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Un retrato hablado de Felipe Calderón
Lun, 09/04/2012 - 23:26

Fernando Chávez

Los saldos económicos de la guerra mexicana contra el poder narco
Fernando Chávez

Fernando Chávez es economista y docente de la Universidad Autónoma Metropolitana de México (UAM). Actualmente es coordinador del sitio de divulgación económica El Observatorio Económico de México. Su línea de investigación abarca remesas y migración, política monetaria, banca central, federalismo fiscal y macroeconomía. Desde 1984 se desempeña en el ámbito editorial como autor y coordinador de publicaciones, boletines, revistas y secciones de periódicos.

“Creo que el licenciado Felipe Calderón se ha comportado como un mandatario que ha violado la Constitución como le ha venido en gana. Creo también que lo han vencido viejos hábitos y la enloquecida pasión por el poder personal”

(Manuel Espino, ex presidente del PAN)

Hace unas semanas apareció en librerías y quioscos de México un libro documentado y desafiante: "Calderón de cuerpo entero". En un país en el que se lee poco, muy poco, cabe suponer que su impacto político será limitado, prácticamente insignificante. Sospecho que sería exacto, pero lamentable, prever que este libro será más recordado por lo que se diga y se comente de éste que por la lectura directa que hicieran ahora (pero no harán nunca) millones de ciudadanos algo interesados en la biografía del poder presidencial de Felipe Calderón. Y aún así, cabe también vislumbrar con regocijo que este libro breve tendrá unas merecidas reimpresiones. 

Su autor es Julio Scherer García, periodista de formidable reputación, hombre valiente y relator pulcro de hechos y dichos duros que son indispensables para hurgar ciertas realidades tenebrosas, ominosas e insoportables de mi país. El tema central de este libro es obviamente el presidente Calderón, hoy acorralado por sus flaquezas y humores malignos. El libro sale cuando su gobierno comienza a deslizarse en su último y fatídico tramo, en medio de recriminaciones y balances desabridos, más allá de los que es normal y esperado en un periodo electoral que hoy se antoja con un final casi impredecible. La incertidumbre democrática lo garantiza, dirán lo entendidos en este tema de temporada.

“La ilegitimidad de origen, traducida en debilidad política, fortaleció a los grupos de poder económico, al narco, a la oposición y a los intereses internacionales y trasnacionales”

(Alfonso Durazo, ex secretario particular de Vicente Fox, describiendo a Felipe Calderón)

El periodista Scherer y el presidente Calderón quedaron en este texto frente a frente, donde  uno escribe mucho de lo revelador que hay que saber del otro, tal vez para que Felipe Calderón vaya preparando en alguna fecha futura su defensa frente al llamado y temido “juicio de la Historia”, de suyo inconcreto y, por tanto, de inicio fortuito. Uno se manifiesta con la armas del periodismo sin concesiones y otro, implícitamente, con un poder monumental pero menguante, que muy pronto será polvo de olvido.

No es improbable que vengan más adelante las memorias escritas de Felipe Calderón Hinojosa (FCH) como una suerte de respuesta a Julio Scherer García (JSG) y a otros muchos críticos abiertos de su gobierno, de su condición endeble como primera figura pública en los últimos seis años. Vale esperar que, como en otros casos similares, esas memorias disculparán excesos, justificarán caprichos y documentarán falacias. Estas serán, si las llegáramos a leer pronto, un epílogo sin gloria y como un epitafio sin tumba.

Son tres personajes cuyos testimonios son fuentes de información y opinión que permiten a JSG explorar el alma y el carácter de FCH: Manuel Espino, ex presidente del PAN, Luis Correa Mena, ex panista yucateco -muy cercano al padre político de FCH, que fue Carlos Castillo Peraza-, y Alfonso Durazo, ex secretario particular de Vicente Fox. Hay, sin duda alguna, otras personas del panismo y otras  afines a este partido de las derechas que contribuyeron con JSG a delinear la silueta política y humana del presidente Calderón, pero ellos tres  en particular son quizá los que dan la mayor fuerza, credibilidad y frescura al  trabajo periodístico de este libro. 

Por la herida dijeron lo que dijeron estos tres personajes a JSG, dirán muchos y eso es cierto, pero eso no es todo. El poder y la lucha por el poder deja su traza de expirados y heridos (donde están los perdedores que siguen aún en la pelea). Y estos últimos se erigen en fiscales implacables y encarnizados de los ganadores de las batallas conocidas, aunque no de todas las realmente existentes. En sus juicios y apreciaciones sumarias cabe todo lo humanamente existente, pero donde quedan, en paradoja ineludible, exhibidos y salpicados de intemperancia todos los actores involucrados en el tremendo tablado del gran poder.

El texto contiene revelaciones duras y recordatorios políticos enredosos que tensarán al lector, y por todo ello acaso éste sólo dirija una mirada impía a FCH. Se documenta con detalle que no fue una calumnia que su “cuñado incómodo”, Hildebrando Zavala, fue beneficiado con un contrato millonario en la campaña electoral panista del 2006. Un anexo del libro documenta este hecho escandaloso y Manuel Espino, ex presidente del PAN, al respecto le susurró lacónicamente a JSG: sí, “los documentos son auténticos”.

