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Trump y Corea del Sur: ¿una seguridad desigual?
Lun, 12/03/2018 - 09:56

Rodrigo Álvarez

La ONU y Lula Da Silva: ¿modernización o crisis?
Rodrigo Álvarez

Rodrigo Álvarez es Académico-Investigador Escuela de Periodismo de la Universidad Mayor, Coordinador e Investigador del Programa-Centro de Estudios Coreanos Chile de IDEA y Profesor de la Carrera de Periodismo de las Universidad de Santiago de Chile. Es Doctor en Estudios Latino Americanos, mención Relaciones Internacionales; Master of Arts en Economía Política Internacional por la Universidad de Tsukuba (Japón) y IVLP por el The United States Department of State Bureau of Educational and Culture Affairs. Además, es Periodista y Licenciado en Comunicación Social por la Universidad Diego Portales (Chile). Es miembro del Nuclear Security Governance Expert Group (NSGEG), del Fissile material Working Gruop (FMWG) y de la Red de Seguridad de América Latina (Resdal).

Las noticias han sido auspiciosas. Corea del Norte, luego de una serie de rondas de alta política binacional con Corea del Sur, ha demostrado interés en analizar la cuestión nuclear en la Península de Corea. Para la región y el mundo en general y para Corea del Sur en particular, más allá que el encuentro termine o no teniendo lugar, esto ha sido una crucial noticia.

Sin embargo, para los surcoreanos también –en su relación con Estados Unidos, se está produciendo un serio impasse: la restricción a la exportación de su acero para el mercado norteamericano. Efectivamente, amparado en la Ley Expansión del Comercio de 1962, creada principalmente para impedir la expansión de las economías comunistas y fortalecer las alianzas entre los países capitalistas, Donald Trump ha iniciado lo que se conoce hoy como una “Guerra Comercial”. Precisamente, fue él quien twitteo el 2 de marzo que “las guerras comerciales son buenas y fáciles para ganar”. La razón, sostiene el presidente de los Estados Unidos es una de carácter de Seguridad Nacional.

Para los coreanos, tercer exportador de acero (luego de Canadá y Brasil) a Estados Unidos, la medida no está alineada con lo que es el concepto de “alianza estratégica” entre ambas naciones; el que ha dominado las relaciones bilaterales desde 1953. A este respecto, el gobierno de Moon Jae-in ve extrañado que, en un momento crucial del acercamiento entre ambas coreas y la posibilidad de encontrar una salida política a la tensión nuclear que domina actualmente a la península, el gobierno de los Estados Unidos los incluya en la “guerra comercial”. Desde esta perspectiva, la acción de sancionarlos con la imposición de una tarifa a las exportaciones de acero, a uno de sus más acérrimos aliados en la región y el mundo, se percibe en un mundo globalizado como anacrónica.

Lo paradójico es que cuando aún el mundo se mueve hacia los acuerdos de libre comercio, como lo es el TPP 11 (o CPTPP), firmado en marzo de 2018, Estados Unidos está en un proceso de reinstaurar la práctica de las políticas proteccionistas. Así, mientras se comienza a visualizar un nuevo orden mundial, este país parece avanzar a la autarquía.