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Krugman se equivoca otra vez
Lun, 18/06/2012 - 14:31

Steve Hanke

Grecia y Estonia: antípodas económicas
Steve Hanke

Steve H. Hanke es profesor de economía aplicada en la Johns Hopkins University en Baltimore. Hanke se desempeña como presidente del Toronto Trust Argentina en Buenos Aires, el fondo mutual con el mejor desempeño en el mundo en 1995. Ha sido asesor de varios gobiernos en un diverso conjunto de temas políticos. Actualmente es consejero estatal y asesor del presidente de Montenegro y asesor del ministro de economía y finanzas de Ecuador. En 1998. Hanke fue nombrado una de las 25 personas más influyentes en el mundo por la revista World Trade, y un Asociado Distinguido de la International Atlantic Economic Society.

El infame piloto Douglas Corrigan fue bautizado "Wrong Way" (Dirección equivocada) en 1938, después de haber presentado un plan de vuelo que le llevaba en un recorrido transcontinental de Nueva York a Long Beach, California. En su lugar, Wrong Way tomó un vuelo trasatlántico de Nueva York a Dublín, Irlanda.

El apodo Wrong Way de Corrigan debería atribuírsele también a los fiscalistas encabezados por el Premio Nobel, profesor de Princeton y prolífico columnista del New York Times, Paul Krugman. Él sostiene que la única manera de encauzar a las principales economías es "estimularlas" con gasto público financiado con un déficit. Hay solo un problema: El profesor Krugman y sus seguidores fiscalistas están vendiendo poción mágica. En pocas palabras, el "éxito" de Krugman demuestra la sabiduría del consejo que me dio el profesor Peter Drucker, gurú de la administración, durante un almuerzo en 1998: "La clave en el arte de vender con éxito no es más que la repetición realzada con la mejora gradual del producto".

Las declaraciones hechas por los ganadores de los premios Nobel tienen peso —incluso si esas declaraciones no constituyen más que factoids. Recordemos que, según el Diccionario de Inglés de Oxford, un factoid (dato incorrecto) es "un elemento de información poco confiable que se informa y se repite tan frecuentemente que llega a aceptado como un hecho". El famoso "Discurso del Dr. Fox", que fue presentado en la Escuela de Medicina de la Universidad del Sur de California, ilustra hasta qué punto los tal llamados expertos pueden manipular e influir a las multitudes. La conferencia fue presentada por el Dr. Myron Fox —quien había sido anunciado peso pesado— a un público académico. La respuesta a la conferencia del Dr. Fox fue unánimemente favorable.

Lo que el público no sabía era que el "Dr. Fox" era en realidad un actor presentado con un impresionante currículum falso y entrenado para dar una conferencia sin sentido llena de declaraciones contradictorias, dobles discursos y conclusiones incongruentes. Cuando autoridades como los Nobel hablan, son escuchadas.

En el ámbito político, el "factoid" fiscal se está imponiendo. Francia acaba de reemplazar al economicamente incoherente Nicolas Sarkozy con François Hollande, el primer socialista en residir en el Palacio del Eliseo desde que François Mitterrand lo hizo hace 17 años. No es sorpresa que el presidente Hollande alce la bandera del estímulo fiscal. Y eso no es todo.

Grecia acaba de anunciar que no se pudo constituir un gobierno tras las elecciones del 6 de mayo de 2012 y que las nuevas elecciones se celebrarán el 17 de junio de 2012. Desde las elecciones de mayo, ha crecido el apoyo a la Coalición Radical de Izquierda (SYRIZA), que es liderada por Alexis Tsipras. ¿Cuál es la posición de SYRIZA? Un alto asesor del Sr. Tsipras, el profesor Euclid Tsakalotos no pudo haber sido más claro cuando rechazó recientemente la austeridad fiscal y apoyó los "factoids" fiscales. Para financiar más gasto público, afirmó: "Necesitamos un banco central que imprima dinero, euro bonos, y un sistema que transfiera dinero de los países ricos a los países pobres". Parece que Wrong Way Krugman ha encontrado su apoyo en el Prof. Tsakalotos. Ambos deberían poner los pies sobre la tierra, conforme reciben un curso breve sobre la eficacia de los programas de estímulo fiscal.

