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Se alcanza acuerdo en la COP28: naciones se comprometen a dejar combustibles fósiles
Miércoles, Diciembre 13, 2023 - 08:13
CRÉDITO FOTO REUTERS DUBAI

Desde el Acuerdo de París de 2015, solo se había hecho referencia al carbón, pero no a otros combustibles como el petróleo y el gas. “El texto te da una señal clara de que los combustibles fósiles van de salida. Hace un año, esa conversación ni siquiera estaba sobre la mesa”, dice un experto climático.

Representantes de casi 200 países acordaron en la cumbre climática COP28 este miércoles comenzar a reducir el consumo global de combustibles fósiles para evitar lo peor del cambio climático. De esta forma, es el primer acuerdo de este tipo que señala expresamente el eventual fin de la era del petróleo.

El acuerdo alcanzado en Dubai -después de dos semanas de duras negociaciones- tenía como objetivo enviar una poderosa señal a los inversores y responsables políticos de que el mundo está unido en su deseo de romper con los combustibles fósiles, algo que los científicos dicen que es la última esperanza para evitar de la catástrofe climática.

El presidente de la COP28, el Sultan Al Jaber, calificó el acuerdo de "histórico", pero añadió que su verdadero éxito estaría en su implementación.

"Somos lo que hacemos, no lo que decimos", dijo ante el concurrido plenario de la cumbre. "Debemos tomar las medidas necesarias para convertir este acuerdo en acciones tangibles".

Varios países aplaudieron el acuerdo, que consiguió algo difícil de alcanzar en décadas de conversaciones sobre el clima.

"Es la primera vez que el mundo se une en torno a un texto tan claro sobre la necesidad de abandonar los combustibles fósiles", afirmó el Ministro de Asuntos Exteriores de Noruega, Espen Barth Eide.

Más de 100 países habían presionado intensamente para obtener un lenguaje fuerte en el acuerdo de la COP28 para "eliminar progresivamente" el uso de petróleo, gas y carbón, pero se toparon con una poderosa oposición de la OPEP, el grupo productor de petróleo liderado por Arabia Saudita, que argumentó que el mundo puede recortar emisiones sin renunciar a combustibles específicos.

Esa batalla llevó la cumbre a un día completo de tiempo extra para este miércoles, y algunos observadores temieron que las negociaciones terminaran en un punto muerto: por un lado, los miembros de la Organización de Países Exportadores de Petróleo controlan casi el 80% de las reservas probadas de petróleo del mundo junto con aproximadamente un tercio de la producción mundial de petróleo, y sus gobiernos dependen en gran medida de esos ingresos.

Por el otro, los pequeños estados insulares vulnerables al clima se encontraban entre los partidarios más explícitos de un lenguaje claro para eliminar gradualmente los combustibles fósiles y contaban con el respaldo de grandes productores de petróleo y gas como Estados Unidos, Canadá y Noruega, junto con el bloque de la UE y decenas de otros gobiernos.

"Este es un momento en el que el multilateralismo realmente se ha unido y la gente ha tomado intereses individuales e intentado definir el bien común", dijo el enviado climático de Estados Unidos, John Kerry, después de que se adoptara el acuerdo.

De todas maneras, la principal negociadora de la Alianza de Pequeños Estados Insulares, Anne Rasmussen, criticó el acuerdo por considerarlo poco ambicioso.

"Hemos logrado un avance gradual con respecto a lo habitual, cuando lo que realmente necesitamos es un cambio exponencial en nuestras acciones", dijo.

A pesar de su crítica, ella no se opuso formalmente al pacto y su discurso provocó una gran ovación.

El ministro danés de Clima y Energía, Dan Jorgensen, se maravilló de las circunstancias del acuerdo: "Estamos aquí en un país petrolero, rodeados de países petroleros, y tomamos la decisión de alejarnos del petróleo y el gas".

REDUCCIÓN DE EMISIONES

El acuerdo exige "hacer una transición para alejarse de los combustibles fósiles en los sistemas energéticos, de una manera justa, ordenada y equitativa... para lograr cero emisiones netas para 2050, de acuerdo con la ciencia".

También exige triplicar la capacidad de energía renovable a nivel mundial para 2030, acelerar los esfuerzos para reducir el uso de carbón y acelerar tecnologías como la captura y almacenamiento de carbono que pueden limpiar industrias difíciles de descarbonizar.

Un representante de Arabia Saudita acogió con satisfacción el acuerdo y dijo que ayudaría al mundo a limitar el calentamiento global al objetivo de 1,5 grados Celsius (2,7 Fahrenheit) con respecto a los tiempos preindustriales establecidos en los Acuerdos de París de 2015, pero reiteró la postura del productor de petróleo de que abordar el cambio climático se trataba de reducir las emisiones.

"Debemos aprovechar todas las oportunidades para reducir las emisiones, independientemente de la fuente", afirmó.

Varios otros países productores de petróleo, incluidos los Emiratos Árabes Unidos (UAE), anfitriones de la cumbre, habían abogado por un papel para la captura de carbono en el pacto. Los críticos de esta postura dicen que la tecnología sigue siendo costosa y no está probada a escala, y argumentan que es una bandera falsa para justificar la continuación de las perforaciones.

El ex vicepresidente de Estados Unidos, Al Gore, también acogió con satisfacción el acuerdo, pero dijo: "La influencia de los petroestados sigue siendo evidente en las medidas a medias y las lagunas jurídicas incluidas en el acuerdo final".

Ahora que se ha llegado al acuerdo, los países son responsables de cumplirlo a través de políticas e inversiones nacionales.

En Estados Unidos, el principal productor mundial de petróleo y gas y el principal emisor histórico de gases de efecto invernadero, las administraciones conscientes del clima han luchado por aprobar leyes alineadas con sus promesas climáticas a través de un Congreso dividido.

