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Seguridad en México: resultados “en un año”
Mié, 22/01/2014 - 12:18

Armando Román Zozaya

Seguridad en México: resultados “en un año”
Armando Román Zozaya

Armando Román Zozaya es licenciado en Ciencia Política y Relaciones Internacionales por el CIDE, México; Maestro en Estudios de Desarrollo por la Universidad de Oxford (Reino Unido), y Doctor en Integración Económica y Monetaria de Europa por el Instituto Ortega y Gasset-Universidad Complutense de Madrid (España). Ha sido profesor en la Universidad de Oxford (Mansfield College), en la Universidad Metropolitana de Londres y en el University of Stanford Centre in Oxford. Es editorialista del periódico Excélsior (México).

¿Se acuerda usted, amigo lector, que hace 12 meses, cuando se estrenaba la actual administración federal, Enrique Peña Nieto y Miguel Ángel Osorio Chong decían a los cuatro vientos que, “en un año,” habría resultados en materia de seguridad? Inclusive enfatizaban, por ejemplo, que, durante ese periodo, sería puesta en pie una Gendarmería, la cual contaría con miles de hombres y sería de gran utilidad.

Sí, eso decían en esos entonces el Presidente de la República y el secretario de Gobernación. Sin embargo, a la fecha, los “resultados” no son para nada positivos: miles de asesinatos, un estado del país en plena guerra civil, más secuestros, manifestaciones violentas en la Ciudad de México y, por supuesto, los cotidianos asaltos, extorsiones, violaciones, etcétera.

Es más, al día de hoy, las cosas están peor en términos de seguridad que cuando gobernaba el PAN. ¿Por qué? Porque el presidente Calderón siempre dijo que su gobierno estaba en guerra contra la delincuencia. De esta manera, la autoridad transmitía que se encontraba en lucha constante contra el crimen. Si la estrategia y la táctica fueron las adecuadas, si los resultados fueron los esperados, si era siquiera necesario emplear el término “guerra,” si fue un error utilizar al Ejército como policía, etcétera, son temas abiertos a discusión, claro, pero, lo que creo que es difícil de negar es que existía la percepción de un gobierno que no bajaba los brazos, que se empeñaba en hacer frente a los criminales.

Y ahora no tenemos ni siquiera eso. Es más, pareciese que la autoridad está plenamente superada por los grupos delincuenciales, que ha perdido espacios geográficos y mediáticos ante éstos, que no tiene capacidad de respuesta, que, en su afán por eliminar del discurso “la guerra contra el narco” y, de esta forma, marcar distancia con el Ejecutivo anterior, minimizó los problemas y ahora éstos no sólo siguen ahí sino que han crecido.

¿Dónde está, por ejemplo, la ya mencionada Gendarmería? ¿Está en las calles tratando de frenar a los delincuentes? ¿Sus miembros están en capacitación? ¿Ya han entregado resultados positivos? ¿Alguien sabe, de hecho, con detalle y precisión, si la Gendarmería realmente está funcionando, cuántos gendarmes la componen y a qué se dedican éstos? De la misma forma, ¿de qué sirvió traer a un general colombiano como asesor si, en los hechos, Michoacán es tierra de nadie y el país continúa siendo uno en el que reinan la ilegalidad y la impunidad? Asimismo, ¿cuáles son los planes del presidente y de su equipo para lograr que el país se pacifique y deje de ser la jungla en la que se ha convertido? ¿Otra vez nos van a decir que “en un año” habrá resultados?

Por supuesto que gobernar es una tarea muy difícil. Obvio es también que las cosas no se pueden arreglar de un día para otro. Sin embargo, es cierto igualmente que el señor Peña y los suyos querían ser gobierno y, además, juraron hacer valer la ley. También es verdad que, o no han podido cumplir con su juramento, o no han querido, o las dos cosas. Ah, pero eso sí: religiosamente, cobran sus salarios, bonos, prestaciones, compensaciones, aguinaldos, etcétera, los cuales pagamos nosotros, los ciudadanos. ¿A cambio de qué ? ¿A cambio de más y más promesas vacías? ¿A cambio de que “en un año” habrá resultados?

¡No permitamos más esta situación! Lo invito a que ponga su granito de arena para que el país cambie. Por ejemplo, trate de no quebrantar la ley, la cual está ahí para que vivamos de manera ordenada. Aunado a ello, no se quede callado: si ve a un policía que, en vez de trabajar, está en el celular o sólo pierde el tiempo, pídale que se ponga a hacer lo que le toca. Ese tipo de cosas sí las podemos hacer nosotros mismos.

Otra cosa que también está en nuestras manos es estar listos para 2015, cuando podremos castigar o premiar a quienes nos dijeron que, “en un año,” nos darían buenos resultados en materia de seguridad. ¿Usted votaría de nuevo por ellos, estimado lector?

*Esta columna fue publicada originalmente en Excelsior.com.mx.

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