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Perú: nuestra papa no rinde
Vie, 31/05/2019 - 11:57

Paulo Yvan Almeida

¿Cómo reducir el desperdicio de alimentos desde la agricultura?
Paulo Yvan Almeida

Paulo Yvan Almeida es director regional de Yara South Pacific.

El Perú es uno de los 15 principales países productores de papa en el mundo. Contamos con 3.000 de las 5.000 variedades existentes. Tenemos las condiciones climáticas y de suelo para sembrarlas desde el nivel del mar hasta los 4.700 metros de altitud y es uno de los alimentos que más consumimos los peruanos en diferentes platillos, como la causa y el cau cau. Motivos y razones de sobra para celebrar el Día Nacional de la papa, cada 30 de mayo. Sin embargo, desde la perspectiva de la productividad por hectárea, ¿por qué ocupamos el puesto 122 del ranking de países productores?

Según el Anuario de Productos Agrícolas que difunde el Ministerio de Agricultura y Riego (Minagri), el rendimiento promedio nacional fluctúa entre las 14 y 15 toneladas por hectárea, cifra inferior en 26% respecto del promedio mundial. Resulta extraño que, siendo el país de origen de este tubérculo milenario, tengamos rendimientos menores que nuestros países vecinos, que oscilan entre 16-18 tn/ha (Ecuador), 19-20 tn/ha (Colombia), 21-22 tn/ha (Chile) y 29-30 (Brasil). Si miramos el resto del mundo, la comparación es más preocupante, teniendo rendimientos promedios en Alemania, Países Bajos y Estados Unidos superiores a las 50 toneladas por hectárea.

¿Qué está pasando con la productividad de las 710 mil familias que producen este cultivo? Una de las principales causas de esta realidad es la baja o nula aplicación de fertilizantes nitrogenados y/o minerales en todo el ciclo productivo de la papa. El último Censo Nacional Agropecuario (2012) demuestra que la agricultura peruana se caracteriza por una aplicación limitada de fertilizantes; es decir, más del 55% de agricultores no aplica ningún tipo de fertilizantes por desconocimiento, falta de acceso o por tradición; mientras que, de los que sí utilizan (44%), únicamente el 25% aplica un programa de nutrición de cultivos adecuado y dosificado.

Para diseñar un programa de nutrición de cultivos balanceado hace falta conocimiento técnico y experiencia. En la mayoría de casos, sobretodo en unidades agropecuarias de menos de 5 hectáreas (el 81% del universo agrícola peruano), el conocimiento se transfiere de generación en generación. Esto presenta un problema cuando el agricultor no tiene acceso a información técnica o recursos para realizar un análisis de suelo para medir los niveles de ph o nivelar la deficiencia de nutrientes que presenta, por ejemplo.

La FAO señala que, a fin de obtener altos rendimientos, los fertilizantes minerales son necesarios para proveer a los cultivos con los nutrientes que requiere para un óptimo crecimiento. Tan importantes son los fertilizantes que el 50% de los alimentos que consumen los humanos y los animales se producen gracias a su uso. De esta manera, la productividad puede a menudo duplicarse o hasta quintuplicarse dependiendo del tipo de suelo y el cultivo. De conseguir elevar la productividad, el productor de papa a nivel nacional lograría recuperar su inversión y generar mayores ganancias, incluso frente a un escenario como el de ahora de bajos precios por kilo (entre S/ 0.70 y S/ 0.85).

Los fertilizantes complejos NPK con micronutrientes pueden ser más costosos que las mezclas físicas o la urea -principal insumo para fertilizar-, sin embargo, en la práctica agrícola la disminución del rendimiento y de la calidad del cultivo puede ser fácilmente mayor que el ahorro obtenido comprando y aplicando productos de baja calidad.

Entonces, resulta indispensable que el gobierno, el sector privado, la sociedad y los gremios acompañen el campo con programas de transferencia de conocimiento, que brinden herramientas a los medianos y pequeños agricultores para adoptar buenas prácticas de nutrición. Si tan solo lográramos que el 55% de agricultores que no aplica fertilizantes lo hiciera, la productividad por hectárea incrementaría exponencialmente y también la economía de las familias productoras de papa.

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