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Brasil después de Brasil: ¿se complica la segunda vuelta?
Lun, 04/10/2010 - 12:27

Rodrigo Álvarez

La ONU y Lula Da Silva: ¿modernización o crisis?
Rodrigo Álvarez

Rodrigo Álvarez es Académico-Investigador Escuela de Periodismo de la Universidad Mayor, Coordinador e Investigador del Programa-Centro de Estudios Coreanos Chile de IDEA y Profesor de la Carrera de Periodismo de las Universidad de Santiago de Chile. Es Doctor en Estudios Latino Americanos, mención Relaciones Internacionales; Master of Arts en Economía Política Internacional por la Universidad de Tsukuba (Japón) y IVLP por el The United States Department of State Bureau of Educational and Culture Affairs. Además, es Periodista y Licenciado en Comunicación Social por la Universidad Diego Portales (Chile). Es miembro del Nuclear Security Governance Expert Group (NSGEG), del Fissile material Working Gruop (FMWG) y de la Red de Seguridad de América Latina (Resdal).

Brasil es y será una potencia regional con proyección global, y las elecciones de este domingo han marcado una clara consolidación de su democracia.

Aciertos y errores políticos, de los dos candidatos más importantes, marcaron este proceso. Así, mientras José Serra del PSDB, durante la primera etapa fue un claro dominador; Dilma Rousseff (PT) logró consolidarse en el último tercio de la carrera por la presidencia.

El que Serra hubiera sostenido una parte importante de su campaña sólo en la idea de deslegitimar a su oponente, por ser la protegida del presidente Lula, le terminó restando toda posibilidad de mantener y consolidar su distancia sobre Dilma. Por el otro lado, para la candidata los preceptos valóricos progresistas (el ser ella pro-aborto) y una tardía desmarcación de las acusaciones de corrupción dentro del Partido de los Trabajadores, también le generaron un retroceso, anticipando el que no pudiera consolidar un triunfo aplastante en primera vuelta.

Esta fue una campaña donde, diferencias más o menos, el Brasil desarrollado, desde 2003 por el presidente Lula, no dio señales de que sufriría sustantivos cambios en temas y áreas como la estabilidad política, el rol estatal en la economía, el papel de Banco Central, la aplicación de nuevas reformas estructurales y la política monetaria y cambiaria. Desde una perspectiva política, no fueron adelantadas o no se propusieron ideas que apuntaran a una modificación sustantiva de lo que había pavimentado que Brasil llegara a ser lo que hoy es.

Los resultados así lo confirman. Dilma Rousseff alcanzó un decepcionante 45% y la suma de sus dos más connotados contendedores alcanzaría a 53%. Mientras José Serra llegaría al 34% y Marina Silva, del Partido Verde, alcanzaría alrededor de 20%.

Más allá que la maquina del Estado brasilero salga a corregir este resultado en el próximo mes, el mensaje es claro y alto: no bastaba para ganar las elecciones en primera vuelta que Dilma Rousseff se aferrara a la alta popularidad del actual mandatario, quien antes de las elecciones llegaba al 80% de aprobación.

El resultado incomodará al presidente Lula, no por la obligación de tener que volver a apoyar a su candidata en una segunda vuelta, como lo ha debido enfrentar el mismo en las dos ocasiones en que fue electo,sino que por el menor apoyo esperado al que Dilma Rousseff y el Partido de los Trabajadores estaban apostando. Sin embargo, ambos candidatos tendrán ahora 28 días para desarrollar y proponer nuevas ideas y propuestas en aquellos temas que son centrales en la agenda brasilera: sistema de salud, el déficit de vivienda y un avance más significativo en la distribución de la riqueza, lo cual genera preocupantes desigualdades sociales.  

Así, de no mediar un error muy importante, y más allá de saber cuál será el resultado de la segunda vuelta, lo importante -para el presidente Lula- es poder consolidar el 31 de octubre un triunfo avasallante, que pueda dar un potente respaldo a Dilma Rousseff.

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