Y algo que está en un lugar indebidamente importante en este escrito de JSG es la adicción de FCH al trago, a las bebidas espirituosas. Este asunto ya es desde hace unos años un secreto a voces entre la opinión pública, los panistas, los opositores, los cortesanos del Palacio Nacional y los mismos observadores profesionales de los pasos y tropiezos de FCH. 

¿Alguien recordará dentro de unos años más sus excesos etílicos y los pondrá por encima de la desdicha nacional surgida por la guerra calderoniana contra el poder narco, con sus 60 mil mexicanos muertos en sus seis años de gobierno? ¿Será verdad que el recuerdo de ese misma adicción del dictador militar Victoriano Huerta pesa más que el recuerdo de su inmisericorde orden de asesinato de Madero y Pino Suárez en febrero de 1913? En el catálogo de debilidades del presidente Calderón sus proclividades alcohólicas quizá puedan quedar como las menos graves, sin dejar de aceptar que la investidura presidencial exigirá siempre la sobriedad, la prudencia, la discreción y la disciplina. Pero por otras razones de más peso y por decisiones catastróficas que están a la vista de todos los mexicanos, Calderón ya es “ante la historia un hombre en entredicho”, escribe concluyente JSG en su escrito periodístico.

“No me desdigo del maltrato que Calderón dio a Castillo Peraza, desastrosos los resultados para él. Un hombre sin amigos es como un árbol sin hojas, sin ramas renovadas y sin flores”

(Luis Correa Mena, ex panista yucateco)

El incansable reportero Scherer García jamás se ha doblegado ante las intimidaciones o los acercamientos lisonjeros del poder presidencial. Su historia como figura pública y su obra periodística lo prueban de muchas maneras. En un país donde el PRI edificó con fraudes y violencia una institución presidencial autoritaria, su estilo personal de reportear sobre los presidentes, incisivo e insumiso, ha sido contrastante frente a, por ejemplo, los pálidos e irrisorios desacuerdos de la sumisa clase política priista con su Señor Presidente. Ahora, en el proceso democratizador vigente que arrancó en 1997, igual que en el pasado lejano, la crítica abierta del poder presidencial como la que se asienta en la pluma firme de JSG,  fortalece a la sociedad civil y ensancha el panorama de la democracia mexicana.

En esa línea ética y periodística se inscribe espléndidamente este opúsculo de JSG. Insiste él, junto con Manuel Espino, en señalar lacras, ilícitos, abusos y excesos de los Señores de Los Pinos. No se pierde la oportunidad de recordarnos algunas de las oprobiosas marcas de los presidentes priistas: la imagen postiza de un López Mateos sonriente y sano, la vocación criminal e intolerante de Díaz Ordaz, la megalomanía conspirativa de Luis Echeverría, la frivolidad de José López Portillo, la figura anodina de Miguel de la Madrid, las ambiciones siniestras y espurias de Carlos Salinas, la indiferencia tecnocrática de Ernesto Zedillo por México.  Y miden con igual bizarría a los dos presidentes panistas: Vicente Fox, “corrupto e impune”, remitiéndonos tan sólo a la inverosímil fuga del tristemente célebre Chapo Guzmán, sin olvidar citar en varias ocasiones a la indigna y desmesurada señora Martha Sahagún, esposa de este ex presidente, campeón indiscutible de ocurrencias y dislates.

Los lectores de este libro oportuno encontrarán elementos para tener un buen retrato, psicológico y moral, de “cuerpo entero”, del actual presidente mexicano que será recordado por su insoportable responsabilidad histórica, jurídica, política y moral en el saldo sangriento de una guerra feroz y absurda que no parece tener un final ni pronto ni indoloro.  Eso no tiene vuelta de hoja.

Este libro de JSG no ha recibido una sola réplica oficial, ni la tendrá. A FCH no le queda mas que tragar sapos. La inculpación de su persona como político y presidente, la que salta de la escritura candente de este libro revelador, es demasiada para un gobierno que terminará esencialmente como comenzó: aislado, cuestionado, sin rumbo y con escasos y magros logros en el pantanoso terreno económico, donde la crisis global del 2009 generó algunos millones más de pobres por la vía del desempleo, el subempleo y también por medio de una preocupante inflación de alimentos básicos.

Las febriles giras del presidente Calderón en el primer trimestre de este año inaugurando y presumiendo obras y obritas no esconderán el desastre sexenal. Inútil y patética mascarada. No es posible esperar nada que lo resarza como responsable directo de una violencia que tiene una contabilidad inocultable: 60 mil muertos en su cruzada solitaria contra el poderoso narcotráfico y sus escurridizos asociados en los aparatos de seguridad del Estado. Los agravios sociales son incontables alrededor de este escenario de muerte, dolor, abusos, miedo e incertidumbre que nadie imaginaba en 2006.

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