Echemos un vistazo más de cerca a los datos fiscales y a la eficacia del elixir fiscal keynesiano. El Premio Nobel Milton Friedman abordó el tema en una columna del Wall Street Journal del 8 de enero de 1999. El profesor Friedman escribió:
La visión keynesiana es que el gasto deficitario del gobierno es un estímulo cíclico si se financia tanto mediante crédito o con dinero recién creado. La visión monetarista es que el gasto financiado con dinero recién creado genera un estímulo cíclico sin importar si el gasto lo hace el sector público o el sector privado. El gasto público financiado mediante créditos podría o no ser estimulante dependiendo de cuánto gasto privado es desplazado por el gasto público. Cualquier resultado es posible, dependiendo de las condiciones.

No es fácil distinguir entre estos puntos de vista basándose en la evidencia empírica, ya que el estímulo fiscal generalmente va acompañado de un estímulo monetario. La evidencia relevante es provista por esas raras ocasiones en que la política fiscal y monetaria toman distintas direcciones.

Para comprobar si la visión keynesiana o monetarista fue apoyada por la evidencia empírica, el profesor Friedman mencionó dos episodios en los que la política monetaria y la política fiscal iban en diferentes direcciones. La primera fue la experiencia japonesa a inicios de la década de 1990. En un intento por reactivar la economía japonesa, se aplicaron estímulos fiscales en repetidas ocasiones. Pero la política monetaria se mantuvo "firme" y la economía se mantuvo en el estancamiento.

El segundo ejemplo del profesor Friedman fue la experiencia de EE.UU. durante la década de 1990. Cuando el presidente Clinton asumió el cargo, el déficit fiscal estructural era de 5,3% del PIB potencial. En los siguientes ocho años, el presidente Clinton redujo el déficit fiscal y dejó el cargo en el año 2000, con un superávit estructural de 1,5% en las cuentas públicas.

Irónicamente, los dos años en los que el profesor fiscalista Lawrence Summers fue el Secretario del Tesoro de Clinton (1999-2000), EE.UU. registró un superávit de 0,9% y 1,5% del PIB. Esos años estuvieron marcados por una política fiscal "rígida" y una política monetaria "flexible" y la economía estaba en una fase expansiva. Tenga en cuenta que el profesor Summers ha hecho un claro uso de la poción mágica desde sus gloriosos días de 1999-2000.

El profesor Friedman concluyó con la siguiente observación: "Hace algunos años, traté de documentar todos los casos que pude encontrar en donde las políticas monetaria y fiscal fueran en direcciones opuestas. Como en estos dos casos, la política monetaria dominó uniformemente la política fiscal".

También podemos demostrar la existencia del "factoid" fiscal comparando los cambios en las brechas de producción con los balances estructurales del gobierno en general. En el cuadro adjunto, la primer columna muestra la brecha de la producción. Cuando la diferencia es positiva (negativa), la producción real está por encima (abajo) del potencial de la economía. La segunda columna en el cuadro es el balance estructural del gobierno en general. Cuando es negativo (positivo), existe un déficit (superávit) fiscal. La tercer y cuarta columna registran los cambios en la brecha de producción y en el balance estructural del gobierno en general, respectivamente. Un cambio positivo (negativo) en la brecha de producción implica una expansión (contracción), y un cambio negativo (positivo) en el balance estructural del gobierno en general implica un estímulo (consolidación) fiscal.

