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Thatcher, Pinochet y Aznar, un trío de lujo
Dom, 14/04/2013 - 17:57

Pedro Brieger

Evo Morales y el Manifiesto de la Isla del Sol
Pedro Brieger

Pedro Brieger es argentino, periodista y analista de política internacional. Trabaja en televisión y radio. Colaboró con los principales medios gráficos de Argentina. En mayo 2010 recibió por segundo año consecutivo el premio Martín Fierro a la mejor labor periodística de TV por su labor en el noticiero de Canal 7. En 2009, también el programa "Visión 7 Internacional" obtuvo el premio como mejor noticiero de la TV argentina. Es titular de la cátedra de Medio Oriente en la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires (UBA) y autor de varios libros de temas internacionales.

A pesar que Augusto Pinochet creía que estaba al frente de la gran cruzada anticomunista mundial, no tenía muchos amigos. Ni siquiera aquellos que lo financiaron o apoyaron sentían demasiada simpatía por este militar del sur en cuyo rictus se dibujaba la tortura y la muerte. Margaret Thatcher fue una de las pocas que se atrevió a defenderlo públicamente. 

Es posible recordar las imágenes de 1999 cuando Pinochet la recibió en una pequeña casita de Londres para tomar el té mientras cumplía el arresto domiciliario, a raíz del pedido de detención internacional formulado por el juez español Baltazar Garzón.

Pinochet estaba siendo acusado por múltiples violaciones a los derechos humanos, torturas y asesinatos. Ella no tuvo ningún reparo en visitarlo. Más bien todo lo contrario. 

Uno de sus asesores, Robin Harris, en 2006, recordándola, escribió que “ella no hubiera hablado a favor de Pinochet si lo hubiera considerado un monstruo”. Claro que también le debía eterna gratitud por su ayuda durante la guerra de Malvinas y ambos compartían un odio visceral y profundo hacia las ideas progresistas y de izquierda.

De hecho, durante la convención del Partido Conservador, ese mismo año, aseguró que Pinochet no estaba preso por abusos a los derechos humanos, sino por haber derrotado el comunismo

Más aún, según la BBC de Londres, durante la mencionada visita a Pinochet, lo felicitó por “traer la democracia a Chile, haber preparado una constitución adecuada para la democracia, realizar elecciones y luego –de acuerdo a los resultados- dar un paso al costado”.

El ex presidente del gobierno español, José María Aznar -el mismo que le mintió al mundo sobre las supuestas “armas de destrucción masiva” que tenía Saddam Hussein para justificar una invasión que costó miles de vidas iraquíes- elogió la “claridad moral” de Thatcher que “le hacía distinguir de forma inequívoca entre el bien y el mal, entre los amigos y los enemigos, con quienes era implacable”. Lo que se dice, un trío de lujo.

*Esta columna fue publicada originalmente en agencia Télam.

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