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Tantas veces Carlos "El Chacal"
Jue, 23/05/2013 - 20:54

Ibsen Martínez

¿Por qué salí de Twitter?
Ibsen Martínez

Ibsen Martínez es escritor y ensayista venezolano. Su trabajo puede leerse regularmente en publicaciones locales tales como los diarios “El Nacional”, “Tal Cual” , “El Mundo, economía y negocios”, y el semanario “Zeta”, todos de Caracas (Venezuela). Ha sido colaborador de medios extranjeros como “El País”, “ABC/abcd” (suplemento cultura del diario “ABC”) y “El  Mundo”, de Madrid (España). También de “El Espectador” de Bogotá (Colombia), así como de las revistas literarias y de ideas “Letras Libres” de España, y El Malpensante, de Bogotá (Colombia). Desde 2005 he escrito  ocasionalmente en inglés para “Foreign Policy”, “The Washington Post” y durante cinco años para la página estadounidense “Econlib.org”, especializada en temas económicos.

Hace poco visitó Venezuela, Isabelle Coutant-Peyre, una abogada francesa, por más señas, es la esposa de Carlos.

1.- Todo lo que tenga que ver con Carlos -Ilich Ramírez Sánchez, (a) "El Chacal"- me interesa porque, entre otras cosas, siempre me ha parecido que el afamado "terroriste vénézuelien" encarna como nadie la boconería chambona de buena parte de sus compatriotas, Hugo Chávez incluído. Sólo que Carlos no se quedó nunca en las palabras.

Como se sabe, Ramírez Sánchez purga una condena de prisión perpetua en la cárcel de Saint-Maur, convicto de un triple homicidio cometido en 1975, en París. Nuestro paisano dio muerte, hace ya más de un cuarto de siglo, a dos agentes de la DST (Direction de la Surveillance du Territoire) y a un soplón libanés, antes de darse a la fuga y arruinar irremediablemente una fiesta de becarios venezolanos.

Durante un viaje a París, hace ya algunos años, pregunté por un libro, editado por la editorial "L'Archipel", en una librería que está en la rue Victor Cousin, casualmente muy cerca de donde Carlos "detonó" a los dos policías franceses y al chivato libanés.

El libro se titula Epouser Carlos, un amour sous haute tension, algo así como "Casarse con Carlos: un amor de alta tensión", del cual es autora la abogada que pretexta estas notas.

Por aquellos días, el entonces ministro de justicia de Francia, Dominique Perben, exigió al director de la administración penitenciaria de aquel país, abrir una investigación administrativa en torno a la difusión, en el magazine televisivo Secrets d'actualité (programa dominical estelar de la cadena M6, presentado habitualmente por Laurent Delahousse), de una entrevista telefónica con el terrorista venezolano. La entrevista formó parte de la promoción del libro de madame Coutant-Peyre.

2.- Isabelle y Carlos se casaron con arreglo a la ley islámica en agosto de 2001, mientras el novio se hallaba recluído en la prisión de La Santé.

"Nuestro amor ha sido nuestra primera gran victoria", afirmaba Isabel en un recorte de Le Figaro, titulado Les avocats de l'indefendable.

"Durante años, Carlos ha sido uno de los hombres más buscados por las policías del mundo; para mí, 'ce'st un romantique'", explicaba la abogado y añadía, con mal disimulado halago: "Si vieran los poemas que me ha escrito: ¡maravillosos!".

Narrando como fue que entre ellos saltó la llama del amor, Isabelle evocaba los tiempos en que se veían dos y tres veces por semana en el locutorio de la cárcel. "A pesar de la total falta de intimidad -confesaba -, por primera vez en mi vida tuve la impresión de no estar sola. Ces't espirituel'". ¿Porqué no creerle?, digo yo. 

Isabelle estaba en aquel tiempo muy preocupada porque, en la cárcel de Saint Maur, Carlos "convive con asesinos en serie y toda clase de sicópatas" (sic).

"En octubre de 2002 lo trasladaron a la cárcel de Saint-Maur, a tres horas de París -contó por entonces Isabelle a Liza López V., en el curso de una entrevista concedida al matutino El Nacional-, justo cuando el gobierno francés estaba punto de ser condenado por la Corte Europea de Derechos Humanos por una demanda que introduje a causa del aislamiento que mi marido sufría en su anterior centro de reclusión, en La Santé".

Es decir, que Isabelle, de modo clásico, reclamaba para su Carlos el trato diferencial que es de rigor dispensar a los presos políticos:

"En Saint Maur no hay presos políticos: están tratando de destruirlo al encerrarlo en ese ambiente. Es una tentativa de asesinato del estado francés contra él". Imagínense: ¡un poeta conviviendo con malandros sociópatas y asesinos seriales!

En lo que toca a las finanzas domésticas, el "ruleteo" al que, según ella, fue sometido Carlos, la puso literalmente en la carraplana: "Gasto 600 euros en pasaje de tren al mes. Eso, sumado al costo de las tarjetas telefónicas, la limpieza de su ropa en la cárcel, la alimentación, más mis horas de trabajo invertidas en su defensa (a razón de 300 euros la hora, 9.600 euros al mes), sobrepasa los diez mil dólares al mes. Hace años que financio su defensa y el costo de los procedimientos legales es terrible".

Suerte para todos, sin embargo, que Carlos no esté recluido en El Rodeo, por decir algo, ni que sea víctima de nuestra proterva "industria del preso".

3.- En el transcurso de la entrevista señalada, el romántico autor de los poemas de amor que rindieron a Isabelle, ponderó cínicamente el saldo en vidas segadas que arrojan sus andanzas: "He calculado -dijo- que en nuestras operaciones llegamos a matar más de 1500 personas, no llegan a 2000, en todo caso. Menos del 10% de estas personas eran inocentes".

Esto del 10% lo dijo al elaborar su respuesta a la pregunta de si alguna vez ha pensado pedir perdón por las víctimas inocentes de su accionar terrorista.

"No hay víctimas inocentes", ripostó en el acto. Y más adelante, destacó que cuando uno mata sin querer queriendo a gente inocente, gente que no le ha hecho nada a nadie, es sólo porque que se ve sobrepasado por circunstancias que escapan a su control. Ciertamente uno -el terrorista- "no puede felicitarse cuando esto pasa, pero ¿qué caso tiene condenar ese hecho?".

Este caballero, quien según denunciaba su esposa, se ha visto obligado a compartir cautiverio con "asesinos en serie y toda clase de sicópatas", y que luego de la atrocidad del 11 de septiembre de 2001 en Nueva York, dijo haber sentido un gran alivio ante la obra de Osama Bin Laden a quien considera "un ser luminoso", afirmó a la televisión francesa que "condenar atentados terroristas es la cosa más innoble que pueda hacerse. Más innoble aún que los atentados mismos". El domingo siguiente, Al Aqueda asesinaba a 200 españoles en la estación madrileña de Atocha.

La cancillería venezolana se apresuró a condenar esa atrocidad. La condena defraudó a Carlos, el espiritual y romántico Carlos, en especial si se piensa que en marzo de 1999, el jefe del gobierno, Hugo Chávez Frías, le escribió una carta de aliento en la que lo llamaba "distinguido compatriota" y hacía profesión de su "profunda fe en la causa y en la misión, por ahora y para siempre!".

*Esta columna fue publicada originalmente en El Mundo.com.ve.

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