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Venezuela: guarimba no, ¡terrorismo!
Mié, 16/04/2014 - 10:04

José Vicente Rangel

Venezuela está en la mira, cuando el formato rige para la región
José Vicente Rangel

José Vicente Rangel Vale es abogado y periodista venezolano. Activo dirigente político de izquierda en las décadas de los 60, 70 y 80 del siglo XX. Llegó a ser candidato a la Presidencia en dos oportunidades y fue vicepresidente de la República, posición que ocupó desde el 28 de abril de 2002, cuando reemplazó a Diosdado Cabello, hasta el 8 de enero de 2007, fecha en que tomó posesión Jorge Rodríguez, siendo el más longevo de todos los que ocuparon dicho cargo durante el gobierno de Hugo Chávez.

1.-El lenguaje no es para enmascarar. Si lo hace, traiciona lo que el ser humano pretende expresar. Ejemplo: el término guarimba lo puso de moda la oposición y terminó asumiéndolo el chavismo. Sirve para encubrir la violencia, ya que en sí nada define. Tan solo es una expresión ambigua, de uso popular, que permite a los que apelan a las más despreciables acciones políticas, como el irrespeto a la vida y la violación de los derechos ciudadanos, disfrazar su comportamiento y quitarle la carga de irracionalidad que tienen quienes son partícipes de esa práctica. La guarimba -el vocablo no tiene significado preciso- aparece durante los años 2002-2003. En momentos en que las manifestaciones de la oposición contra el presidente Chávez tomaron el atajo subversivo. La organizaron, en ese entonces, los alcaldes de Baruta, Henrique Capriles, y Chacao, Leopoldo López. Los medios reprodujeron gráficas en las que ambos funcionarios aparecen al frente de esa actividad de calle que contribuyó a la creación del letal clima de la huelga empresarial, el golpe del 11-A y, luego, el paro de la industria petrolera.

2.-La actual guarimba arrastra la carga subversiva de hace doce años y se convierte en centro de la política cuyo objetivo es sacar a Maduro de Miraflores y acabar con el orden constitucional. A falta del factor militar, determinante en la aventura del 11-A, y del apoyo popular necesario para alcanzar la aspiración de la derecha de repetir un 27-F -pero de signo reaccionario-, la guarimba pasa a ser el recurso que le permite a los promotores del “golpe continuado” mantener en ascuas a la ciudadanía, generar desestabilización y proyectar hacia el exterior la imagen de un país al borde del caos.

3.-¿Qué es hoy la guarimba? Puro terrorismo. Le escuché decir al analista Miguel Ángel Pérez Pirela en su programa del canal 8 que había que llamar las cosas por su nombre y sincerar los términos. Que él no le haría concesiones a los que atentan contra la Constitución hablando de guarimba. Que había que desnudar el vocablo y presentar lo que ocurre como es. Es decir, que los guarimberos son terroristas y punto. No por el simple capricho de llamarlos de tal manera, sino porque quienes quemaron la Unefa y 14 instalaciones universitarias más; quienes arremeten contra centros asistenciales, contra el Metro y bancos del Estado; quienes en Chacao incendiaron el Ministerio de Vivienda y pusieron en peligro la vida de 80 niños que se hallaban en la guardería; quienes utilizan francotiradores para disparar contra la Policía y la Guardia Nacional Bolivariana -70 efectivos del componente heridos y 4 muertos-, son terroristas, y llamarlos guarimberos facilita la confusión. Son personajes sórdidos. Dispuestos a todo. Fanatizados por el veneno ideológico que les inoculan, o mercenarios a secas.

