraudes electorales en todos los departamentos que reposan en los anaqueles de la fiscalía sin ser resueltas. En conclusión, con todos estos antecedentes y muchos más sucedidos en décadas, el candidato Gustavo Petro tiene la razón en prender las alarmas.

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