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¿Será Jay Clayton un nuevo Thomas Becket?
Mié, 08/02/2017 - 09:34

Joaquín Garralda

La importancia de la Oficina de Ética del Congreso de EE.UU.
Joaquín Garralda

Joaquín Garralda es decano de Ordenación académica de IE Business School.

El nombramiento por el presidente Trump, de Jay Clayton como nuevo presidente de la SEC (Securities and Exchange Comission, la agencia que regula y controla las actividades de las empresas que cotizan en la Bolsa), ha añadido leña a las críticas sobre las decisiones de Trump en la selección de personas para formar parte de su equipo. Clayton es un reconocido abogado que ha representado los intereses de muchas empresas financieras de Wall Street, como Goldman Sachs y Barklays, en asuntos de compras de empresas y conflictos con la agencia. Esta trayectoria ha producido fuertes críticas basadas en el riesgo de “poner al zorro al cuidado de las gallinas”.

¿Se repetirá la historia de Becket y el rey Enrique II de Inglaterra en el siglo XII?

El rey nombró Arzobispo de Canterbury a Thomas Becket - que era su amigo de correrías y que ya ostentaba el puesto de Canciller, también concedido por el rey -, creyendo que esta elección le facilitaría las relaciones con la Iglesia. Esperaba recuperar así muchas prebendas y poderes que su abuelo Enrique I disfrutaba y que la Iglesia en años posteriores le había limitado. El desenlace no fue éste, Becket se transformó en un clérigo asceta y el rey se encontró ante un pertinaz defensor de los intereses de la Iglesia que maniobraba hábilmente utilizando los intereses de los nobles, los reyes de otros países y los estamentos eclesiásticos, para impedir los intentos del rey para ampliar su poder.

Tras la crisis financiera de 2008, en Estados Unidos se han endurecido muchas normas de control y riesgo aplicables a las entidades financieras, con el propósito de evitar que se repitiera la crisis. La ley Dodd-Frank, firmada por Obama para su trámite legislativo en 2010, contiene más de 2.300 páginas, abarcando muchos aspectos de gobierno corporativo y exigencias financieras que han tenido un amplio rechazo por parte de las empresas que cotizan y la gran banca. El argumento es el coste administrativo de sus requerimientos de información y la limitación de operaciones financieras debido a las exigencias de liquidez en ciertas operaciones. Este rechazo ha producido que diversas organizaciones han interpuesto procesos de revisión en los tribunales sobre determinadas normas. En el comunicado del nombramiento de Clayton, Trump expresaba que: “Tenemos que deshacer muchas regulaciones que han ahogado la inversión en las empresas estadounidenses “, lo que en principio hace pensar que su labor será la de deshacer las normativas en vigor o en el proceso de ser ejecutivas.

De igual modo que el nombramiento de Becket preocupó a la Iglesia, este nombramiento de Clayton también ha preocupado al regulador europeo. Su posición es de prudente espera ante  el desarrollo de los acontecimientos, para considerar algunos aspectos de las normas reguladoras que va a establecer. Lo cual tiene su lógica ya que la competencia en el sector financiero es claramente global. Una de las “ventajas competitivas” de Estados Unidos es su sistema financiero, que contiene unos bancos muy competitivos y un mercado financiero muy sofisticado.

Aunque Becket sí logró frenar muchos intentos del rey, su final, asesinado por unos caballeros leales al rey, no es una visión que a Clayton le pueda animar; sin embargo, si le suponemos que las capacidades que tiene – su experiencia en los temas, inteligencia y visión de largo plazo -, le van a impulsar a realizar su trabajo lo mejor que es capaz, puede que una revisión razonable de unas normas diseñadas en el fragor de la crisis, conduzca a una situación mejor. Y en este caso, contrariamente al dicho, sí se podría decir que “el hábito sí hace al monje”.

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