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Si Nicolás Maduro quisiera...
Mié, 19/03/2014 - 09:10

Ramón Guillermo Aveledo

Venezuela, país de despedidas
Ramón Guillermo Aveledo

Ramón Guillermo Aveledo es doctor en Ciencias Políticas, abogado, político, profesor e intelectual venezolano. Miembro y dirigente del partido COPEI. Fue diputado en el Congreso de la República por el Estado Lara durante tres períodos constitucionales; jefe de la fracción parlamentaria socialcristiana en el Congreso y dos veces presidente de la Cámara de Diputados. Durante la presidencia de Luis Herrera Campíns fue Secretario Privado del presidente. También ejerció como presidente de Venezolana de Televisión de 1983 a 1984. Fue presidente de la Liga Venezolana de Béisbol Profesional entre 2001 y 2002. Es secretario ejecutivo de la Mesa de la Unidad Democrática (MUD).

Si Nicolás Maduro, de verdad, quiere el diálogo con la Unidad como repite constantemente, ¿por qué no ha sido posible que nos sentemos para hablar, cara a cara? ¿Por qué nos agrede una y otra vez, nos reta, desafía, e incluso nos insulta?

Si el responsable del Ejecutivo nacional lo que quiere es debatir con nosotros, ¿por qué no se decide para que nos encontremos?

Entonces será posible que, en plano de respeto e igualdad, tengamos a la vista del país el intercambio que el país nos exige, y con toda razón. Hemos planteado que sea en cadena nacional, para que todo el mundo lo vea y se forme su propio criterio, y que sea con la presencia de un tercero de buena fe, nacional o internacional.

Lo lógico es que el diálogo tenga agenda. Nosotros sabemos qué plantearemos y lo decimos. Entonces él alega que no acepta condiciones, pero que vayamos a Miraflores, que nos espera.

¿De verdad quiere ese diálogo? Si es así ¿qué se lo impide?

Cada día son más los que empiezan a pensar que en realidad el mandatario prefiere que no haya diálogo. Que no se atreve y busca excusas. Porque una cosa es maltratarnos en cadena y otra discutir con nosotros, oír nuestros argumentos y presentarnos los suyos. Ante el país entero.

Porque una cosa es acusarnos constantemente de no querer dialogar, y otra que los venezolanos nos vean y nos escuchen dialogando. Que en realidad finge llamados a diálogo porque la comunidad internacional lo pide y hasta amigos como Lula Da Silva declaran hoy que ha sido un error de Maduro no dialogar con la oposición. Eso nunca lo dijeron de Chávez.

¿A qué le teme? Encabeza el Ejecutivo, comanda la Fuerza Armada, dirige las relaciones internacionales de la República, administra la Hacienda Pública Nacional, convoca cadenas cuando le provoca y usa los medios públicos para una propaganda masiva y abusiva, ¿y no puede establecer un diálogo transparente, de iguales, con la oposición democrática? La que busca el cambio por vía pacífica, democrática, constitucional y electoral.

Habló con los alcaldes. Con su propio rayado de cancha también hizo la “Conferencia por la Paz”. ¿Es que la evaluación de esas citas en sus condiciones y con ventaja resultó desfavorable? ¿Será que resolvieron que lo mejor es no mostrarse junto al otro? ¿Será que piensan que el contraste no los favorece? Sería muy mala noticia para Venezuela que tal falta de confianza en sí mismo se le atravesara al interés nacional.

*Esta columna fue publicada originalmente en Últimas Noticias.

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