4.-En la historia política del país nunca hubo sectores de oposición que practicaran actos de terror como los que realizan los guarimberos, estimulados por alcaldes comprometidos con el delito y medios de comunicación en abierta actitud conspirativa que plantean un nuevo gobierno. Ni los adecos ni los comunistas decidieron, en tiempos de la resistencia a Pérez Jiménez, quemar universidades, asaltar propiedades del Estado o emplear tiradores expertos para atentar contra miembros de la policía y la Fuerza Armada. Tampoco a quienes asumieron la lucha armada en las décadas del 60 y 70. Combatieron en la guerrilla dando la cara, desafiando todo tipo de riesgos, pero no apelaron al terrorismo. Lo mismo las unidades, UTC, que operaban en las ciudades. ¿Qué ocurre ahora? Que la madeja de intereses que planificó el derrocamiento del gobierno legítimo de Maduro: paramilitares ligados al uribismo, narcotraficantes, contrabandistas, agentes norteamericanos infiltrados, con apoyo de banqueros ladrones y empresarios que actúan en el exterior con dinero mal habido, recurren al terrorismo, estimulados por la desesperación que los embarga. Venezuela está -no hay que engañarse- ante una forma de lucha implacable que emplea el crimen y esparce la confusión como último recurso, que metaboliza el terrorismo y lo proyecta a través de la guarimba. Terrorismo con fuerte componente fascista que, progresivamente, se está apoderando del espectro opositor venezolano. Es ese el desafío que se plantea a los demócratas venezolanos.

Laberinto. La jerarquía de la Iglesia Católica venezolana no quiere entender el papel que pudiera cumplir ante la situación que vive el país. Lo confirma el último mensaje de la Conferencia Episcopal Venezolana (CEV). El documento, leído por el obispo de Cumaná, Diego Padrón, asienta como premisa que “el gobierno se equivoca al querer resolver la crisis por la fuerza”. Tal afirmación solo es posible hacerla cuando hay un compromiso con una de las partes en conflicto, en este caso la oposición. Se trata de una actitud sesgada que no se corresponde con la realidad; que ignora deliberadamente el golpe que trama la oposición…

¿Acaso para la CEV nada significan los constantes llamados del presidente Maduro al diálogo y la negativa de la oposición a aceptarlos? ¿Nada le dice a la CEV el terrorismo guarimbero, la quema de instalaciones universitarias, de propiedades privadas y públicas, el asesinato de transeúntes inermes, de efectivos policiales y de la GNB por francotiradores?...

El planteamiento de la CEV incurre en la exageración de consignar lo siguiente: “Causa fundamental de la crisis es la pretensión del partido oficial y las autoridades de implantar el Plan de la Patria que promociona un gobierno de corte totalitario”. Tal afirmación pareciera hecha por la MUD y no por la cúpula de la Iglesia Católica…

Entre semejante tónica resulta cuesta arriba reconocerle a la jerarquía de la Iglesia el papel de mediadora. Y hay más: con base en la sospecha que despierta la posición de la CEV, se puede pensar que esta trata de estorbar, de sabotear -que el lector escoja el calificativo que mejor le parezca-, que cuaje la mediación del Vaticano, como insinúa el secretario del Estado vaticano, el ex nuncio en Caracas, cardenal Pietro Parolin. Todo es posible en este mundo…

Por cierto, para complementar la posición de la CEV hay una declaración “enigmática” del obispo Ovidio Pérez Morales proponiendo un “gobierno de transición”. No dice cómo, pero en todo caso la fórmula es imposible si Maduro no renuncia. Y eso no lo hará nunca el Presidente. Entonces, la única vía es el golpe. ¿Qué piensa la CEV?...

El ex presidente peruano, el ladronzazo Alan García, fue absuelto por jueces venales. Claro, el sistema lo necesita con vida…

Lealtad: recomiendo a civiles y militares el libro del general García Carneiro. Recoge sus confesiones sobre el golpe del 11-A. Es un relato revelador de traiciones y lealtades en los mandos castrenses. Por eso la importancia de que los oficiales tomen conciencia de la lealtad, sepan lo que exponen cuando participan en aventuras contra la Constitución…

Modales imperiales: la reina Isabel de Inglaterra llegó con 21 minutos de retraso a la audiencia con el papa Francisco. Le regaló -aunque usted no lo crea- una botella de whisky. ¿Ironía o qué? Imaginemos por un momento que Maduro visita al Pontífice y le obsequia una botella de cocuy. Tremendo escándalo. Pero en el caso de Su Majestad, el silencio es antológico…

Cada día las redes sociales son más perversas. Envenenan a las personas y esparcen versiones miserables en nombre de la libertad de expresión, escudándose tras la garantía de impunidad…

Suerte en el diálogo que comienza. Tiene mucho enemigo emboscado.

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