Ah-tem lo lah-vad: ustedes no están solos. Estas palabras se las dijo el presidente estadunidense, Barack Obama, en Jerusalén, a jóvenes israelíes en un gran discurso pronunciado en su reciente gira por Oriente Medio.

El viaje a Israel estaba pendiente desde hace tiempo. De hecho, Obama no fue durante su primer periodo presidencial a Israel ni una sola vez, a pesar de haber viajado por el mundo.

La gira arrancó con tensión. La relación entre Barack Obama y el primer ministro israelí, Benjamin Nentanyahu, no era buena. Durante la campaña presidencial del año pasado, Nentanyahu mostró su simpatía por Mitt Romney, candidato de los republicanos. Ya desde la elección de 2008 Bibi había hecho cabildeo abierto en contra de Obama.

Con ese antecedente, las cámaras de televisión israelíes cubrieron cada minuto de la gira de Obama. En ellas se pudo ver a Bibi y a Barack sonrientes, bromistas, incluso, y con una cercanía que ya hacia el final de la gira tenía a Obama caminando lado a lado de Nentanyahu, tocándole amistosamente la espalda.

La gira fue un éxito. Nadie esperaba que se firmara un acuerdo de paz entre israelíes y palestinos. La verdad es que se esperaba muy poco de ese viaje. Pero al final Obama logró transmitirle al pueblo de Israel que su gobierno no los tiene abandonados; que su administración está preocupada por lo que sucede en la región y que apoya la existencia del estado de Israel y está en contra de las voces, como las iraníes, que la cuestionan.

En el discurso de Jerusalén Obama le habló a los jóvenes y les pidió que sean ellos quienes le exijan a sus gobernantes la paz. Que sean ellos quienes pidan dejar atrás los rencores del pasado y caminar para buscar un futuro que asegure la existencia de Israel al lado de un Estado palestino.

En unas cuantas palabras Obama logró la defensa del sionismo y la demanda de un Estado palestino soberano y libre.

Obama obtuvo así un acercamiento con su aliado más importante en Oriente Medio. También consiguió que el primer ministro de Israel se comunicara por teléfono con su contraparte turca para ofrecer una disculpa por un incidente con una flotilla humanitaria ocurrido en 2010 en el que murieron ciudadanos turcos a manos de israelíes.

Con ello, Obama logró dejar contento también a su otro importante aliado de la región. Ambos, Israel y Turquía son clave para lograr avanzar en una solución para Siria.

No fue la paz. Los conflictos en la región siguen. Pero el Obama que muchos critican por ser puro bla, bla, bla, no olvidemos que fue quien puso una de las semillas para que sucediera la Primavera Árabe con el discurso que dio en El Cairo en 2009.

Ahí también se dirigió a los jóvenes y fue a ellos a quienes les dijo que lucharan por su libertad y la democracia.

Un discurso no resuelve problemas como los que enfrentan en Israel y Palestina… pero por qué no fijar esperanzas en que haya dejado, ahora también, una semilla.

*Esta columna fue publicada originalmente en Excelsir.com.mx.