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¿Por qué California rechazó legalizar la marihuana?
Vie, 26/11/2010 - 14:22

Jeffrey A. Miron

¿Por qué California rechazó legalizar la marihuana?
Jeffrey A. Miron

Director de estudios de pregrado de la Universidad de Harvard y académico titular del Cato Institute. Su blog es http://jeffreymiron.blogspot.com/.

Los votantes de California rechazaron la Proposición 19, la consulta que hubiese legalizado la marihuana en el estado. ¿Cuál fue el error en la Proposición 19?

La Proposición 19 fracasó en parte porque muchos partidarios enfatizaban los argumentos equivocados a favor de la legalización. Muchos partidarios prometieron beneficios para el presupuesto de California, debido a un gasto reducido en la prohibición de la marihuana y a un aumento en la recaudación gracias a la tributación de la marihuana. Otros partidarios decían que la violencia relacionada al narcotráfico en México se reduciría considerablemente.

Ambas aseveraciones eran exageraciones. Los beneficios para el presupuesto, aunque no eran insignificantes, hubiesen sido pequeños frente al desorden fiscal de California. La violencia relacionada con el narcotráfico en México está principalmente asociada con el comercio de la cocaína y las metanfetaminas, así como también con el tráfico de marihuana hacia otros estados.

Muchos votantes pensaron que los partidarios de la Proposición 19 estaban yendo demasiado lejos y esto los hizo escépticos acerca de todos los argumentos a favor de la iniciativa. Cualquiera con sentido común podría haber reconocido que, como la marihuana ya es prácticamente legal, la Proposición 19 no hubiese tenido efectos dramáticos.

La propuesta también fracasó porque fue demasiado lejos. Uno de los artículos en la propuesta pretendía proteger los “derechos” de los empleados que fuesen despedidos o disciplinados por usar marihuana, incluyendo una provisión para que los empleadores solo puedan disciplinar el uso de la marihuana que “de hecho impactaba el desempeño en el trabajo”. Ese es un requisito mucho más estricto que aquel requerido por la política actual.

Esta provisión le permitía a los opositores a la propuesta decir que los lugares de trabajo se llenarían de consumidores de marihuana con mal desempeño. Esa aseveración no está bien respaldada, pero ese no es el punto. La Proposición 19 no necesitaba lidiar con las pruebas de consumo de marihuana para los trabajadores.

Una posición más efectiva para los partidarios de la Proposición 19 hubiese sido que el examen de uso de marihuana para los empleados no debería ser obstaculizado por leyes estatales ni federales. Eso le permitiría a los empleadores protegerse así mismos y a sus empleados en contra de los riesgos percibidos de la marihuana, promoviendo , de esa manera, el respaldo a la legalización.

Finalmente, otro problema con la Proposición 19 es que solamente se hubiese legalizado la marihuana a nivel del estado, ya que la ley federal también prohíbe la marihuana. Además, el Fiscal General de EE.UU. Eric Holder, anunció semanas antes de las elecciones, que la administración haría cumplir la ley federal en su totalidad, incluso si la Proposición 19 era aprobada.

Este limbo legal hubiese mantenido a la marihuana en el mercado negro, limitando la recaudación tributaria y hubiesen continuado los males de ese mercado. La ambigüedad también socavaba el respaldo al hacer la legalización a nivel del estado verse como un mero gesto simbólico.

¿Cuál es el camino para legalizar la marihuana en EE.UU.?

Antes que nada, los partidarios deben enfatizar que en una sociedad libre, la carga de la prueba debería estar sobre los prohibicionistas, quienes deberían justificar la interferencia con la libertad que resulta de la prohibición de la marihuana. Los prohibicionistas nunca han podido justificar esta interferencia con evidencia. Cualquier análisis serio de la marihuana versus el alcohol, por ejemplo, muestra que el alcohol es la sustancia con el mayor potencial para causar daño.

Los beneficios secundarios de la legalización son, naturalmente, importantes: al eliminar el mercado negro, la legalización promete una reducción en el crimen y la corrupción, menos restricciones a las libertades civiles, mejor calidad de control para los consumidores de marihuana, junto con otros beneficios para el presupuesto. Pero es poco probable que estas consideraciones convenzan a la mayoría hasta que más personas estén de acuerdo con la idea de que el gobierno no debería interferir en la decisión privada de consumir marihuana.

Los partidarios de la marihuana también deberían  enfocarse en la ley federal además de, o en lugar de, las leyes a nivel de los estados. Los partidarios de la legalización desde hace mucho han perdido la esperanza de lograr cambios a nivel federal y han asumido que el cambio en cada estado algún día acabaría con la prohibición federal. Esa posición es comprensible y ha tenido algo de éxito, como la despenalización del uso medicinal de la marihuana en muchos estados.

Pero es difícil creer que el aparato federal le ceda espacio a estas medidas sin autorizar directamente la eliminación de la prohibición; lo que está en juego para los que tienen ese poder es demasiado valioso. Los partidarios de la legalización pueden argumentar de manera contundente que ninguna interpretación racional de la Constitución justifica la imposición federal de una prohibición de la marihuana.

Un punto final acerca de cómo legalizar la marihuana es conseguir que los conservadores, no solamente los demócratas, se involucren más. Ciertos conservadores conocidos han defendido la legalización como Milton Friedman, George Schultz y William Buckley, pero la percepción general es que los partidarios de la legalización son “fumadores de marihuana” actuando, principalmente, para defender su interés personal.

Aún así la legalización puede ser atractiva para los conservadores, especialmente si los argumentos enfatizan la libertad, la responsabilidad personal y la Constitución, junto con una claridad frontal acerca del objetivo: la producción y consumo legal de la marihuana para adultos, cuales quiera que sean sus motivaciones. Los esfuerzos de la izquierda en el pasado, como aquel de legalizar la marihuana para uso medicinal, abren la puerta a acusaciones de hipocresía y debilitan el respaldo.

La marihuana puede y debe ser legal a pesar del fracaso de la Proposición 19, pero la estrategia para lograr ese fin debe cambiar.

*Esta columna fue publicada con anterioridad en el centro de estudios públicos ElCato.org.

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