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Tiempos de propaganda. La reelección de Chávez
Lun, 08/10/2012 - 08:58

Bernardo Navarrete Yánez

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Bernardo Navarrete Yánez

Bernardo Navarrete Yáñez es Profesor Asociado de la Licenciatura en Estudios Internacionales de la Universidad de Santiago de Chile (Usach).

En un reciente artículo sostuve que las encuestas de opinión eran consideradas como el instrumento más científico de la Ciencia Política -y si eso era cierto-, entonces, con anterioridad a la elección ya sabíamos quien ganaría en Venezuela.

En efecto, si se considera que en 2006 las empresas demoscópicas GIS XXI; Hinterlaces; IVAD y Data Análisis acertaron en el pronóstico, era factible creer que este año lo harían nuevamente. Y si bien los datos mostraban que el punto de inflexión estaba en los indecisos, aunque todos ellos terminaran votando por Capriles, no alteraría el triunfo de Chávez, sólo lo haría más estrecho.

Y así fue. Preliminarmente hemos sido informados que Chávez ganó con un 54% y Capriles perdió con un 44%.

¿Qué decir de los 14 años de gobierno chavista o del próximo sexenio? Tal vez la mejor respuesta la da este venezolano: En una entrevista al cineasta Carlos Oteyza, realizador de la película “tiempos de dictadura” que aborda los diez años de gobierno del General Marcos Pérez Jiménez (1948-1958), sostenía que si tuviese que realizar un documental sobre los 14 años de gobierno de Hugo Chávez, tendría el título “tiempos de propaganda”.

Estos tiempos se correlacionan bien con el llamado “espectáculo político”, al que Murray Edelman (1988) define como un entramado dramático que resalta elementos como la polémica, la lógica de enemigos y la exacerbación o preponderancia de los líderes.

El “espectáculo político” surge de la interacción con los medios de comunicación y los mensajes y acciones se elaboran y difunden, pensando en la lógica mediática actual: efectista, inmediatista, fragmentaria, espectacular.

Los “tiempos de propaganda” poco ayudan a comprender hacia donde se quiere ir. Parafraseando a Richard E. Neustadt: ¡Ganamos, así que podemos! Y esto marca la ausencia de la necesaria modestia para hacer frente a los desafíos, especialmente a los que dicen relación con la seguridad y la confianza interpersonal.

Pero la campaña terminó y hubo un legítimo ganador. La respuesta al qué hacer ahora es simple: Chávez gobierna y la atención nacional e internacional se dirige hacia cómo enfrentará el futuro ya que, a diferencia de otros presidentes, la política extranjera y la nacional tienen un rango equivalente. El discurso que pronunció una vez que se anunció su victoria, fue más breve de lo esperado y dio pocas luces sobre el sexenio que viene. No obstante, esperamos que en la democracia venezolana la expresión de las mayorías siga manifestándose a través del referéndum.

Para Steven Levitsky, Venezuela es el campeón regional en el uso de este instrumento de participación directa y con ello, Chávez “sepultó la democracia con amplias mayorías electorales”.

Lo central es que esas mayorías se han vuelto a pronunciar; el ganador lo consiguió de forma transparente y con ello gobernará veinte años, algo inédito en Venezuela. Y aunque en democracia nada es permanente, los “tiempos de propaganda” tienen para un buen tiempo, ya que como dice la letra del tango: ¡Veinte años no es nada!.

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