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El fin de la Era Trump
Martes, Noviembre 3, 2020 - 05:27

A días de la elección, ya han votado 82 millones de personas, cerca del 58 % de los votantes en 2016, mientras las encuestas muestran una ventaja para Biden en la mayoría de los estados claves que decidirán la elección.

Por Elías Selman Carranza. Faltan solo cuatro días para las elecciones en EEUU y el clima está sumamente cargado. La polarización no deja de subir, y se siente que estamos casi en el punto de ebullición.
 
Es una situación que no tiene precedentes en este país, donde históricamente el día de la elección era un día más, bastante parecido a un día cualquiera. 

Ilustra lo especial de esta elección el hecho de que en lo único en que coinciden ambas candidaturas es que esta es la elección más importante  de la historia moderna de EEUU.
 
Para el demócrata Joe Biden, lo que está en juego es el alma de EEUU, es decir la democracia y el excepcionalismo de esta nación. No queda muy claro lo que está en juego para Trump, pero uno puede inferir cuál sería el futuro económico y, claro, algo como la perdida “grandeza” de EEUU.

Las elecciones de la próxima semana ocurrirán en pandemia, con el Covid 19 creciendo de una manera explosiva en este país. Cotidianamente se registran aproximadamente 90.000 nuevos contagios, más de un caso por segundo, rompiendo récords desde el inicio de la pandemia.  Ayer, 29 de octubre, murieron más de mil personas. El número de hospitalizaciones crece sostenidamente en todo el país, y en algunas ciudades se están habilitando camas en recintos como centro de convenciones. El Dr.  Anthony Fauci, el epidemiólogo más reputado en todo el país, dijo  el miércoles pasado  que “estamos en una grave  crisis de salud y pasaremos un invierno muy oscuro. Con suerte este país podría volver a una especie de cierta normalidad a finales del 2021.”

A pesar de todo, el ambiente electoral está que arde. Si prendes la TV hay avisos por todos lados, al igual que en la web, radio, diarios, mientras el teléfono te acosa con mensajes. En mi casa en Miami, 4 de cada 5 llamados son para hacer publicidad a uno de los dos candidatos. Se han gastado así miles de millones en publicidad durante los últimos meses. En la última semana se ha intensificado aún más el gasto, particularmente en los estados que se consideran claves por ambas candidaturas, tales como Pensilvania, Michigan, Wisconsin, Minnesota, Florida y Arizona, entre otros. Lo curioso es que se ven muchos más avisos de Biden que de Trump, pues uno esperaría que el candidato de derecha tuviera el apoyo de la mayor parte de las empresas y billonarios. Pero no ha sido así: Biden ha conseguido más dinero que Trump, a pesar que este último empezó a recolectar fondos desde el mismo momento en que comenzó a gobernar. Hace unos 10 días se calculaba que Biden tenía más de 400 millones de dólares en caja para gastar en la recta final y Trump solo 180 millones de dólares. Según algunos analistas políticos, Trump no está poniendo plata de su propio bolsillo, ya sea porque no es tan rico como él dice (y como lo demostró un artículo del New York Times hace unas semanas)  o porque ni él mismo cree que va a ganar la elección .

Las encuestas indican que Biden va a ganar por algo como 11% a nivel nacional. Pero el voto universal no es el sistema que rige en EEUU, como lo demostró el hecho que Hillary Clinton en el 2016 obtuviera más votos populares que Trump, quien se convirtió en Presidente de EEUU gracias al sistema de colegios electorales.
 
Una de las razones por las cuales ganó Trump en 2016 es porque triunfó en los llamados estados industriales como Wisconsin, Pensilvania, Minnesota y Ohio, estados que habían sido desde hace mucho tiempo proclives al partido demócrata, ya que los sindicatos industriales están mayoritariamente controlados por este partido. La estrategia utilizada por Trump para conquistar el voto de los estados industriales fue la promesa de traer de vuelta a EEUU las plantas industriales, bajo el ya famoso slogan  “Make America Great Again”. Trump  no cumplió esa promesa, así como dejó de cumplir tantas otras.

