A últimas fechas los mayas se han convertido en la cultura más mencionada nacional e internacionalmente porque, según algunos estudiosos, esa civilización predijo el Fin del Mundo el próximo sábado 21 de diciembre. En la semana, el Vaticano descartó que esto fuera a suceder, lo cual tranquilizó a muchos pero a otros preocupó, pues esa afirmación les recordó cuando los presidentes mexicanos decían que el peso no se iba a devaluar porque estaba más fuerte que nunca, para caer frente al dólar horas después.

La mayoría de la gente realmente no cree que el planeta dejará de existir, pero parafraseando la campaña de Pronósticos Deportivos: “¿Y si sí?”. He aquí algunas señales que podrían ser antecedentes de que la vida está por extinguirse:

Comportamientos insospechados. La celeridad con que se están aprobando y/o discutiendo iniciativas en el Congreso de la Unión. Aquí la propuesta sería que si no se acaba el mundo, se le diga a los legisladores que de acuerdo al Calendario Azteca (o el Olmeca o el Zapoteca), ahora sí todo llegará a su fin el 21 de diciembre de 2013, para que no pierdan ritmo.

También ha sorprendido la conducta del PRD que, con todo y las protestas de alguno de sus miembros, se unió al PAN en el Senado y firmó el Pacto por México; la buena relación del presidente Enrique Peña Nieto con el jefe de Gobierno del Distrito Federal, Miguel Ángel Mancera, después de que los antecesores del gobernante local apenas le dirigían la palabra al Ejecutivo en turno; el silencio de Elba Esther Gordillo ante la reforma educativa propuesta por el gobierno federal y que según esto le restaría poder a la líder del SNTE. Que el propio PRI esté mostrando cordura y esté acordando la agenda política, no pueden ser más que señales del apocalipsis.

El mundo no será como lo conocemos. Han pasado cosas muy extrañas que rompen esquemas con los que tradicionalmente la población ha vivido. Por ejemplo, el huevo se convirtió en el producto más deseado e inalcanzable de la sociedad; el papa Benedicto XVI eliminó de un plumazo al burro y al buey del nacimiento navideño. Por cierto, 2012 no ha sido el año en el mundo animal, pues mientras el Pontífice baja a dos de sus representantes de categoría, Andrés Manuel López Obrador los ubicó como delincuentes electorales durante la campaña presidencial. Afortunadamente, los animalitos siempre tendrán un espacio en la Cámara de Diputados.

Otra señal del apocalipsis fueron los rebozos que usaron las legisladoras priistas en la toma de protesta de Enrique Peña, sólo alguien que sabe que no tiene nada que perder hace algo así. Definitivamente todo indica que los gobernantes de este país saben algo que el resto de la gente no.

Pero además, en los próximos días, habrá que estar muy atentos a las nuevas señales del fin del mundo. Si alguna de las siguientes situaciones llegara a pasar, hay que empezar a despedirse de los seres queridos: que el líder de los priistas en el Senado, Emilio Gamboa Patrón, por fin, logre sacar alguna reforma o iniciativa en esa Cámara; que el líder de los panistas en la Cámara de Senadores, Ernesto Cordero, diga que ‘sí’ a alguna propuesta del PRI o del Presidente. Si se observa a Elba Esther Gordillo subirse a un caballo, no cabe duda de que se convertiría en el primer jinete del apocalipsis y hay que correr.

A otros, el fin del mundo les llegó antes del 21 de diciembre. Por ejemplo, a Manny Pacquiao, quien fue noqueado por Juan Manuel Márquez. Al filipino sí le gustaría que todo acabara en una semana, para que dejen de hacer mofa de su aterrizaje forzoso en la lona; todos los panistas que dejaron ya el gobierno y que como el Coronel “no tienen quien les escriba”; y al propio López Obrador que no ha podido emprender una agenda propia y propositiva, ahora, desde el frente de Morena.

*Esta columna fue publicada originalmente en Excelsior.com.mx.