El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, obtuvo una gran victoria en ese frente el año pasado con la aprobación de la Ley de Reducción de la Inflación, que contenía cientos de miles de millones de dólares en subsidios a energías limpias.

El creciente apoyo público a las energías renovables y los vehículos eléctricos desde Bruselas hasta Beijing en los últimos años, junto con la mejora de la tecnología, la caída de los costos y el aumento de la inversión privada, también han impulsado un rápido crecimiento en sus implementaciones.

Aun así, el petróleo, el gas y el carbón todavía representan alrededor del 80% de la energía mundial, y las proyecciones varían ampliamente sobre cuándo la demanda global finalmente alcanzará su punto máximo.

UNA VISIÓN LATINA DE LA COP28

Para los países en desarrollo, como Colombia, también había algunos temas claves: que se discutiera la financiación para dejar atrás la dependencia de los combustibles fósiles y para poder transitar (y triplicar) las energías renovables. Y que la adaptación (hacerle frente a los impactos que ya está generando el cambio climático) también fuera central en la agenda. Sobre todo, en términos de financiamiento.

Asimismo, se insistía en que la naturaleza y las comunidades indígenas tuvieran un papel central en las discusiones.

América Latina, explica Enrique Maurtua —asesor en política climática para América Latina y el Caribe, y experto en balance global—, es la región del mundo que menos recibe recursos para la transición. “Es como la clase media del mundo climático. No es la más pobre, pero tampoco puede salir a hacer la transición completamente sola”.

Sin embargo, agrega, “El texto se queda corto y no hace casi referencias al financiamiento y a la cooperación”.

Esto es refrendado por Rachel Cleetus, directora de políticas de la Unión de Científicos Preocupados, quien elogió el acuerdo climático, pero señaló que no compromete a los países ricos a ofrecer más financiamiento para ayudar a los países en desarrollo a pagar la transición para abandonar los combustibles fósiles.

"Las disposiciones financieras y de equidad... son seriamente insuficientes y deben mejorarse en el futuro para garantizar que los países de ingresos bajos y medios puedan hacer la transición a energías limpias y cerrar la brecha de pobreza energética", dijo Cleetus.

Analistas climáticos recalcan que uno de los avances de estas negociaciones es que, por primera vez, se hace una mención específica a los combustibles fósiles.

Desde el Acuerdo de París, solo se había hecho referencia al carbón, pero no a otros combustibles como el petróleo y el gas. “El texto te da una señal clara de que los combustibles fósiles van de salida. Hace un año, esa conversación ni siquiera estaba sobre la mesa”, asegura Maurtua.

“Lo que estamos viendo en el texto, era imposible en otra época. A pesar de que es una señal tenue en el lenguaje, sí nos dice que nos vamos a alejar de esto”, asegura, por su parte, un negociador de Colombia. “Aunque estábamos persiguiendo el ‘phase-out’ (la eliminación de los combustibles fósiles), se logró un ‘stay away of’ (alejarse de) los combustibles fósiles. Y eso, personalmente, me parece una muestra de que hay una voluntad que se está configurando en un mundo que siempre se había resistido a hacerlo”.

La ministra de desarrollo sostenible de Colombia, Susana Muhamad, durante su intervención en la plenaria, también se refirió al tema.

“Tuvimos discusiones que nos ayudan a estar un paso adelante. Pero también hay algunos vacíos que pueden generar unas limitaciones para alcanzar el límite de 1.5 °C para final de siglo”, aseguró. Destacó, entre otras cosas, que la ciencia se hubiera hecho camino en las decisiones políticas de la negociación. “Los informes del Panel Intergubernamental de Cambio Climático, el equipo científico de estas negociaciones, no eran tenidos en cuenta por decisiones políticas”, dijo.

Durante años, países como China y Rusia se negaron a incluir los hallazgos científicos en la discusión.

También se elogió que la referencia a los Derechos Humanos quedara incluida en el texto. El nuevo documento es un avance, pues menciona a los derechos humanos, las comunidades indígenas, la juventud, la naturaleza y las mujeres.

El nuevo texto del balance global también acuerda que, para 2030, los países hayan realizado evaluaciones de los peligros y los impactos climáticos, así como su exposición a riesgos y vulnerabilidades. Asimismo, para 2027, deben establecer “sistemas de alerta temprana” contra riesgos múltiples del cambio climático.

Para el caso de un país latinoamericano como Colombia, cuyo presidente Gustavo Petro ha sido un férreo defensor del abandono de los combustibles fósiles, se llegó a Dubái con unas necesidades y peticiones claras. Entre esas, estaba lograr el financiamiento para poder hacer la transición energética justa, que tanto se ha mencionado. Y que la adaptación fuera un eje central de las discusiones. Pero, con el paso de los días, estos temas empezaron a diluirse.

“El objetivo, pero un poco el riesgo de una COP como esta, es que la atención se centró en abordar el tema de los combustibles fósiles”, explica Maurtua. “Y en ese sentido, se logró, pues lograron incluirse”.

Pero hay también otros vacíos. “Tienes el qué, pero no el cómo”. El texto no es específico en lo que tienen que hacer los países, en las responsabilidades de otros y en cómo se logrará que la financiación llegue a donde se necesita y en las cantidades que se necesitan. “Dicen que hay que triplicar las energías renovables para 2030, pero no te dice: aquí está tu fondo para que lo logres. Se queda corta en esa parte la propuesta”, aseguran miembros del equipo negociador de Colombia.

Durante las negociaciones de Dubái también se definió que la sede de las próximas negociaciones climáticas será Azerbaiyán (COP29). La COP30 se realizará en el corazón de la Amazonia brasileña: Belém do Pará.

Autores

Reuters
El Espectador