 

Sin embargo, la primera razón por la que Trump perdería la elección este 2020 es su pobre manejo de la epidemia Covid 2019, que tiene a EEUU en el primer lugar en número de personas contagiadas con aproximadamente 9 millones, y número uno en muertes debido al coronavirus, llegando hoy a 230 mil personas. Esto es el resultado de haber negado desde un comienzo la importancia de la pandemia, diciendo que el virus desaparecería en un mes; luego dijo que llegaría el verano y se iría con el calor, lo que tampoco ocurrió;  y ahora está diciendo en todos los actos de campaña --que ha organizado  sin respetar  la distancia social entre los asistentes y sin exigir el uso de mascarillas-- que el fin de la pandemia está a la “vuelta de la esquina “. La realidad es que EEUU está sufriendo en este preciso momento una segunda ola o rebrote del virus Covid 19 muy fuerte en prácticamente todos los estados de la Unión, pero particularmente en los del Medio Oeste. Además de su mal manejo de la pandemia, la gran mayoría de los americanos están cansados de su retórica divisionista, de odio, racismo, misoginia y falta de empatía.
   
Hoy, a cuatro días de la elección, ya han votado 82 millones de personas, cerca del 58 % de quienes votaron en 2016. Las encuestas muestran una ventaja para Biden en la mayoría de los estados claves que decidirán la elección. Incluso en algunos que han sido históricamente republicanos, como Texas, Arizona y Carolina del Norte, Joe Biden se ha vuelto competitivo.

La mayoría de los pronósticos apuestan fuertemente a que la probabilidad que gane Biden sería de 9 a 1 respecto. Pero de todos modos muchos demócratas están nerviosos, porque Hillary Clinton también estaba arriba en las encuestas en el 2016, con el resultado ahora conocido. 

Pero hay varias razones para esperar que eso no ocurrirá esta vez.

Hillary Clinton no mostraba cifras estables en los últimos 12 meses de su campaña. Muchas veces estuvo abajo en las encuestas y otras veces estuvo arriba. Su votación era más bien volátil. En cambio, Joe Biden ha sido muy estable y va arriba (y creciendo) en las encuestas durante al menos los últimos 12 meses. Además, Hillary Clinton siempre tuvo un importante índice de rechazo de parte del electorado, mucho mayor que el que muestra Biden, que es un candidato querido y confiable.

De acuerdo a la información que están entregando las encuestas, la razón por la cual ganaría Biden es porque es significativamente fuerte en las mujeres,  en especial aquellas con educación universitaria  y que habitan en los suburbios.  En las mujeres, según encuestas de intención de votos,  Biden le sacaría a Trump 16 puntos porcentuales de ventaja, mientras en los hombres muestra 7 puntos porcentuales de ventaja. 

 

Biden está también muy bien posicionado en las personas con educación universitaria completa o más, segmento en el cual le ganaría a Trump por 20 puntos porcentuales. Por su lado, Trump está mejor posicionado en las personas que no fueron a la universidad, donde se verifica un empate estadístico entre Biden y Trump.  Biden está también muy fuerte en los afroamericanos, con aproximadamente el 87% de la intención de voto . Otra razón por la que Joe Biden es el favorito para ganar es porque los blancos mayores de 65 años (los baby boomers) no volverán a votar con la misma intensidad  por Donald Trump como lo hicieron el 2016 , ya que son el segmento el más afectado por la pandemia.

Finalmente, los cambios demográficos en general ayudan más a los demócratas que a los republicanos. EEUU no es el mismo país de hace 20 años. Muchos estados, tales como Georgia, Nevada, Arizona, Carolina del Norte  y otros, tienen una población  cada vez más diversa en términos raciales  (más hispanos y más asiáticos),y  etarios (más jóvenes).

A pesar de todo el esfuerzo que realizan los republicanos por suprimir e impedir el voto de las minorías (que ya no son tan minorías: los blancos serán menos del 50% en 2050) y el truco de rediseñar los mapas distritales de votación a su propia conveniencia, la fuerza del cambio demográfico es tremenda e inevitable. 

Quizá atreverse a poner el título que le puse a esta crónica, a tan pocos días del desenlace, sea atrevido e imprudente. Pero es lo que indican las encuestas y hasta el estado de ánimo de este país. Y es quizá también que ese título revela nuestro íntimo y urgente deseo de ver el fin de este nefasto gobierno que lleva la impronta de este presidente cruel, divisivo y con aspiraciones autocráticas. Esperamos que la paliza que reciba en las urnas sea de tales proporciones que no se atreva a ponerlas en cuestión ni a desencadenar una crisis institucional gigantesca en este país.

Imágenes: Reuters.

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Elías Selman