No hay manera. A uno le entran ganas de hablar del poeta Saint-John Perse y de los años que mantuvo inédita su obra porque formaba parte del cuerpo diplomático francés y bajo ningún concepto quiso valerse de él. Tanto, que hasta firmaba con seudónimo. Sí, sobre eso uno quisiera hablar y recrearse, pero es que no lo dejan. Urge que se tomen nota de asuntos que ocurren a la vuelta de la esquina para ver si en este país se puede salir de lo que podríamos llamar corrupción cultural de baja estofa y que, por el momento, solo puedo llamar vergüenza ajena.

Como lo que ocurrió con una caja de libros la semana pasada en la Feria del Libro de Buenos Aires. El libro en cuestión era la investigación periodística titulada "El Gran Hermano", en autoría de Juan Carlos Calderón y Christian Zurita, publicado por una pequeña editorial ecuatoriana, en el que se denuncia una serie de negociados en el gobierno de Rafael Correa. 

El asunto no ha quedado del todo claro: si realmente el embajador de Ecuador en Argentina vetó que se expusiera el libro "El Gran Hermano", o si fue un funcionario en el stand de Ecuador, ampliamente fotografiado, que levantaba satisfecho el dedo medio a la cámara como diciendo aquí se hace lo que yo quiero, propio de la escuela de la prepotencia. En cualquier caso, el incidente tuvo alguna repercusión en la prensa y se alertó de que hubo un riesgo de censura. Coincidentemente, en la misma Feria del Libro de Buenos Aires, Mario Vargas Llosa también había estado a punto de ser censurado, pero no fue posible porque la presidenta Cristina Fernández de Kirchner tuvo una mínima sensatez diplomática para impedirlo.

El asunto no terminaría allí si no fuera porque falta poco para otra feria de libro, la de Bogotá. Supongo que allí no habrá ningún problema para que se exponga otra cajita con ejemplares de "El Gran Hermano". No, no puede haberla. Hasta dos cajitas, si quieren. Los funcionarios del gobierno serán generosos. Es lo menos que se puede hacer, porque quienes van a tener un gran protagonismo con bombos y platillos serán otros, como el libro del presidente Correa, que lo presentará en la feria (5 de mayo, 18:00), publicado no por un sello ecuatoriano sino por un gran sello internacional; aunque no es novedad editorial, fue publicado en 2009. 

Por si eso fuera poco, la ministra de Cultura también presentará un libro de su autoría (14 de mayo, 17:30). Ah, y por si fuera poco, el embajador de Ecuador en Colombia también presentará su libro (12 de mayo, 10:00). Ah, y por si también fuera poco, una diputada de Alianza PAIS (la alianza de gobierno) presentará su novela (10 de mayo, 16:30). Ah, y no sigo con las mesas redondas y los te presento y me presentas. ¿Todo esto pasó por una comisión interna rigurosa y competente del ministerio de Cultura, que debe evitar que los funcionarios del gobierno paguen la promoción de sus propios libros con el bolsillo de los ecuatorianos?

Mejor vuelvo al exilio y la lectura de Saint-John Perse para olvidar la vergüenza ajena de la burocracia cultural de este gobierno.

*Esta columna fue publicada con anterioridad en El Universo.com.