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Unimet: cuatro décadas de compromiso con Venezuela
Mar, 19/10/2010 - 10:17

José Ignacio Moreno León

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José Ignacio Moreno León

Ingeniero químico de la Universidad de Louisiana (USA), Master en Administración de Empresas de la Universidad Central de Venezuela y en Administración Fiscal y Desarrollo Económico de la Universidad de Harvard. Es además rector de la Universidad Metropolitana de Venezuela.

El 22 de octubre de 1970 inició sus actividades la Universidad Metropolitana de Venezuela, como la primera institución de educación superior de gestión privada, laica y sin fines de lucro autorizada en el país.

Era una tarde caraqueña que congregaba, en el viejo edificio del Colegio América de San Bernardino, hoy sede de la Universidad Nacional Abierta, a los fundadores, a la plantilla inicial de 29 profesores, los 203 primeros alumnos y las personalidades invitadas a ese histórico evento académico, realizado bajo la sombra del frondoso Samán de esa primera sede, cuyo vástago, trasplantado hace 35 años a nuestro actual campus, se yergue con su frondoso ramaje, como testigo atento del dinámico desarrollo de la Universidad Metropolitana en estas cuatro décadas de compromiso con Venezuela.

A 40 años de actividades académicas, que se cumplirán el próximo viernes 22, y luego de importantes realizaciones de compromiso con el país, la Unimet, como todas las instituciones universitarias escala planetaria, se enfrenta a las difíciles circunstancias que vive la humanidad, en un complejo proceso de transición de la modernidad que se está agotando hacia una naciente postmodernidad. Frente a estos retos, la universidad, como cúpula del sistema educativo, debe adaptar los contenidos y estrategias docentes a las demandas de las nuevas realidades postmodernas que están en permanente construcción, y que representan grandes exigencias a la educación y a sus actores, especialmente a los docentes, que deben compartir el proceso de enseñanza y aprendizaje con jóvenes inmersos en una mentalidad postmoderna, con nuevos valores y antivalores, lo que requiere de un proceso colaborativo en el cual docente y estudiantes aprenden juntos, en lugar del empleo del viejo modelo de la docencia de la modernidad en que el docente era el conductor del proceso.

Son estas las nuevas realidades a las que debe responder proactivamente la universidad del siglo XXI; y en ese empeño estamos comprometidos en la Unimet. Una universidad que además de haber evidenciado un profundo compromiso con el país, ha graduado más de 16.000 profesionales, algunos de ellos dentro de un programa de becas que cubre alrededor de 10% de estudiantes de este nivel, y otorgado cerca de 4.000 títulos de postgrado; con un importante programa de extensión y educación continua en apoyo a los sectores productivo y público y a la comunidad en general. Una programación externa de servicio comunitario y de preservación ambiental e importantes alianzas de apoyo a estos programas con universidades como Harvard, Michigan, Tufts y Georgetown, e instituciones como el BID, la CAF y el Banco Mundial.

El modelo educativo de la Unimet responde a las demandas de la postmodernidad con la incorporación de una pedagogía de educación en valores, que implica la enseñanza y práctica de la ética y la promoción de la cultura cívica y la responsabilidad social. Entendiendo, tal y como lo plantea Edgar Morin, que es necesaria una nueva educación que impulse la globalización de los valores, la solidaridad humana, la cultura de paz y la ética global, porque el objetivo fundamental y global de toda la educación debe orientarse no sólo a impulsar el progreso, sino también asegurar la supervivencia de la humanidad.

Por lo señalado anteriormente, la Metropolitana, como universidad de vanguardia, está abierta a esas nuevas demandas y realidades y a la necesidad de cambios permanentes que éstas exigen. Por ello no es una universidad autista, encerrada en sí misma, ni sufre de complejos de autosuficiencia; ni tampoco responde sólo a las demandas del mercado formando profesionales emprendedores y competitivos, sino que además está empeñada en la búsqueda de las mejores prácticas y en la generación y divulgación de nuevos conocimientos para impulsar el desarrollo humano y social.

Todo ello bajo un proceso permanente de renovación y de promoción de la excelencia académica y la pertinencia para dar respuesta oportuna a las realidades del entorno; pero entendiendo, tal y como lo plantea Arturo Uslar Pietri, quien fuera gran amigo de esta casa de estudios superiores, que la excelencia no es algo elitesco, es que cada uno de nosotros, en su nivel, se esfuerce en ser lo mejor que pueda ser.

Los importantes logros alcanzados por la Universidad Metropolitana no habrían sido posible sin el compromiso institucional, la mística, el profesionalismo y la responsabilidad social que, a lo largo de cuatro décadas, ha tenido la comunidad de esta universidad y que se ha hecho más evidente en los últimos tiempos, en los que se ha emprendido un ambicioso proceso de cambios. Por ello es justo destacar ese capital social de apego unimetano y reconocer, en esta fecha aniversaria, ese valioso aporte que le ha permitido a la Unimet cumplir fielmente su compromiso con Venezuela.

*Esta columna fue publicada originalmente en ElMundo.com.ve.

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