Pasar al contenido principal

ES / EN

Ecuador: cuidado con las apariencias económicas
Mié, 16/02/2011 - 08:53

Jacobo Velasco

Tilapia china
Jacobo Velasco

Economista ecuatoriano, con formación en macroeconomía, finanzas y posgrado en ciencias políticas. Trabaja en el análisis macroeconómico con énfasis en los mercados laborales de los países de América Latina y el Caribe. Es columnista de medios locales como revista Vistazo, Gestión e Iconos de Flacso. Ha sido instructor en seminarios de la Cepal, Corporación de Fomento de Chile, Deloitte & Touche, Ministerio de Trabajo de Chile, y Organización Internacional del Trabajo (OIT), entre otros.

El de 2010 parece que fue un buen año para el Ecuador. Los anuncios gubernamentales de que la economía del país creció 3,6% -bastante superior al 0,4% registrado en 2009- y que la tasa de desempleo, particularmente en el último trimestre, experimentó una caída sensible al pasar de 7,9% en el cuarto trimestre de 2009 a 6,1% en similar período de 2010, parecen dar cuenta de una situación más estable y próspera. De hecho, uno observa que varios analistas económicos comienzan a darle mejor nota a la conducción económica del gobierno.

Crecer 3,2 puntos porcentuales más, es un avance. Ver que la tasa de desempleo cae fuerte, también. Y sin embargo no es tan así. Falta el contexto y los detalles. En lo macroeconómico, la mirada de referencia dio un giro radical. Entre la discusión del año pasado -en la que aparecía mejor visto el país cuya economía no se contraía (Ecuador, por ejemplo), en un contexto de recesión regional- y la de 2010, en que la economía regional creció 6% según la Cepal -con casos formidables como los países de Mercosur, que crecen 9% en promedio- existe un punto intermedio. Por cierto que una crisis que afecta la demanda mundial, impacta el comercio exterior y desencadena una contracción económica implica pérdida de empleos, aumento del desempleo e incertidumbre. Pero tal como lo señala la misma Cepal, lo que llama la atención en el caso latinoamericano, es la capacidad generalizada para revertir una crisis que a primera vista se percibía como nefasta y duradera. La recuperación comenzó a afianzarse desde el segundo semestre de 2009 como consecuencia de la paulatina -y en 2010, rampante- recuperación de los precios de las materias primas y el espaldarazo de las políticas contracíclicas que estimularon la demanda interna.

El contexto regional es necesario para analizar mejor las cifras ecuatorianas porque la lógica de política pública y económica latinoamericana funcionó de manera muy similar a la nuestra. Por eso llama la atención la prontitud con que se dio vuelta la recesión. Y la magnitud de la recuperación en la región. Países que en 2009 experimentaron contracción del PIB -Brasil, Chile, Paraguay- o crecieron poco -Argentina, Perú y Uruguay-, este año registraron fuertes expansiones económicas, que van más allá del efecto de rebote y que se consolidarían en 2011.

Es en ese contexto que se debe evaluar al Ecuador. El año pasado se valoraba el ligero crecimiento económico, pero este año, con una expansión del PIB de 3,6% y muy inferior al dato regional, se aprecia que a mediano plazo el comportamiento de la economía no muestra el dinamismo de América Latina. Si se suma la baja expectativa de crecimiento para 2011, y se piensa en el crecimiento promedio de los últimos cinco años, también comparado con el contexto regional, nuestro país queda en el debe.

Algo parecido ocurre en lo laboral. Si bien la tasa de desempleo -entre enero y setiembre de 2010, comparado con el mismo período de 2009-muestra una mejora tanto en América Latina (pasó de 8,4% a 7,7%) como en el Ecuador (cayó de 8,7% a 8,1%), las tendencias regional y nacional responden a características distintas. Mientras que a nivel regional la creación de empleo (las tasas de ocupación aumentaron 0,8 puntos porcentuales) superó la expansión de la oferta de trabajo (las tasas de participación aumentaron en 0,5 puntos porcentuales), en nuestro país se contrajeron tanto el empleo (1,3 puntos porcentuales) como la participación (1,7 puntos porcentuales).

La menor tasa de desempleo en el Ecuador se explica porque salió más gente del mercado laboral, que el número de empleos perdidos. Incluso en el análisis anual (todo el año 2010 comparado con el año 2009), el Ecuador tiene una caída de la tasa de participación (2,0 puntos porcentuales) y una caída de la tasa de ocupación (1,3 puntos porcentuales). 

Las lecturas oficiales tienen un matiz estadístico que induce a error. Las cifras laborales muestran una tasa de ocupación que aparece como porcentaje de Población Económicamente Activa (PEA). Si la PEA cae (tal como sucedió) y el empleo cae, pero menos que la PEA, esa relación tiende a subir. A nivel internacional se considera la relación Ocupación/Población en edad de Trabajar (PET) para analizar la tasa de ocupación. Y esa relación muestra una caída significativa, aunque menor que la tasa de participación.

En Ecuador no solo se crece poco. No se generan empleos. Enfrentados a la tendencia regional, y mirando más profundamente los datos oficiales, salimos mal parados.

Países
Autores