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Preparar la transición con Chávez vivo: ¡una decisión a la cubana!
Mié, 12/12/2012 - 09:56

Carlos Antonio Romero Mendez

Elecciones presidenciales en Venezuela: ¿final fotográfico?
Carlos Antonio Romero Mendez

Carlos Antonio Romero Méndez es venezolano y politólogo y doctor en Ciencias Políticas. Obtuvo la Licenciatura en Estudios Políticos y Administrativos en la Universidad Central de Venezuela en 1978, la Maestría en Ciencias Políticas en la Universidad de Pittsburgh (EE.UU.), en 1979, y el Doctorado en Ciencias Políticas en la Universidad Central de Venezuela en 1989. Es autor de cinco libros, más once en colaboración, ha publicado más de 100 artículos académicos y ha participado en más de 300 eventos académicos nacionales e internacionales como conferencista y panelista. El profesor Romero ha sido subdirector (1996-1998) y director, en dos ocasiones, (1998-1999 y 2005-2006) del Centro de Estudios de Postgrado de la Facultad de Ciencias Jurídicas y Políticas de la Universidad Central de Venezuela; coordinador del Doctorado en Ciencias Políticas de esa Facultad (1992-1999); asesor del Ministerio de Relaciones Exteriores de Venezuela (1991-1992 y 1999) y coordinador de varios proyectos internacionales de carácter académico, entre otros, con el Social Science Research Council (1989), la Fundación Tinker (1992 y 1993) y la Fundación Friedrich Ebert (2006 y 2011).

Los rumores sobre la enfermedad del presidente Chávez fueron confirmados por él mismo. El presidente sigue afectado del cáncer en la pelvis y tiene fuertes dolores en la pierna derecha. En este contexto, Chávez se ve obligado a regresar a La Habana y a practicarse una nueva operación.

Los rumores sobre la salud del presidente fueron muy repetitivos desde los comienzos del mes de noviembre de 2012. Su desaparición de la esfera pública indicaba que “algo” estaba pasando. La gravedad del asunto lo obligó a pedir permiso para ir a La Habana. Los exámenes practicados confirmaron que el cáncer no ha desaparecido.

Las consecuencias políticas son muy claras y transcendentes. En primer lugar, las elecciones de este próximo día 16 de diciembre pasan a un segundo plano y se convierten en “fiambre”, tal como se dice en el ambiente periodístico cuando una noticia es vieja o no es importante.

En segundo lugar, la decisión de nombrar a Nicolás Maduro como encargado del poder Ejecutivo y como eventual candidato del oficialismo es muy importante. Da igual, sea el caso de que Chávez esté impedido para ejercer lo que le quede de este período presidencial o no pueda comenzar el nuevo período. Esto no quita que se siga abriendo un debate sobre quién hereda a Chávez.

En tercer lugar, el anuncio de la enfermedad -grave, pero no terminal-, coloca muchas dudas sobre qué va a pasar con la oposición.

En cuanto al prime punto, nuestra visión es que en estas elecciones se va a generar una alta abstención, sobre todo en el sector de oposición. Es tal la crisis general del país, institucional, política y económica, que el potencial elector estará distraído por la noticia de Chávez y no va a ir a votar.

De alguna manera, a la oposición, ya en desventaja frente a la maquinaria electoral del gobierno, le cae como un baño de agua fría la noticia de la enfermedad de Chávez. El elector racional piensa que nada va a pasar por el resultado electoral. Estas elecciones del próximo domingo serán tristemente recordadas por inútiles y cuidado si a última hora el Consejo Nacional Electoral (CNE) las suspende.

En cuanto a la designación de Nicolás Maduro, esto tiene una ventaja para él. Pero esto no significa que se quede ejerciendo la jefatura del Estado, entre otras cosas porque en tan solo algunos días Chávez puede volver a Caracas.

Recuérdese que el Ministro de Información cometió la gaffe de decir que Chávez regresaría para la toma de posesión de su nueva presidencia. Este tema en consecuencia está abierto a cualquier posibilidad. Nosotros hemos planteado que la variable -enfermedad de Chávez- es independiente y uno no sabe a ciencia cierta qué puede pasar.

La noticia de la enfermedad recurrente de Chávez afecta mucho a la oposición. En primer lugar, tal como lo dijimos previamente, disminuye el número de votantes que pudieran sufragar por la oposición el próximo domingo 16.

En segundo lugar, la posibilidad de una eventual nueva elección presidencial abre el debate de sobre la candidatura presidencial de la oposición. Desde ya se están formando pequeños comandos -por “si acaso” en torno a las figuras de Henrique Capriles, Antonio Ledezma y Leopoldo López. Y no es descartable que salga a la palestra una figura nueva. Desde luego que una eventual derrota de H. Capriles en la elección de gobernador del estado Miranda sería una especie de “jaque-mate”- para su aspiración de repetir como candidato presidencial.

Otra consecuencia para la oposición, en cuanto al estado de salud de Chávez, es que al abrirse el compás de los escenarios posibles para Venezuela en estos meses, la unidad opositora, ya fragmentada en estas semanas, se va a reducir aún más. Y esto lo decimos no sólo por el hecho de la falta de unidad en algunas candidaturas para gobernador y para los Consejos Legislativos, sino que varias iniciativas políticas se están dando al margen de la MUD, tal como la que llevan adelante AD y COPEI, cuyos dirigentes no sólo están promoviendo una amnistía general en ocasión de la Navidad, sino que también están tratando participar en el juego político del gobierno.

Así las cosas, el común denominador en la prensa internacional, en las agencias de noticias y en círculos diplomáticos es que se está asistiendo al comienzo del fin de la era Chávez y que sólo un golpe de suerte puede frenar la degeneración de su salud. Al mismo tiempo, se abren puentes con la directiva del PSUV y con gente del gobierno a fin de montar una plataforma de relaciones en el caso de que Chávez salga del poder.

En síntesis, la realidad venezolana vuelve a “sacudirse” con esta importante noticia y acelera el cuadro general de incertidumbre y crisis que se proyecta para el próximo año. En este momento, la mayoría de los factores de poder no descartan que Chávez regrese a la presidencia y gobierne unos años más. Otros más pesimistas proyectan un cambio de dirigentes muy pronto, con una tendencia a endurecer la práctica del poder.

¿Una jugada electoral? Sí, para apuntalar el voto oficialista y dejar atrás el voto opositor. Y al mismo tiempo, para preparar la transición desde adentro y con Chávez vivo; ¡una decisión a la cubana!

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