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México: otra vez Javier Sicilia
Vie, 17/08/2012 - 10:08

Leo Zuckermann

¿Puede comprarse el voto en México?
Leo Zuckermann

Leo Zuckermann es analista político y académico mexicano. Posee una licenciatura en administración pública en El Colegio de México y una maestría en políticas públicas en la Universidad de Oxford (Inglaterra). Asimismo, cuenta con dos maestrías de la Universidad de Columbia, Nueva York, donde es candidato a doctor en ciencia política. Trabajó para la presidencia de la República en México y en la empresa consultora McKinsey and Company. Fue secretario general del Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE), donde actualmente es profesor afiliado de la División de Estudios Políticos. Su columna, Juegos de Poder, se publica de lunes a viernes en Excélsior, así como en distintos periódicos de varios estados de México. En radio, es conductor del programa Imagen Electoral que se trasmite en Grupo Imagen. En 2003, recibió el Premio Nacional de Periodismo.

En vísperas de la elección presidencial, el movimiento de víctimas de la violencia que lidera Javier Sicilia se reunió por separado con los cuatro candidatos en el Castillo de Chapultepec. El poeta tomó el micrófono y les recetó una serie de críticas durísimas a cada uno de ellos. Ese mismo día entrevisté a Sicilia. Lo felicité, una vez más, por lo que había logrado. Le dije que el evento de ese día era una muestra de cómo el país había cambiado. “¿Te imaginas, Javier, a Gustavo Díaz Ordaz, cuando era candidato del PRI a la Presidencia, ahí sentado escuchando tus críticas?”, le pregunté. “Desde luego que no”, me contestó, reafirmando la percepción de que México efectivamente ha cambiado. El hecho es que Sicilia les sacó sus trapitos sucios a Josefina, López Obrador, Peña y Quadri y ellos tuvieron que aguantar la retahíla.

No es poco lo que ha logrado Sicilia con su movimiento en un espacio breve de tiempo. Primero logró formar una organización de personas agraviadas por la maldita violencia de este sexenio. Luego, gracias a su movilización, puso el tema de las víctimas en la agenda pública nacional: los hizo visibles. Posteriormente tuvo un par de debates memorables con el presidente Calderón. También se reunió con otros representantes de las instituciones políticas nacionales. Con el Poder Legislativo logró que se aprobara una ley de víctimas que resultó muy incómoda para el presidente Calderón quien la acabó vetando. Amén, por supuesto, de la inédita reunión con los candidatos presidenciales donde, con toda apertura, los criticó por sus distintos defectos.

En fin, que es mucho lo que ha logrado Sicilia y su movimiento en tan poco tiempo. En este sentido, cada día admiro más a Javier, quien ha hecho de una terrible tragedia personal un ejercicio cívico de movilización social para resolver el tema de la maldita violencia.

Ahora Sicilia abre un nuevo capítulo de su lucha a favor de las víctimas. Ha llevado a su movimiento a Estados Unidos con una nueva Caravana por la Paz. Y es que nuestro vecino del norte tiene mucha responsabilidad en el problema de la maldita violencia. Su gran apetito por las drogas ha llevado al desarrollo de poderosos cárteles mexicanos que trafican la apreciada mercancía. El gobierno estadunidense, en vez de tratar el asunto del consumo y la adicción de las drogas como un problema de salud y educación públicas, ha alentado la idea de una “guerra” contra ellas, no en su territorio nacional, pero sí en los países proveedores como México y Colombia. De esta forma, la demanda estadunidense de drogas ha generado una gran violencia en las dos naciones. Para terminarla de amolar, Estados Unidos es el proveedor de las armas, ya que en ese país es legal la compra-venta de armamento, incluidos rifles automáticos de alto calibre.Ellos ponen la nariz, nosotros los muertos. Ellos venden las armas, nosotros las metanfetaminas. Ellos declaran una “guerra”, nosotros mandamos a los soldados.

El hecho es que hay muchísima responsabilidad de los estadunidenses en lo que está sucediendo en México. De ahí el valor de la nueva Caravana por la Paz de Sicilia por Estados Unidos que comenzó en la frontera entre Tijuana y San Diego, visitará una veintena de ciudades y terminará en Washington D.C. Con unas decenas de personas, a las cuales se sumarán contingentes en cada localidad, la meta de este nuevo ejercicio de movilización social es, de acuerdo al propio Javier, “poner en la conciencia del ciudadano estadunidense y en la agenda la responsabilidad que tienen en nuestro dolor, en nuestra guerra”. El poeta considera que “es necesario que en Estados Unidos se atienda que el verdadero problema que es el control y la regularización de armas y orquestar un ataque frontal y real, porque todo ha sido una farsa”.

De acuerdo con una nota de CNN, que entrevistó hace poco a Sicilia, ésta puede ser la última movilización que lidera. El poeta al parecer está considerando irse a un retiro espiritual a Francia: “Quiero irme, ver dentro de mí y encontrar mi soledad… y el fin del dolor por mi hijo”. Muy comprensible esta postura, aunque lo vayamos a extrañar.

*Esta columna fue publicada originalmente en Excelsior.com.mx.

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