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Por qué Grecia nos tiene que importar
Vie, 18/06/2010 - 10:29

Susan Kaufman

Por qué Grecia nos  tiene que importar
Susan Kaufman

Susan Kaufman es directora del Centro de Política Hemisférica de la Universidad de Miami.

El paquete de rescate económico que el Fondo Monetario Internacional (FMI) y la Eurozona armaron para Grecia provocó euforia en los mercados financieros globales. Sin embargo, no logró poner punto final al debate si este rescate efectivamente eliminó el riesgo de un default griego y el contagio de otros países europeos fuertemente endeudados como, Italia, Portugal y España.

Una parte del problema es que, para que el paquete de rescate tenga éxito, Grecia tiene que adoptar un programa de austeridad draconiano. Éste exigirá fuertes recortes en el gasto fiscal, incluyendo salarios y pensiones, lo que llevará a Grecia a una recesión. Estas políticas se implementarán en un país donde la edad promedio de jubilación es 53 años, donde las pensiones para los empleados públicos han sido extremadamente generosas, y donde los generosos subsidios por parte de los miembros más acaudalados de la Unión Europea han permitido a los griegos vivir mucho mejor de lo que sus propios medios les permiten. Al mismo tiempo, la productividad económica griega sigue siendo baja y su economía ha fracasado en modernizarse. Así, no resulta sorpresivo que no exista consenso sobre si el rescate funcionará o no.

Tampoco está claro que otros países europeos, cuyos problemas son similares a los de Grecia, sean capaces de detener el continuo declive de sus economías. Si no lo logran, es probable que la crisis económica europea tenga consecuencias que vayan mucho más allá de sus fronteras, y que afecten a América Latina.

El debate sobre el potencial impacto de la crisis griega en América Latina recién comienza. En un reporte sobre la economía global publicado en abril, el FMI afirma que “atraído por sólidas perspectivas de crecimiento y las bajas tasas de interés en las grandes economías avanzadas, el capital está fluyendo a Asia (excluyendo Japón) y América Latina, apreciando las monedas, elevando el precio de los activos”. Pero pocas semanas después, el director del departamento del hemisferio occidental del FMI dijo que había señales “incipientes” de la formación de una burbuja en algunos países, y advirtió de los peligros de “un potencial ciclo de auge y contracción impulsado por condiciones externas favorables”.

Además, en una columna reciente, Andrés Oppenheimer señala que la Cepal estima que la inversión extranjera directa en América Latina alcanzará los US$ 100.000 millones este año, un salto de 40% a 50% frente a 2009. Fue en esos días en que estallaron las protestas en Grecia. El autor del informe de la Cepal le dijo a Oppenheimer que si la crisis se expande más allá de Grecia, en especial si afecta a España, sus predicciones probablemente no se cumplirían.

No es de extrañar. Europa es una fuente significativa de capital de inversiones para América Latina, además de un socio comercial importante. Si el euro se debilita aún más y las monedas latinoamericanas continúan fuertes, Europa no será capaz de pagar las exportaciones de América Latina. Además, los bancos europeos, en especial los españoles, tendrán que repatriar fondos o reducir sus préstamos en la región. Por último, una crisis generalizada en Europa podría desencadenar una nueva recesión global, la que deprimiría fuertemente el precio de los commodities, lo que a su vez reduciría fuertemente las perspectivas de crecimiento de América Latina.

Incluso sin la crisis griega, América Latina podría enfrentarse pronto a los mismos tipos de problemas que precipitaron la tragedia. El crecimiento de la región, en especial de Sudamérica, proviene de condiciones externas muy favorables, como los altos precios de los commodities (que provienen de la demanda insaciable de China) y tasas de interés muy bajas (lo que incentiva la inversión extranjera). Pero muchos de los países que se han beneficiado de esta situación no han usado su nueva riqueza para modernizar sus economías en caso de que estas condiciones externas desaparezcan.

Al igual como sucedió en su momento en Europa y EE.UU., muchos en América Latina han utilizado su nueva riqueza para crear un número excesivo de empleos en el sector público, los que vienen con obligaciones de pensiones que muchos gobiernos no podrán cumplir. Si bien las poblaciones en la región están viviendo más años, no se ha elevado la edad de jubilación de los empleados públicos. Esto significa que una parte cada vez mayor del presupuesto fiscal se tendrá que usar para pagar pensiones.

Por suerte, América Latina aún está a tiempo de evitar los errores que cometieron los países más industrializados. Ojalá aprovechen la oportunidad para hacerlo.

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