Desde el lanzamiento de IA generativa (GenAI), la tecnología ha ganado relevancia y promete revolucionar varios sectores empresariales, como entretenimiento, artes, marketing, educación, ciencia y salud. Con el rápido avance de la tecnología, es probable que su uso crezca exponencialmente en los próximos diez años.
La IA generativa pronto se integrará en una amplia gama de productos y servicios, convirtiéndose en un factor competitivo crucial en la búsqueda de las empresas por una mayor eficiencia digital. Según el MIT Sloan School of Management, alrededor del 92% de las grandes empresas ya están obteniendo un retorno sobre su inversión en IA.
Los datos indican que la transformación digital está entrando en una nueva fase, donde la eficiencia, la gestión y la innovación deben ir de la mano. Como se observó en eventos como SXSW, NRF, el Mobile World Congress (MWC) y Web Summit, realizar lo básico con excelencia es esencial para construir el presente y preparar el futuro. Sin una gestión adecuada, la innovación por sí sola no impulsa los indicadores de rentabilidad. Para ello, la innovación debe estar alineada con el modelo de negocio, la estrategia, las metas y una cultura orientada a los datos.
En la era de la revolución de la inteligencia, las redes neuronales y los algoritmos especializados están automatizando tareas repetitivas, aumentando la eficiencia y la productividad humana. El enfoque, que antes era solo en texto, ahora se extiende a actividades con imágenes y voz, incluidas las interpretaciones. Un ejemplo es MusicGen de Meta, un modelo avanzado de lenguaje capaz de crear música a partir de comandos de texto y melodías existentes. La división Audiocraft de Meta, una biblioteca de procesamiento de audio entrenó el sistema con 20 mil horas de pistas licenciadas, incluidas bases internas y de bancos comerciales.
Al analizar conversaciones con clientes, GenAI puede identificar preferencias y sugerir productos y servicios personalizados, ofreciendo a las empresas la capacidad de crear ofertas más relevantes, lo que aumenta la satisfacción y lealtad de los consumidores.
Es vital, por tanto, que el consumidor esté en el centro de las decisiones empresariales, utilizando la tecnología para crear experiencias más personalizadas y relevantes, haciendo que el cliente se sienta valorado y bien atendido. La idea es usar la tecnología para agregar valor real, y no solo para incorporar soluciones de alta tecnología sin un propósito claro.
En un entorno de ataques cibernéticos constantes, el uso de IA generativa está siendo ampliamente estudiado para su aplicación en el análisis del comportamiento de hackers, permitiendo respuestas más efectivas a los intentos de invasión.
Con el crecimiento de nuevas tecnologías de IA, se hace necesaria la discusión sobre su regulación. A pesar de los beneficios, existen preocupaciones sobre los riesgos para la privacidad, los derechos personales, los sesgos discriminatorios y la posibilidad de que la información, aunque parezca precisa, pueda inducir a error.
Toda revolución tecnológica trae muchos avances, pero también nuevos desafíos. Es crucial que la comunidad de innovación esté atenta a estos aspectos, no solo para garantizar un desarrollo ético de las nuevas tecnologías, sino también para explorar las oportunidades de negocio que surgirán a partir de la IA generativa.
Ante la rapidez de los cambios tecnológicos, es esencial que empresas, investigadores, gobiernos y juristas colaboren para garantizar que la tecnología avance de manera significativa sin sobrepasar los límites de la ética y la ciudadanía.
GenAI trajo la promesa de transformar todo, y de hecho está acelerando el mercado a una velocidad sin precedentes. El desafío ahora es combinar lo mejor de la tecnología con las habilidades humanas, ya sea en los negocios o en la mejora de la calidad de vida de las personas.
Aquellos que no se adapten a esta nueva fase de la transformación digital corren el riesgo de quedarse atrás. Como emprendedor optimista, creo que la IA generativa y sus futuras evoluciones también ayudarán en el desarrollo de nuevas habilidades interpersonales y en el fortalecimiento de las relaciones humanas, ya que la tecnología asumirá muchas de las actividades repetitivas. La IA es disruptiva, pero la capacidad humana de adaptación y aprendizaje en nuevos escenarios es (o debería ser) infinitamente mayor.