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Los peligros de no regular
Miércoles, Diciembre 9, 2020 - 16:44

En el mundo del tabaco, no se trata de solo prohibir. También hay que difundir la información científica que da a conocer las alternativas disponibles al cigarrillo, con miras a establecer una legislación acorde. Y es que reglas claras posibilitan un comercio regulado y un consumo mejor informado, sostienen los productores.

(Este artículo es de contenido pago por PMI)

Parte de la libertad de un consumidor es poder elegir un producto con toda la información a la vista. Ya sea un chocolate, un libro, una película o hasta el tipo de gasolina para su auto. ¿Por qué no hacer lo mismo con el tabaco?

El ejemplo está cerca en el continente americano. A principios de octubre llegó a Costa Rica el IQOS, el dispositivo electrónico de Philip Morris International (PMI) que calienta tabaco, en lugar de quemarlo. 

Una opción que más de 22 mil fumadores adultos ya han adoptado en Guatemala, República Dominicana y Curaçao, donde se comercializa.

“En Philip Morris estamos comprometidos en hacer realidad nuestra visión de un futuro libre de humo de cigarrillos. Por eso trabajamos para poner a disposición de adultos fumadores alternativas como IQOS, que representan un menor riesgo de exposición al daño y una mejor alternativa que seguir fumando cigarrillos tradicionales”, explica Ana Russo, directora de Philip Morris para Centroamérica y el Caribe.

La tecnología asociada al calentado de tabaco básicamente llega a una temperatura máxima de 350 °C, evitando la combustión. A diferencia de lo que ocurre con un cigarrillo tradicional, no hay humo, ceniza ni olor. Y ahí reside la ventaja que hace la diferencia: al no quemar el tabaco, se evita la generación de humo, reduciendo hasta en un 95% las sustancias tóxicas o potencialmente tóxicas en comparación con el cigarrillo tradicional. 

“Lo mejor para una persona es no fumar o nunca iniciar y, si fuma, dejarlo. Pero, los fumadores adultos que van a continuar fumando merecen tener información y acceso a mejores alternativas que el cigarrillo, ya que representan una oportunidad de reducción de daño”, sostiene Russo.
Hoy IQOS cuenta con aproximadamente 15 millones de usuarios, en 58 países alrededor del mundo, entre los que destacan Japón, Reino Unido, EEUU, Italia, Francia y Rusia. 

AUTORIZACION DE LA FDA 

Fue el 7 de julio de este año que la Administración de Alimentos y Medicamentos de EE.UU. (FDA), autorizó la comercialización de este dispositivo, como un producto de tabaco de riesgo modificado, tras cuatro años de validación científica. 

“IQOS no es el cigarrillo electrónico, en el que se pueden añadir otros elementos. Al no quemar el tabaco se reduce considerablemente la exposición del cuerpo a, por lo menos, 15 sustancias químicas nocivas y potencialmente perjudiciales”, precisa PMI (ver imagen)

 Además, este dispositivo debería beneficiar la salud de la población en general, considerando también a los que no fuman. 

“De lo que se trata es de reducir los riesgos que repercuten en la sociedad y generan un debate entre detractores y aliados. Sin embargo, es curioso que acciones destinadas a este propósito generen tanta controversia. El debate es fundamental y saludable, pero lo preocupante es que en muchos casos no hay un intercambio de ideas”, indica la encargada del departamento de Ciencia para Latinoamérica de PMI, doctora Andrea Constantino. 

ALTERNATIVAS MENOS DAÑINAS

Actualmente, las sustancias que entrañan riesgos para la salud como los cigarrillos o las alternativas libres de humo que están prohibidas en la mayor parte de los países de América Latina, creando una sensación de discriminación ante el sector y sus consumidores: un estudio de PMI de 2019 determinó que el 18% de los fumadores regulares esconde su hábito y más de un tercio ha declarado sentirse discriminado. 

“La conclusión es simple: la negación ante nuevas soluciones impide que avancemos para encontrar alternativas menos dañinas”, recalca Constantino. 

Ignorar a los 142 millones de fumadores que según datos de la Organización Panamericana de la Salud (OPS) existen en todo el continente “no traerá beneficios para ellos ni para la sociedad. La existencia de una alternativa intermedia no entra en conflicto con la promoción de una política de reducción de daños, puesto que estas posturas son complementarias” sostiene PMI.

De hecho, el más reciente informe de la agencia de salud pública del Reino Unido, Knowledge Action Change (KAC), denominado Burning Issues, recalca la necesidad urgente por aumentar la reducción de los daños causados por el tabaco si se quiere alcanzar todo su potencial en materia de salud pública. 

