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The Triple Bottom Line
Jue, 18/08/2011 - 11:15

Jorge Medina Méndez

Innovación: una oportunidad para la nueva Latinoamérica
Jorge Medina Méndez

Es Managing Partner de EY en Perú y miembro de su directorio sudamericano. Asesora a importantes empresas peruanas e internacionales. Cuenta con un MBA de la Adolfo Ibáñez School of Management de Miami. Analista y conferencista en temas de su especialidad, es también presidente y miembro del directorio de diversas instituciones universitarias, profesionales y empresariales.

Ante la creciente presión por ser más transparentes e inclusivas, muchas organizaciones están eligiendo reportar públicamente sus acciones de sostenibilidad o responsabilidad social empresarial (RSE). Tales reportes, conocidos como The Triple Bottom Line, permiten divulgar los resultados de la organización respecto a su desempeño ambiental, social y financiero, siendo este último el que tradicionalmente ha concitado nuestra mayor atención. Sin embargo, los tiempos, las personas –y también el clima– han cambiado. Emitidos en forma voluntaria, los reportes nofinancieros ponen foco en los riesgos y oportunidades relacionados con la sostenibilidad de la organización, sea esta una empresa privada, o una entidad gubernamental, académica o de otra índole.

Lo que los stakeholders esperan de una organización es que reporte no solo sus actividades de sostenibilidad en las que ha tenido éxito, sino también aquellas que no ha podido cumplir aún. Esto, que aparentemente se vería como riesgoso para la reputación, implica por el contrario una muestra de transparencia y responsabilidad, y lo único que genera es mayor credibilidad y refuerza el branding de la empresa, pues los beneficios de ser transparentes son significativos. Al tener una mejor medición del desempeño de The Triple Bottom Line, la gestión de riesgos mejora y permite una mayor eficiencia operacional, lo cual redunda en mayor confianza por parte del mercado.

Muchos de los beneficios que podrían obtener las empresas se derivan de sus procesos y controles internos para recolectar y analizar datos nofinancieros. Conocer esa información las ayuda a reducir sus riesgos y tomar mejores decisiones. No reportar sobre sostenibilidad implica todo lo contrario. Por ejemplo, las empresas que no emiten información en este aspecto pueden parecer menos transparentes que sus competidores que sí lo hacen. Asimismo, las que reportan en forma incompleta o sin el suficiente rigor pueden tener problemas una vez que esos reportes sean obligatorios y estandarizados, pues saldrán a la luz las discrepancias entre los informes antiguos y los nuevos.

Generalmente los reportes de sostenibilidad han sido emitidos por las compañías mineras y petroleras; sin embargo, eso ha ido evolucionando globalmente hacia empresas de consumo masivo, servicios financieros, telecomunicaciones, logística, construcción, aviación, productos médicos y empresas químicas. Incluso existen ciudades, como Nueva York y Chicago, que reportan sobre sostenibilidad.

Un reciente estudio de Ernst & Young revela que más de las dos terceras partes de las Fortune Global 500 publican información sobre sostenibilidad o RSE. Ese estudio revela también que el 43% de ejecutivos encuestados piensa que los analistas bursátiles consideran factores relacionados al cambio climático en la valorización de una compañía. Ello ha sido confirmado por un estudio conjunto de la universidad de Harvard y la London Business School, que analizó 4.100 compañías en un período de 16 años, y reveló que desde 1997 los analistas han visto a las estrategias de

RSE como creadoras de valor, y que permiten reducir la incertidumbre sobre los flujos de caja y la rentabilidad de las empresas. Como consecuencia de ello, en años recientes han emitido calificaciones más favorables a las compañías que cuentan con estrategias de sostenibilidad adecuadamente ejecutadas.

La propia SEC (Comisión Supervisora de Valores de EE.UU.) publicó en 2010 –en respuesta a los pedidos de inversionistas institucionales– lineamientos aclaratorios en relación con la información a publicarse sobre riesgos relacionados al cambio climático. En forma similar, la FTC (Comisión Federal de Comercio de EE.UU.) emitió en 2010 su primer lineamiento en doce años sobre “marketing ambiental” exigiendo evidencias claras por afirmaciones hechas respecto a productos “reciclables” o “neutrales en emisión de carbono”. Reportar sobre sus riesgos climáticos y sostenibilidad hace más transparentes a las empresas, y permite que sustenten mejor sus aserciones de “productos verdes”.

Pero no son solo los analistas, reguladores y consumidores los preocupados por estos temas, tal como lo revela otro estudio de Ernst & Young, el cual informa sobre las cada vez mayores propuestas de RSE que presentan los propios accionistas de las empresas -preocupados por el valor de sus acciones-, quienes ejercen cada vez mayor presión sobre sus directorios. El estudio revela el creciente apoyo que ha recibido este tipo de propuestas, de 2,6% en 2005 se han multiplicado a 26.8% en 2010.

Por ello, si de sostenibilidad y reportes The Triple Bottom Line se trata, lo mejor es adelantarse voluntariamente, antes de verse sorprendido por las exigencias del mercado.

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