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Los retos de la Cumbre Unión Europea-Latinoamérica y el Caribe
Jue, 23/12/2010 - 09:47

Gonzalo Arenas

Los retos de la Cumbre Unión Europea-Latinoamérica y el Caribe
Gonzalo Arenas

Es presidente del Centro para las Relaciones con Europa (Celare), decano de Ingeniería de la Universidad Pedro de Valdivia (Chile) y ex embajador de Chile en la Unión Europea. Asimismo, es doctor en Economía Aplicada y MBA de la Universidad Católica de Lovaina, Bélgica. Ha sido profesor invitado en universidades de Europa (España, Francia, Portugal, Bélgica) y América Latina (Chile, Argentina, Paraguay, Ecuador, Perú, Colombia).

En 2012, la Cumbre UE-ALC se realizará en Chile y ello nos plantea una tremenda oportunidad y a la vez grandes desafíos. En ella se deberá realizar una evaluación de la marcha de esta nueva etapa y el avance del denominado Plan de Acción.  Uno de los grandes objetivos pendientes es superar aquellos obstáculos que no nos permiten constituir hoy la zona de libre comercio más poderosa del mundo. Considerando los acuerdos de la VI Cumbre de Madrid y su Plan de Acción, se prevé un importante desarrollo de la relación en los tres ámbitos: político, comercial y cooperación.

Como país sede, Chile además tiene el desafío de contribuir con planteamientos de peso en el desarrollo de la Cumbre. Se espera que se dé contenido y continuidad a la alianza sobre temas globales que se produjo en Madrid, como la articulación de la agenda de la asociación estratégica en cuanto a gobernabilidad internacional, regulaciones financieras, cambio climático, energía, seguridad, entre otros. 

En particular, gracias a acuerdos logrados en la cumbre de Madrid, se abren importantes perspectivas regionales, subregionales y bilaterales. Para el período 2010-2013, el Banco Europeo de Inversiones (BEI) está autorizado a prestar hasta 2.800 millones de euros en la región. Nuestro país acaba de cerrar la negociación para la instalación del Banco Europeo de Inversiones (BEI) en Chile. Si bien hoy Europa es el socio número uno de América Latina, nuestros inversionistas no están siendo lo suficientemente activos para aprovechar esta coyuntura. 

Si consideramos que el valor de las exportaciones chilenas hacia el mercado europeo, desde la entrada en vigor del Acuerdo de Asociación bilateral en 2003 se ha triplicado, pasando de US$5 mil millones a más de US$17 mil millones en 2008; podemos reconocer la incuestionable oportunidad que se nos abre y el enorme mercado a nuestro haber, sin embargo, nuestros empresarios son poco arriesgados a la hora de invertir en una Europa que ahora está en crisis. Se trata de una excelente oportunidad para hacer mejores inversiones en aquellas áreas que sean de nuestro interés y de profundizar nuestro expertise en el viejo continente. También es una coyuntura única para avanzar en temas de ciencia y tecnología.

En definitiva, la Cumbre podría ser una gran oportunidad para superar aquellos obstáculos que ayuden a construir la zona de libre comercio más potente en el mundo y con nuestro país como  socio activo y a la cabeza.

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