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Mirando al futuro
Lun, 04/07/2011 - 10:23

Felipe Aldunate

Manteniendo la alerta
Felipe Aldunate

Felipe Aldunate es periodista y MBA de la Universidad Católica de Chile. Inició su carrera como reportero en El Mercurio, el principal diario de Chile, y luego se abrió paso al periodismo internacional. Vivió en Miami, Ámsterdam y Ciudad de México, y ha hecho corresponsalía desde Bogotá, São Paulo, Lima y San José. Además ha realizado investigaciones para diversos medios de comunicación desde casi toda América Latina. Es Director Editorial de la revista AméricaEconomía desde finales de 2005, y fue recientemente reconocido como Young Global Leader por el World Economic Forum.

Muchas cosas han pasado en los últimos 25 años. En el tiempo que AméricaEconomía ha publicado 400 números de su edición internacional, América Latina multiplicó por 12 sus cifras anuales de inversión extranjera directa para llegar a US$110.000 millones. En ese mismo lapso las exportaciones de la región se multiplicaronpor nueve, mientras que las importaciones se multiplicaron por 11. El producto interno bruto de América Latina pasó de unos US$720.000 millones a casi US$4 billones (de esos billones de 12 ceros). No obstante, el ingreso per cápita real sólo creció en 40% en el mismo período.

La deuda externa total, en 25 años, pasó del 55% del PIB regional a casi 20%. Lo que antes eran pasivos, ahora es inversión extranjera; lo que antes era pago de intereses, hoy son remesas de capital. Tenemos otra estructura de cuentas nacionales.

Hoy la esperanza de vida al nacer de los latinoamericanos es de 74 años, nueve años más que en 1986. La mortalidad infantil pasó de una tasa de 57,4 a una de 18,5. En 25 años la población latinoamericana, sin contar el Caribe, subió de 390 millones a 560 millones. Cada año estamos sumando seis millones de personas a nuestra población. En 25 años, la cantidad de hijos promedio que tiene una mujer disminuyó de 3,7 a 2,2, con varios países por debajo de los dos hijos por mujer. La población urbana pasó de 68%, que ya era alto para una región en desarrollo, a 80%. Presión para una pobreza que en 25 años pasó de 130 millones a 180 millones de personas.

Hace 25 años sólo había 31 ciudades con más de un millón de habitantes en América Latina. Hoy son 63. En estos años, el parque automotor de la región casi se triplicó para llegar a más de 80 millones de vehículos este año. Todo un desafío para la infraestructura urbana.

En el tiempo que AméricaEconomía lleva registrando las tendencias de negocios, economía, política y sociedad de la región, dejamos atrás añejas tradiciones. En 25 años, si bien 11 presidentes abandonaron su cargo antes de cumplir su mandato, sólo hubo tres golpes de Estado y 10 asonadas militares fallidas. Desde 1986, seis mujeres fueron elegidas presidentas de América Latina por medio del voto popular. Hoy no hay elección presidencial en América Latina que no tenga una mujer con serias posibilidades de ganar.

En todo este tiempo ocurrieron seis olimpiadas en las que América Latina sólo obtuvo 35 medallas, excluyendo las 45 que obtuvo Cuba en el mismo período. También ocurrieron siete Mundiales de Fútbol con cinco finales disputadas por selecciones latinoamericanas, las que ganaron en tres ocasiones.

Hace 25 años teníamos tasas de inflación que promediaban el 20%, con países que superaban el 300% de inflación anual. En 25 años desaparecieron siete monedas.

En 25 años incrementamos por casi 70% nuestras emisiones de CO2, mientras que incrementamos en 64% el consumo de energías primarias.

En 25 años nos hemos convertido en una potencia agrícola global, en una poderosa reserva hídrica y en un actor internacional en energías tradicionales
y renovables. Pero en todos estos años no hemos logrado controlar el problema del narcotráfico y la violencia urbana, solucionar la deforestación de la Amazonia ni generar tecnologías propias. En estos 25 años no hemos podido evitar la consolidación de una diáspora de latinoamericanos que han migrado a
EE.UU., España y otros países para buscar las oportunidades que acá no encuentran.

A mediados de 1986, cuando entró a circular la primera edición de AméricaEconomía, los medios internacionales destacaban lo mal que lo estaba haciendo América Latina, cuando entonces tenía
un ingreso per cápita equivalente al de 1977. En un período destacado por la inflación, el descontrol de las cuentas públicas y el estancamiento económico,
los países latinoamericanos eran conocidos en el globo por mostrar cada año peores balances que el año anterior.

Hoy es distinto. En 2011, en medio de las inciertas secuelas de una crisis financiera mundial que desestabilizó los balances y las instituciones de los países desarrollados, América Latina destaca por su solvencia económica y su capacidad de crecimiento, en un mundo marcado por el surgimiento y consolidación de las economías emergentes.

No obstante, para América Latina los desafíos de hoy siguen siendo tan grandes como lo eran hace 25 años. No es la primera vez que la región atraviesa un boom de optimismo. La euforia de principios de los 80 derivó en la década perdida, mientras que el boom de
principios de los 90 fue impactado por la crisis del tequila de 1994 y la crisis asiática. Brasil devaluó en 1998 y Argentina entró en crisis en 2001. Todas estos momentos de abundancia fueron caracterizados por los altos precios de commodities y un bajo costo del dinero a nivel global, como el que tenemos ahora.
Doble razón para estar alertas.

Las políticas fiscales aún deben poner a prueba su vocación contracíclica, mientras que el múltiple desafío de la productividad, la innovación y la equidad se deben enfrentar mediante una reforma total de los anacrónicos sistemas educativos de la región, donde
estamos altamente rezagados frente al resto del mundo. En un contexto en que la participación ciudadana se incrementa con cada nuevo modelo de Smartphone y nueva tecnología web, debe reestructurarse la institucionalidad política para
que realmente tenga la capacidad de asumir los pendientes sociales.

La agenda latinoamericana para los próximos 25 años está llena de prioridades, tanto como lo estaba en 1986. Como hemos querido aprovechar la celebración de nuestras bodas de plata con los lectores para reflexionar sobre los próximos 25 años, muchas de estas tareas urgentes son incorporadas en esta edición de aniversario, en la que colaboraron numerosos líderes regionales y globales que tienen una clara visión de América Latina.

Nuestro objetivo profundo es que en 2036 –sea por la plataforma que usted prefiera para su consumo de medios–, AméricaEconomía siga acompañándolo en su tarea profesional para sacar cuentas, hacer balances y seguir mirando juntos hacia el futuro.

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