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Dios salve al Conselheiro
Lun, 08/11/2010 - 09:46

Hugo Ramírez Arcos

De la OEA a otros demonios de la relación colombo-venezolana
Hugo Ramírez Arcos

Politólogo colombiano de la Universidad del Rosario. Estudiante de la Maestría en Sociología de la Universidad Nacional de Colombia y becario en la School of Authentic Journalism (2010). Es además investigador del Observatorio de Venezuela y colaborador habitual de medios como Semana, Razón Publica, Nuevo Siglo, entre otros. Entre sus obras figura la edición del libro: ''Hugo Chávez: Una década en el poder'', texto en el cual un conjunto de académicos analiza, desde su especialidad, lo que han significado los díez años de gestión del mandatario venezolano.

Hay muchas formas de contar una historia, ésta es sólo una. La historia comienza entre 1877 y 1879 donde aproximadamente 300.000 nordestinos en Brasil murieron por culpa de una gran sequía que algunos historiadores le atribuyen no sólo a las condiciones naturales, sino al mismo tiempo a la estructura latifundista que perfilaba el inicio de la República en 1889.

Los “cangaceiros”, en su mayoría personas expulsadas de los latifundios, constituyeron una suerte de piratas del desierto que asaltaban a quien fuera para sobrevivir en medio de tan hostiles condiciones. Lampião y Maria Bonita, símbolos del nordeste de hoy, son personajes representativos de este periodo. Las opciones eran pocas. Quienes no eran latifundistas, estaban articulados en las cadenas económicas de los latifundios en condiciones inhumanas. Los otros -que eran muchos- buscaban sobrevivir de alguna manera.

En medio de la pobreza más terrible en las tierras áridas del nordeste, por el año de 1893, un profeta recorría varios poblados realizando milagros y buscando acabar con la “ley del diablo” (que era la ley del gobierno); anunciaba el retorno del Rey Sebastián, muerto en 1578 y conocido como el “rey durmiente”, leyenda portuguesa símbolo de esperanza en tiempos difíciles. Se opusieron a pagar impuestos, se negaron a los matrimonios civiles y al censo del gobierno, fundaron una aldea llamada Canudos, donde establecieron un sistema comunitario despojándose de todos sus bienes y esperando las predicciones de su profeta, como lo relata en “Los Sertones”, Euclides Da Cunha, citando al Conselheiro:

•“…en 1896 han de rebaños mil correr de la playa al sertón; entonces el sertón se volverá playa y la playa sertón".

•“En 1897 habrá mucho pasto y poco rastro y un solo pastor y un solo rebaño".

•“En 1898 habrá muchos sombreros y pocas cabezas".

•“En 1899 las aguas se harán sangre y el planeta va a aparecer en el naciente con el rayo del sol, que la rama se confrontará en la tierra y la tierra en algún lugar se confrontará en el cielo…".

•“Ha de llover una gran lluvia de estrellas y ahí será el fin del mundo. En 1900 se apagarán todas las luces…(p.113)".

Antonio Conselheiro y sus seguidores constituyeron uno de los movimientos contestatarios más importantes de su época: La Rebelión de Canudos. En ésta defendieron su pequeño poblado al norte de Bahia, entre 1893 y 1897, año en que las tropas de la República, tras ser derrotadas en cuatro ocasiones, incendian el pequeño poblado y asesinan a todos sus pobladores, por reconocerlos como “revoltosos monarquistas”.

La historia de los Canudos y del Conselheiro es una historia llena de significados. A los que les guste nuestro nuevo premio nobel latinoamericano, conocerán su versión en “La guerra del fin del mundo” (1981), versión distante de “Los Sertones” (1902) obra de Euclides Da Cunha, uno de los primeros sociólogos brasileños y quien quizás registró todos los hechos que aquí se relatan con mucha más “delicadeza”.

La historia del nordeste de hoy no es muy diferente de la de entonces, las más grandes inequidades siguen presentes en la región, y los llamados “nordestinos” son hoy discriminados en las grandes ciudades donde buscan un futuro mejor. Esta contradicción refleja una de las ironías de la constitución de Brasil, si se tiene en cuenta que los símbolos más representativos de su identidad provienen de esta región.

Ahora que el nuevo panorama político ofrece un gobierno que promete continuar con muchos de los puntos del gobierno Lula, esperemos que su derrota en la primera vuelta (en la que Marina Silva se llevó muchos de los votos de esta región), lleve a que la electa presidente se pregunte qué está pasando, y procure no repetir la tradicional exclusión hacia esta rica región.

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