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Cuatro riesgos ambientales que podrían comprometer el turismo y la economía de Brasil
Miércoles, Enero 22, 2020 - 10:36

La áreas naturales tienen gran relevancia en las actividades turísticas brasileñas que contribuye directamente a la generación de ingresos y empleo en todo el país, pero los riesgos ambientales ponen en peligro su desarrollo, según la Fundación Grupo Boticário para la Naturaleza.

Rica en biodiversidad y paisajes naturales, Brasil es el país número uno en atractivos naturales en América Latina y el segundo en el mundo, de acuerdo a la clasificación de 2019 Informe de Competitividad de Viajes y Turismo del Foro Económico Mundial.

El sector del turismo fue el encargado de mover alrededor de 8,1% del producto interno bruto (PIB) por un total de US$152.500 millones, de acuerdo a un estudio del Mundial de Viajes y Turismo (WTTC, en Inglés). La encuesta también señala que el sector empleaba a 6,9 millones de personas, que representan el 7,5% de todos los puestos de trabajo creados en Brasil.

Sin embargo, los eventos que ponen en riesgo la naturaleza -muchos causados por la intervención humana- puede dañar a las actividades turísticas y la generación de ingresos en el país.

"Hay una clara relación entre la protección de la naturaleza y el desarrollo económico, no sólo en Brasil, sino en todo el mundo", explica el coordinador de Áreas Protegidas de la Fundación Grupo Boticário para la Naturaleza, Marion Silva.

"Nos aprovechamos de los productos que ofrece la naturaleza como las atracciones turísticas y desarrollamos estrategias para frenar los problemas ambientales que pueden poner en peligro esta oportunidad. Para esto, necesitamos involucrar a actores de diferentes sectores de la sociedad, tales como empresarios, agencias gubernamentales, investigadores, instituciones privadas y la sociedad civil", añade.

A continuación, conozca los cuatro principales riesgos ambientales que podrían poner en peligro el turismo y la economía en Brasil:

Derrame de petróleo. Entre los desastres ambientales más recientes en Brasil, está el derrame de petróleo en el océano Atlántico, que llegó a la costa en agosto y continúa afectando a las playas del Nordeste.  Los investigadores han identificado que en algunos casos no habrá daños permanentes en el ecosistema marino y para la salud humana, pese a que parte del aceite tardará décadas para reducir la contaminación.

 

Un estudio realizado por el Ministerio de Turismo, revela que las actividades relacionadas con la generación de recursos a través del turismo en esa región es de aproximadamente R$45 millones (US$10,7 millones) por año, basado principalmente en playas y paisajes naturales. Los impactos también afectan a la pesca y la cocción.

Burning. En 2019, se registró el mayor número de incendios en Brasil en los últimos siete años, según el Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales (INPE). Más de 100.000 incendios se registraron en todo el país, con 20.000 sólo en Mato Grosso, especialmente en tierras amazónicas.

Según el Instituto Amazónico de Investigaciones Ambientales (IPAM), las pérdidas económicas en el bioma derivados de los incendios pueden alcanzar hasta  R$97 millones (US$23 millones) por año debido a las toneladas de carbono liberado, la pérdida de biodiversidad, el desequilibrio del ecosistemas, el cambio climático, la erosión del suelo y los daños causados por la exportación de humo a otras regiones.

El problema no se limita a la Amazonia. Otros biomas como el bosque atlántico, Pampa, Cerrado y Pantanal, también ha aumentado el número de incendios durante todo el año.

El turismo predatorio. En contraposición con el turismo sostenible, el turismo depredador es un modo en el que la visita crea impactos ambientales, culturales y sociales adversos a los destinos turísticos. Esta práctica tiene un impacto directo en el desarrollo económico de la región. Por un lado, el turismo depredador está asociado a los turistas que no siguen las reglas, lo que contribuye al agotamiento de los recursos naturales, el desequilibrio social y económico, así como característica cultural.

 

Los sitios turísticos deben estar preparados con la infraestructura adecuada para recibir a los visitantes y proteger el patrimonio local, el equilibrio de la generación de ingresos y calidad de vida. El daño al patrimonio histórico y cultural, los recursos naturales y la planificación urbana puede ser irreversible y el costo de la reparación de la misma puede ser más cara que la construcción de la infraestructura para recibir visitantes. El daño económico se hace aún mayor si se crea una mala reputación por falta de gestión del turismo, lo que refleja el descenso de visitantes y generación de ingresos.

La deforestación. Así como los incendios, la deforestación también genera un gran impacto económico, social y ambiental, generando pérdida de la biodiversidad, la degradación del hábitat y el empeoramiento de la crisis global del clima.

La erosión causada por una manipulación incorrecta del suelo ha sido responsable de la pérdida de la productividad en un 23% de la superficie terrestre, que representa la pérdida de aproximadamente 10% del producto nacional bruto anual total. Los datos proceden del informe de la Plataforma Intergubernamental Científico Política sobre diversidad biológica y servicios de los ecosistemas (IPBES), de las Naciones Unidas (ONU).

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AméricaEconomía.com