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Estabilidad política y económica en Perú
Lun, 17/08/2015 - 09:07

Alfredo Ferrero

El TLC de Perú con la Unión Europea
Alfredo Ferrero

Socio del Estudio Navarro, Ferrero & Pazos. Fue ministro de Comercio Exterior y Turismo durante el gobierno de Alejandro Toledo.

El Perú ha gozado en las últimas dos décadas de un periodo de estabilidad democrática y económica. Esto ha permitido que nuestra economía se haya manejado con precaución y racionabilidad, con sus alzas y bajas, con promoción de la inversión, con apertura comercial (17 TLC lo avalan) y con estabilidad macroeconómica.
En el Perú estamos acostumbrados a que a los resultados de las elecciones presidenciales y congresales les preceda un periodo de inestabilidad y desconfianza, que, en mayor o menor medida, afecta las decisiones de inversión.

En la actual coyuntura, este periodo coincide con un escenario económico complejo donde el Perú viene creciendo por debajo de las expectativas y pronósticos (en 2014 crecimos 2,8% del PIB, cifras serían parecidas en 2015). 

No ha sido un buen quinquenio para el sector minero, no solo por el precio de los minerales a la baja, sino también porque el país no estuvo en capacidad de promover mayor producción y proyectos para balancear la coyuntura de precios a la baja, y fundamentalmente debido a los conflictos sociales generados (Conga, Tía María, Santa Ana) y la incapacidad del gobierno para enfrentarlos cuando había capital político para ello.

Por el lado del comercio exterior, hay que destacar que se ha lanzado un nuevo plan exportador, se cuenta con la Alianza del Pacífico y se negocia el Acuerdo Transpacífico (TPP). Todo esto beneficia al país, aunque las exportaciones no han estado en su mejor momento, por la coyuntura mundial y la falta de adecuación de nuestra oferta exportable.

Entre 2011 y 2012, el país parecía avanzar en piloto automático, y no por la mano del gobierno, aunque hay que reconocer que se mantuvo adecuado manejo macroeconómico y algunos buenos ministros en diversas carteras. Ello no fue suficiente para mantener al país creciendo por encima del 5% o 6%. Los programas sociales son un paliativo temporal para la pobreza pero no generan crecimiento por sí mismos. Nada reemplaza a la inversión, y sus atributos para generar empleo y excedente de riqueza.

Ante este escenario de año preelectoral (2015-2016), conviene dar gobernabilidad al país, ya que está claro que la economía y la política van de la mano, aunque algunos quieran desconocerlo. El presidente deberá intentar manejar su frente interno con una bancada disminuida. Los enfrentamientos con la oposición han desgastado al gobierno. El nombramiento como premier del exconfrontacional ministro Pedro Cateriano, tras su extenso y exitoso diálogo con líderes, movimientos y partidos políticos y la obtención del voto de confianza con 73 votos a favor, abre posibilidad a un periodo de estabilidad hasta julio 2016. Esto sucederá siempre y cuando Cateriano no aspire a un cargo público por elección popular en las elecciones de 2016 (porque tendría que renunciar en octubre), y no sea removido o censurado, para lo cual debe mantener espíritu de diálogo con la oposición, sin dejar de gobernar y plantear soluciones efectivas a los problemas urgentes. 

Destrabar las inversiones, retomar la senda del crecimiento, desarrollar un plan de seguridad ciudadana, contar con un manejo adecuado de los conflictos sociales, incrementar la confianza de los inversionistas, entre otros temas, no serán tareas sencillas en este entorno.

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