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Los frentes de Trump
Mié, 16/05/2018 - 11:46

Yuriria Sierra

Latinoamérica contra el narco
Yuriria Sierra

Yuriria Sierra es conductora de Cadena Tres Noticias y de Imagen Informativa (México), así como columnista habitual de Excélsior.

Es el día de la inauguración. Una nueva oficina de representación está lista. A la fiesta acuden figuras de primer nivel, del lado de los anfitriones territoriales y de los otros, de sus amigos, mismos que esperan cientos de aplausos por su decisión —emanada de su comprensivo corazón— y que los llevó a instalarse en esa región. Y el listón es cortado, la placa develada. La champán comienza a circular, las copas se chocan, los canapés se ofrecen. Es el día en que estos dos socios afianzan su pacto de amistad.

A kilómetros de ahí, uno de estos anfitriones, el territorial, se enfrenta con sus vecinos. Disparan, lanzan gases. No se repara en el uso de la fuerza, si de algo sirve la violencia, lo dejarán asentado. Sólo quieren defender su territorio de quienes, dicen, se lo quieren arrebatar, aunque la propiedad y a quien le corresponde es ya lo de menos. Y dirán que es un acto “en defensa propia”. Lo curioso es que ésta, su defensa, mató a más de 60 personas, incluidos niños, en menos de 48 horas. ¿Qué daño hace un menor a la soberanía de cualquier territorio? ¿Por qué lanzar un ejército contra un infante?

El otro anfitrión, luego del recibimiento y el festejo, y a manera de reciprocidad, sale en defensa de su amigo: nadie habría actuado con mejor contención que tú, dice frente al resto del vecindario que reprueba aquella ceremonia, sus motivos y la respuesta a las críticas recibidas. También reitera que su amigo sólo respondió a una provocación, que su aliado sólo busca la paz, pero apoya que tampoco cruce los brazos frente a las agresiones. Y es que, piensan, hay tanta mala voluntad alrededor, que por eso se tuvo que enviar un mensaje; tú, amigo mío, no estás solo, aquí estoy yo para defenderte y para justificar tu violencia como mecanismo de defensa.

Y, así, Estados Unidos e Israel reaccionan a la coyuntura. El lunes, Ivanka Trump y su esposo, Jared Kushner, asistieron a la apertura de la embajada de su país en Israel. Ya no en Tel Aviv, sino en Jerusalén, como si faltaran razones para el conflicto con Palestina. Los ojos de mundo levantaron las cejas, movieron su cabeza en señal reprobatoria, pero, aun así, Estados Unidos defendió no sólo la ubicación de su embajada, sino también la reacción del gobierno israelí ante las protestas que se agudizaron el lunes. Mientras Ivanka Trump recibía aplausos, el ejército enviado por Benjamin Netanyahu disparaba contra civiles del otro lado de la frontera con Gaza. Estados Unidos sostiene que los responsables de la violencia y los muertos son, justamente, los muertos, no quienes les dispararon. Acaso reparte responsabilidad a los aliados palestinos.

Así es la diplomacia de Donald Trump. El día de la inauguración de la embajada en Jerusalén —y que no debió moverse de Tel Aviv—, ya con las protestas en marcha, envió felicitaciones a Israel vía Twitter. Ni un ápice de empatía con un conflicto más añejo que su incipiente carrera empresarial o de celebridad, ya no digamos política. No importan los efectos, no importan los muertos... sólo la infantil demostración de poder.

No es el único gobierno que actúa de esta manera. Tal vez porque no ha llegado el momento de que Trump y... digamos, Maduro, se sienten a platicar de sus coincidencias, que serían más de las que quisieran... pero mejor no doy ideas. Son varios los países en donde se utiliza la violencia como medida de represión. Sucede también en Nicaragua, por ejemplo. Y esto se vuelve aún más peligroso cuando se comparte la idea de la violencia como argumento para defender causas que, en la lógica colectiva, están perdidas. La violencia no será jamás un argumento/estrategia válido contra la crítica o la oposición. Menos cuando hay vidas de por medio.

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