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La "bendición" de las materias primas
Lun, 13/09/2010 - 12:58

Augusto de la Torre

La "bendición" de las materias primas
Augusto de la Torre

Economista jefe del Banco Mundial para América Latina y el Caribe y co-autor de "Recursos naturales en América Latina y el Caribe: ¿más allá de bonanzas y crisis?". Antes de asumir este cargo, de la Torre se desempeñó como presidente del Banco Central del Ecuador (1993-1996) y como economista del Fondo Monetario Internacional (FMI). Miembro del Carnegie Network of Economic Reformers, obtuvo su doctorado en economía en la Universidad de Notre Dame.

En 1672, Potosí era una de las ciudades más grandes y ricas del mundo. Ubicada en la base del Cerro Rico, la metrópoli era el centro de la minería argentífera española, cuyas operaciones eran tan prolíficas que un “potosí” se convirtió en sinónimo de gran riqueza.

Trescientos cuarenta años después, Potosí es pobre y repleta de conflictos. No es de sorprender que la prensa boliviana catalogue a la minería como la carga de Potosí.

La historia latinoamericana está llena de auges de materias primas y posteriores caídas como la de Potosí. Que las bonanzas no generasen riquezas duraderas hizo a muchos concluir que la región, al igual que otras regiones ricas en recursos naturales, era víctima de una suerte de "maldición de los recursos naturales".

Pero la historia no tiene por qué repetirse. En el caso de América Latina, donde el 93% de la población y el 97% de la actividad económica tiene lugar en países que son exportadores netos de materias primas, este supuesto maleficio puede evitarse, especialmente ahora que los precios de los commodities están beneficiando el crecimiento de una región que en 2010 superará el 5%.

Un equipo de economistas del Banco Mundial investigó algunas tendencias esenciales en el estudio “Los recursos Naturales en América Latina y el Caribe: ¿más allá de bonanzas y crisis?”, que sugiere que el auge actual de las materias primas no correrá la misma suerte que en el pasado.

Una razón para ser optimistas es el buen gobierno. Los gobiernos nacionales y las instituciones financieras son mucho más solidas que en el pasado y mucho más proclives a gestionar las ganancias de las exportaciones con una visión nacional y de largo plazo.   

Chile, el mayor exportador de cobre del mundo, donde las materias primas representan más del 75% de las exportaciones, es un caso emblemático. Hace algunos años, los líderes de ambos extremos del espectro político chileno acordaron ahorrar un porcentaje sustancial de las ganancias derivadas de los altos precios del cobre y gastar el resto de manera prudente.

En los últimos cinco años, la inversión de Chile en innovación aumentó 24% anual. Al mismo tiempo, Chile invirtió decididamente en educación, creando un fondo para becas de US$6.000 millones que permitirá a unos 3.300 profesionales estudiar en el extranjero este año -un aumento de 672% respecto a 2006.

En el caso chileno la dependencia del cobre se transformó en un beneficio. Durante la década pasada, el PIB de Chile aumentó más de dos veces y media.

Otra razón para sentirnos optimistas es que la producción de materia prima en nuestra región está cambiando. En el pasado, las empresas extranjeras eran las mayores beneficiarias -construían la carretera o la vía de tren hasta la mina, extraían la riqueza y la llevaban consigo, dejando atrás un país más pobre.

Hoy en día,  la extracción de materias primas se vincula a otras actividades económicas que benefician de manera directa a los países. Un estudio 2009, de una mina de oro peruana, dio cuenta de una amplia red de empresas locales vinculadas a su operación. Cada incremento de 10% en las compras de la mina llevó aparejado un aumento del 1,7% en el ingreso local.

Más aun, hay sectores donde la innovación está a la orden del día. En Brasil, el principal catalizador de la revolución agropecuaria es Embrapa, la Empresa Brasileña de Investigación Agropecuaria. Hace 30 años, los extensos pastizales de ese país, conocidos como cerrado, eran considerados demasiado ácidos para cualquier tipo de emprendimiento productivo. Hoy en día, el cerrado representa el 70% de la producción agrícola brasileña y “se ha convertido en el nuevo Midwes”, según la revista The Economist.

Este tipo de inversión en investigación y desarrollo requiere de una visión y ahorros a largo plazo. Aún queda camino por recorrer. De los cinco países de la región que destinaron recursos provenientes de los hidrocarburos o de la minería a un fondo de inversión, durante el auge de 2002, sólo dos -Chile y Trinidad y Tobago- tenían ahorros suficientes para contribuir a la recuperación post crisis.

Es que a veces se torna irresistible aumentar el gasto en períodos de auge, en lugar de ahorrar para los tiempos de las vacas flacas. Sin ahorros suficientes, cualquier bonanza probablemente termine convirtiéndose en una caída.

Pero en la mayoría de los países de la región, conscientes de las lecciones del pasado, es mucho más probable que las materias primas sean una bendición y no un maleficio.  

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