El reporte, lanzado el 4 de noviembre, destaca que existirían 98 millones de personas utilizan productos de nicotina más seguros en todo el mundo, y de ellos, 20 millones son usuarios de HTP, los que se ubican principalmente en Japón, donde las ventas de cigarrillos han disminuido en 32% desde 2016, cuando se lanzaron los dispositivos que calientan tabaco.

El tema es que 80% de los fumadores del mundo viven en países de ingresos bajos y medios (PRMB), y cada año mueren ocho millones de personas debido a enfermedades relacionadas con el tabaquismo, por lo que encontrar nuevos métodos de prevención es urgente, especialmente en estos países, donde las medidas de control del tabaco suelen aplicarse de manera deficiente o parcial, las tasas de fumadores son elevadas o están estancadas, y los sistemas de salud son los menos capaces de tratar eficazmente las enfermedades relacionadas con el tabaquismo o de ofrecer a los fumadores apoyo para que dejen de fumar.

"Los encargados de la formulación de políticas (…) deben considerar la evidencia del rol que juega la reducción de los daños causados por el tabaco, escuchar a los consumidores y aplicar políticas que se centren genuinamente en la reducción del número de enfermedades y muertes relacionadas con el tabaco a nivel mundial lo antes posible", indicó Gerry Stimson, profesor emérito del Imperial College de Londres y director del KAC.

UN FUTURO LIBRE DE HUMO

Los fumadores siguen fumando, a pesar de conocer los riesgos para la salud: hay 1.300 millones de consumidores de tabaco en todo el mundo. La adicción a este producto mata alrededor de 8 millones de personas cada año (7 millones de fumadores activos y más de 1 millón de no fumadores expuestos al denominado ‘humo de segunda mano’). Eso redunda en que la esperanza de vida de los fumadores es al menos 10 años menor que la de los no fumadores.

Durante el GNTF, el Foro Global de Nicotina y Tabaco 2020 realizado en septiembre de este año, hubo consenso en que es un deber ético de los médicos estar informados sobre los productos de tabaco alternativos.

Entre las conclusiones de los diversos foros y varios estudios independientes, se destacó que la evidencia científica disponible hasta la fecha muestra que los cigarrillos electrónicos y los productos de tabaco calentados son menos dañinos que los cigarrillos tradicionales. Pero se necesita es un enfoque pragmático y basado en la ciencia para la reducción de daños.

Más aún, las pautas más recientes de algunas sociedades médicas comienzan a considerar el potencial de los cigarrillos electrónicos como una herramienta para dejar de fumar. Es el caso del Reino Unido, donde la agencia Public Health England (PHE) determinó en marzo de este año que productos como cigarrillos electrónicos y de tabaco calentados (HTP) “probablemente sean menos dañinos que inhalar los productos de combustión en el humo del cigarrillo convencional y por lo tanto pueden verse como una forma de reducir el riesgo en los fumadores (…) y en la sociedad”.

El problema que persiste es que “no hay confianza por parte del público en general y la gente no entiende los matices entre los cigarrillos tradicionales y los nuevos productos, ya que la regulación no se adapta a esas diferencias. Todo es blanco o negro”, explica Stefanie Miller, managing director de la firma de Intelligence, FiscalNote Markets.

Aun así, la demanda de los consumidores está obligando a las empresas a emprender diferentes acciones para abordar esta nueva necesidad.

Para Moira Gilchrist, vicepresidenta de comunicaciones científicas y estratégicas de Philip Morris International, la visación de la FDA significa que los fumadores en EE. UU. ahora tienen acceso a mejores alternativas, pero también tienen información que puede ayudar a guiar sus elecciones. 

“Para nosotros como empresa, es un hito histórico y es la validación de que el camino que hemos emprendido durante muchos años es viable. Creemos que IQOS no solo tiene el potencial de ayudar a la salud pública en los EE.UU., sino en todo el mundo. Ahora tenemos un ejemplo realmente claro de toma de decisiones basada en evidencia que muestra que productos como IQOS y SNUS son fundamentalmente diferentes de los cigarrillos tradicionales”, afirma Gilchrist.

De todos modos, el tema no termina después de la decisión la FDA: para permanecer en el mercado, PMI deberá demostrar que el producto es apropiado para la salud pública durante todo su ciclo de vida. 

“No hay una solución milagrosa. Cambiar un producto que se ha estado usando durante décadas no es fácil. Necesitamos ayudar a los fumadores adultos a hacer esa transición”, comenta Moira Gilchrist. 

La compañía lo ve como una oportunidad para poner en el tapete información relevante que permita guiar las decisiones de salud pública por medio de un diálogo abierto en torno a la ciencia y los datos como base para la toma de decisiones y políticas. “La regulación no puede estar dirigida por ideologías antiguas, sino por la ciencia”, concluye PMI. 

Autores

AméricaEconomía.com