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¿Qué podría implicar la muerte de Al Bagdadi?
Lun, 11/11/2019 - 08:04

Farid Kahhat

Las buenas noticias que trae el fallido atentado a Times Square
Farid Kahhat

Peruano, doctor en Relaciones Internacionales, Teoría Política y Política Comparada en la Universidad de Texas, Austin. Fue comentarista en temas internacionales de CNN en español, y actualmente es profesor del Departamento de Ciencias Sociales de la PUCP (Perú) y analista internacional.

Mientras que Osama Bin Laden denominó Al Qaeda a la organización que fundó (frase que en árabe significa "La Base"), tras sucesivos cambios de nombre Bakr Al Bagdadi finalmente denominó a la suya Califato del Estado Islámico. Esa diferencia de nombres indica su diferente naturaleza. Al Qaeda pretendía ser un grupo insurgente organizado como una red compuesta por nodos autónomos, cuya dirección cumplía funciones logísticas, simbólicas y de coordinación, antes que las funciones propias del liderazgo en una organización piramidal. Al Bagdadi, en cambio, pretendía ser el Califa (es decir, el líder indiscutido, tanto en términos políticos como religiosos) de un Estado panislámico cuya extensión geográfica carecía de límites aparentes.

Por esa razón, en principio, el operativo estadounidense que dio muerte a Al Bagdadi tendría mayor relevancia política que el operativo estadounidense que dio muerte a Bin Laden. Pero existen algunas razones por las cuales convendría matizar esa conclusión. La primera razón parte de una constatación: las mayores cifras anuales jamás registradas de muertes por terrorismo, a nivel mundial, se produjeron después de la muerte de Bin Laden. Dato intuitivamente plausible cuando recordamos que Bin Laden fue muerto en 2011, mientras que el autodenominado Estado Islámico (EI) se creó en 2014. Recordemos que el propio Bakr Al Bagdadi alcanzó el liderazgo de la organización que convertiría en el EI (denominada inicialmente Al Qaeda, en Iraq), después de que fueran muertos los líderes que lo precedieron (Musab Al Zarqaui en 2006 y Rashid Al Bagdadi en 2010).

¿De qué dependen las consecuencias políticas y operacionales de la muerte del líder de un grupo insurgente o terrorista? Jenna Jordan compiló más de mil casos y llegó a algunas conclusiones. En primer lugar, grupos de inspiración religiosa o separatista (como el EI) suelen sobrevivir a la muerte de su líder en mayor proporción que aquellos que tienen en una ideología política su principal razón de ser. En segundo lugar, los grupos con un elevado nivel de organización burocrática tienen una mayor probabilidad de sobrevivir a la muerte de su líder: el EI es una organización con una autoridad jerárquica, una división interna del trabajo y una burocracia estable cuyos sueldos son parte del presupuesto de la organización.

Pero, entre las condiciones que enumera Jordan, también existen algunas que el EI venía perdiendo aún antes de la muerte de Al Bagdadi. De un lado, el respaldo de la comunidad en la que operan. Aunque el EI buscaba obtener respaldo por su agenda política (la construcción de un Estado panislámico), el que solía obtener derivaba de su capacidad para explotar reclamos locales (por ejemplo, el de parte de los sunníes sirios contra un sistema político represivo y excluyente o el de las comunidades locales por orden y seguridad en un contexto de guerra). De otro lado, su capacidad de recurrir a recursos locales. En su momento de auge el EI disponía de un ingreso de un millón de dólares diarios (producto del control de pozos petroleros, así como de operaciones de contrabando y extorsión).

Al Bagdadi murió en un contexto en el que los ingresos del EI se reducían en consonancia con su pérdida de control territorial, mientras su siempre escaso respaldo comunal tendía a menguar a medida que se disipa su capacidad para construir un nuevo orden político o proveer seguridad.

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