Si los fiscalistas están en lo correcto, deberíamos observar una relación inversa entre los cambios en la tasa de crecimiento de la producción (la tercer columna en el cuadro) y el balance del presupuesto (la cuarta columna en el cuadro). Desde 2001 hasta 2016, según lo proyectado por el Fondo Monetario Internacional, la economía estadounidense no se comporta de la forma en que el profesor Krugman y otros keynesianos han afirmado y vaticinado. De hecho, el número de años en los que la economía responde a la política fiscal de una manera anti-keynesiana es más del doble de los años en que la economía sigue el dogma keynesiano.

Resulta que hay bastante austeridad allá afuera. Pero, en general, no es austeridad fiscal, con recortes reales del gasto público, como los fiscalistas afirman —un recorte es cuando se gastaron US$1.000 millones el año pasado y se gastarán US$900 millones este año. No importa. Como nos enseñó el profesor Friedman, el dinero importa. Y cuando nos fijamos en el dinero vemos dos imágenes. Una es el tamaño de los balances del banco central. Ellos han explotado desde la quiebra de Lehman de septiembre de 2008 (véase el gráfico adjunto). Si usted analizó esos balances y el crecimiento asociado de dinero de alta potencia, podría concluir —como muchos lo han hecho— que nos enfrentamos a un muro de dinero y liquidez y que la hiperinflación está a la vuelta de la esquina. Pero eso sería una conclusión equivocada.

El segundo escenario, que traza el curso del dinero en sentido amplio (las medidas derivativas de dinero de alta potencia), muestra un crecimiento muy moderado en la oferta de dinero (véase el gráfico adjunto). De hecho, en el Reino Unido, el dinero en sentido amplio se está contrayendo. No es de extrañar que la economía del Reino Unido esté sumida en una recesión de doble caída. Tiene poco o nada que ver con la presunta austeridad del gobierno de Cameron, pero se relaciona completamente con las políticas monetarias y bancarias del Reino Unido. Tenga en cuenta que incluyo la palabra "bancarias". La mayoría de los economistas hoy en día podrían encontrar esto extraño, ya que sus modelos ni siquiera incluyen bancos.

1199

A raíz de la crisis financiera en la que estamos sumidos, los que hacen opinión han apoyado una serie de políticas equivocadas para hacer que los bancos estén "a salvo". Uno que dirigió este movimiento fue el ex primer ministro británico Gordon Brown. En el prólogo de su libro Beyond the crash (Más allá de la caída), glorifica el momento en que destacó dos veces: "Recapitalizar Ahora". Resulta que el señor Brown atrajo a muchas mentes con ideas afines, incluyendo a su sucesor David Cameron, como también a los banqueros centrales que apoyaron Basilea III, que exige una mayor relación activos-capital para los bancos.

En respuesta a Basilea III, los bancos han reducido sus carteras de préstamos y han aumentado drásticamente su dinero en efectivo y sus títulos de seguridad del Estado (ambos de estos activos "libres de riesgo" no están cubiertos por los requisitos de capital impuestos por Basilea III y los mandatos de capital relacionados). Esto explica, en gran medida, por qué la explosión de dinero de alta potencia no ha fluido hacia las medidas de dinero en sentido amplio y por qué no nos hemos recuperado de la depresión inducida por la crisis a la que nuestros amigables banqueros centrales nos arrojaron.

Estamos en serios problemas —problemas que no tienen nada que ver con la supuesta austeridad fiscal. Hoy en día, la fuente de nuestra avería económica reside en las regulaciones bancarias exigidas por los estados, las cuales han arrojado una llave inglesa al motor del sistema bancario. Wrong Way Krugman y sus seguidores deberían abandonar los "factoids" fiscales y enfocar su atención en lo que realmente importa —el dinero. Pueden comenzar por contemplar la contracción monetaria en Grecia: En el último año, el dinero en sentido amplio (M3) se contrajo en 17,1%.

*Esta columna fue publicada originalmente en el centro de estudios públicos ElCato.org

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