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Cambios geopolíticos
Vie, 09/12/2011 - 09:09

Susan Kaufman

Por qué Grecia nos  tiene que importar
Susan Kaufman

Susan Kaufman es directora del Centro de Política Hemisférica de la Universidad de Miami.


El hambre de China por los recursos naturales de América Latina y el cáncer de Hugo Chávez están provocando importantes cambios geopolíticos en el Hemisferio Occidental, pero siguiendo líneas que ni China ni el presidente venezolano anticiparon inicialmente. Sin duda China esperaba seguir aumentando su influencia en América Latina a costa de la de Estados Unidos. Chávez también veía a EE.UU. como una potencia en decadencia y a China como una potencia ascendente. Creyó que la debilidad de EE.UU. facilitaría sus esfuerzos para transformarse en la fuerza dominante en la región. Por el contrario, la enfermedad de Chávez ha empujado a sus aliados ideológicos, muchos de los cuales son miembros del ALBA, a cubrir sus apuestas mejorando sus deterioradas relaciones con Washington. Más aún, EE.UU. ha comenzado a promover la Asociación Transpacífica (TPP por sus siglas en inglés), que ulteriormente vincularía a los países occidentales de la costa del Pacífico con los del Asia-Pacífico de manera de aumentar el comercio y la seguridad en la región, compensando la influencia china en América Latina.

Antes de su enfermedad, el presidente venezolano utilizó su riqueza petrolera para colocar y sostener un número de gobernantes izquierdistas, quienes lo siguieron alegremente en su desafío a la influencia estadounidense en la región y en su apoyo a la creciente influencia china. Bolivia, Ecuador y la propia Venezuela expulsaron a los embajadores de EE.UU. Ecuador se negó a renovar la base militar estadounidense en Manta, mientras que Bolivia y Ecuador expulsaron a los agentes antinarcóticos de la DEA. Con diversas intensidades, todos siguieron políticas contra la inversión privada estadounidense en la región.

Cuando Chávez anunció que padece de cáncer, sus aliados concluyeron que si muere existen altas probabilidades de que pierdan la ayuda económica que han estado recibiendo de él, ya que es poco probable que el chavismo sobreviva sin Chávez. No es una sorpresa, por tanto, que Bolivia y Ecuador decidieran intercambiar nuevamente embajadores con EE.UU. El representante ecuatoriano será una ex ministra que estudió en Harvard, ansiosa por atraer inversión estadounidense a su país.

Incluso si los rumores sobre la salud de Chávez (y su deterioro) terminan siendo exagerados, es poco probable que los presidentes del ALBA sigan su camino con el mismo entusiasmo de antes. Por ello, la posibilidad de una relación más constructiva entre estos países y Estados Unidos es mucho mayor que antes.

Washington también ha recuperado algo de su influencia perdida en América Latina, al aprobar finalmente los acuerdos de libre comercio con Colombia y Panamá. El acuerdo de libre comercio con Corea del Sur, que también fue parte del mismo paquete, constituye un paso importante para el objetivo del presidente Obama de expandir los vínculos comerciales estadounidenses con Asia-Pacífico.

Tras el acuerdo con Corea el presidente Obama inició luego un viaje de ocho días alrededor de la cuenca del Pacífico para enviar el mensaje de que EE.UU. es una potencia del Pacífico que desea aumentar sus relaciones con los países de la región. El interés de Washington incluye tanto preocupaciones económicas como de seguridad, y comprende expandir el comercio y al mismo tiempo marcarle el terreno a China para que juegue limpio en la economía global. Washington quiere también enviar un mensaje de confianza a los países de Asia de que no reducirá su presencia militar en el Pacífico en un período en que China está trabajando su musculatura militar.

El objetivo ulterior de Washington es unirse a la incipiente Asociación Transpacífica y ayudar a su robustecimiento. Hasta el momento la TPP incluye a los países más pequeños de la cuenca del Pacífico: Chile, Nueva Zelanda, Brunei y Singapur. Estados Unidos, Australia, Malasia, Vietnam y Perú están negociando para ser miembros, mientras que Japón, México y Canadá anunciaron su interés por participar.

Estos esfuerzos estadounidenses para aumentar el comercio entre países a ambos lados de la cuenca del Pacífico representan nuevas oportunidades para el crecimiento económico de los países latinoamericanos, en el entendido de que tomen las medidas domésticas para ser más competitivos. Estos esfuerzos también intentan nivelar el escenario económico no sólo entre EE.UU. y China, sino también entre América Latina y China, en beneficio del Hemisferio Occidental como un todo.

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