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Elecciones en el Perú: quién es quién en la reñida contienda
Vie, 01/04/2011 - 06:47

Emilio Humberto García

Perú, marca país: ¿estamos preparados para que nadie nos pare?
Emilio Humberto García

Emilio Humberto Garcia Vega es profesor, consultor, asesor de empresas, e investigador de Estrategia Empresarial y Marketing. Licenciado en Administración y MBA de la Universidad del Pacífico (Lima, Perú). Ha desarrollado libros y publicaciones diversas en los temas mencionados, además de realizar asesorías, dictado de cursos y seminarios en el Perú, Argentina, Uruguay, Guatemala y Costa Rica. Es docente de la citada universidad desde 2003 e investigador asociado de la misma. Es especialista en Planeamiento, Implementación y Control de Estrategias Empresariales y de Marketing. Autor de los libros “¿Con quién compite nuestra empresa?” (2013), “¿Cómo generar Valor en las empresas” (2012), “¿Qué hace especiales a las empresas?: La Ventaja Competitiva a inicios del Siglo XXI” (2011) y “Una Aproximación al Retail Moderno” (2011).

En estos últimos dos meses, Lima luce visualmente más contaminada que de costumbre. Esto debido a la cantidad indiscriminada de carteles, letreros y avisos de candidatos a la presidencia y los parlamentos nacional y andino. 

También, esta ciudad está llena de taxistas formales e informales. Se dice que éstos constituyen los portavoces de lo que sucede en las calles, los termómetros vivientes que miden la temperatura de la realidad nacional, de aquello que acontece en esta urbe tan diferenciada y caótica. 

La ciudad principal del país que es un referente en el ámbito del crecimiento económico de la región. Capital de una nación que se encuentra ad portas de las elecciones presidenciales más reñidas de su historia. 

Un taxista que me transporta regularmente me dijo algo así; “parece que Humala está fuerte”. Pero, ¿qué pasa en el Perú?, nación en la cual un candidato sin grandes opciones hace un mes, ahora cuenta con grandes posibilidades de ingresar en la segunda vuelta electoral; porque si de algo tenemos certeza, es que ningún candidato será electo presidente el 10 de abril (día de las elecciones peruanas). Sin embargo, lo más anecdótico y complejo en la carrera electoral de dicho país es que -en este momento- existen cinco candidatos que podrían ser “bolo fijo” el segundo domingo de abril. Así, las encuestas brindan chances concretas a los siguientes personajes que aparecen en orden alfabético y acompañados de los nombres de sus partidos o movimientos políticos:

*Luis Castañeda (Solidaridad Nacional). Este ejecutivo con el precedente de gestiones exitosas en instituciones públicas, con dos alcaldías de Lima en su haber y con el eslogan que aparece en su web “para que todos vivamos mejor”, busca ganarse la preferencia de los electores. Sin embargo, su silencio inicial (que le valió el apelativo de “mudo”) y su falta de carisma, parecieron mellar su candidatura en un inicio. Actualmente, las encuestas lo citan como ganador de una segunda vuelta, aunque las mismas encuestadoras no lo ubican como uno de los dos candidatos que triunfe en la primera (extraña paradoja y fenómeno electoral que se discute por estos días en el Perú).

*Keiko Fujimori (Fuerza 2011). Ser la hija del presidente que tuvo dos períodos bien diferenciados, uno de ordenamiento del país y otro signado por los calificativos de dictatorial y corrupto, hacen que esta candidata tenga ambos juegos de recuerdos en su haber y en su posicionamiento hacia el electorado. Así, Alberto Fujimori tuvo una gran identificación con los sectores menos favorecidos de la población de Lima y provincias, lo que parece ser endosado a la figura de la aspirante presidencial.

*Ollanta Humala (Gana Perú). En términos marketeros, es la mejor campaña. Con conceptos claros y directos pensados en la gran mayoría de la población en lo que respecta a su campaña comunicacional en medios. Este ex militar optó por el uso del color blanco predominante en su material publicitario, en comparación al fuerte rojo de su campaña anterior (recordemos que Humala pasó a la segunda vuelta de las anteriores elecciones presidenciales), lo cual es percibido -explícita e implícitamente- como un indicador de su conversión a la moderación que trata de transmitir a los votantes. A ello se suman aspectos como el uso de traje y corbata -cosa extraña en la elección pasada-, su acercamiento a la iglesia católica, su proyección de hombre de familia, entre otros aspectos que apuntan a convencer al gran target (el ciudadano común y corriente).

*Pedro Pablo Kuczynski (Alianza por el gran cambio). Con cargos en los dos gobiernos de Fernando Belaúnde Terry y en el de Alejandro Toledo, además de una trayectoria destacada en empresas y organismos internacionales, este peruano de nacimiento es tildado de “gringo” por todos los peruanos al extremo de que su comando de campaña ha tratado de “acriollarlo” de diversas formas, desde hablando jergas y lisuras, dejando de lado la corbata y asistiendo a programas populares de le televisión. Es el candidato más fuerte en las clases más acomodadas y trabaja denodadamente por acercarse a los niveles más bajos y a las provincias. Destaca su fuerte campaña en redes sociales y el marketing viral que están empleando sus simpatizantes.

*Alejandro Toledo (Perú Posible). Tiene la gran ventaja de haber sido presidente entre los años 2001 y 2006, y de no haberlo hecho mal a pesar de los muchos rumores acerca de su vida personal y de un estilo de vida algo disipado que los medios de comunicación le asignaron. Suscribo que el peor enemigo de este candidato es él mismo. Probablemente con un mutis pensado y manejado estratégicamente, su situación sería más cómoda (según las encuestadoras estuvo al frente de las preferencias electorales durante varios meses, ventaja que se fue diluyendo en estos últimos días). Con frases como “Con Toledo al Perú no lo para nadie” o “Lo hizo bien, lo hará mejor”, este egresado de Stanford trata de llegar -otra vez- al palacio de gobierno. 

Si analizamos las propuestas de los cinco candidatos, sólo Ollanta Humala parece ofrecer algo diferente. Se trata de un modelo que reniega de la economía de mercado, opta por plantear nacionalizaciones de las empresas, la presencia del Estado en sectores estratégicos, la renegociación de los tratados de libre comercio vigentes que ha firmado el Perú, entre otros. 

El resto, ofrece seguir gestionando el crecimiento sui generis del país con matices más o menos similares y alguno que otro pincelazo particular, pero que se alinea a programas económicos ciertamente parecidos. En suma, si lo de Ollanta es tan radical como se dice -como lo afirman constantemente, por ejemplo, los otros cuatro candidatos-, veamos cómo la falta de un proyecto de país en común e integrado, podría hacer que la continuidad de un modelo económico exitoso se ponga en peligro debido a caudillismos, egoísmos, defensas de feudos, faltas de consenso y egolatrías. Un problema de falta de unión tan antiguo como el Perú mismo. Sin embargo, no hay que olvidar que el futuro Congreso estará fragmentado, lo que hará que el próximo presidente pacte alianzas para poder gobernar así; pensemos qué tan factible -y coherente- será el desarrollo de cambios de timón dramáticos en el manejo del país.

Por otro lado, el único partido político institucionalmente sólido que tiene el Perú (el APRA), recibió el golpe de la declinación de su invitada (independiente) a la candidatura presidencial (la ex ministra de Economía del presente gobierno, Mercedes Araoz, la cual se retiró del proyecto presidencial aprista porque pidió la renuncia a la lista parlamentaria de candidatos con alguna denuncia actual en su haber, a lo que un partido con bases y cuadros sólidos se negó, lo que desencadenó su renuncia). Esto dejó a la agrupación política sumada en una crisis interna que la resignó de la participación en la justa presidencial, pero no de las lecciones para los parlamentos. Esta situación hace presagiar que en 2016 el actual presidente Alan García Pérez candidateará a la presidencia, porque queda claro que en este momento el APRA lo necesita como líder aglutinador y presidenciable; y -probablemente- uno de sus oponentes más serios será la propia Araoz.

En los próximos días se decide el futuro del país. Así, es bueno revisar la historia, porque de ella debemos extraer lecciones como pueblo, como país y, en suma, como personas. 

Así, recordemos que el presidente Fujimori llegó al poder en 1991, venciendo a nuestro ahora Nobel, Mario Vargas Llosa, atacando el ajuste económico que el escritor planteaba. Meses después, uno de sus ministros apareció pidiendo la ayuda de Dios ante el shock económico que anunciaba en cadena televisiva nacional. Sólo nos queda mirar al cielo y repetir el pedido del ex ministro fujimorista: qué Dios ayude al pueblo peruano... a tomar una buena decisión.

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