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Un mundo feliz
Lun, 16/08/2010 - 10:24

John C. Edmunds

Milagro brasileño de doble filo
John C. Edmunds

John C. Edmunds es doctor en Administración de Empresas de la Universidad de Harvard, profesor de Finanzas de Babson College en Boston y coautor de Wealth by Association.

Los dos grandes bloques de la economía global, Estados Unidos y la Unión Europea, están poco a poco emergiendo de sus refugios para asegurarse de que la tormenta ha pasado. Aún están tanteando sus cuerpos y posesiones para verificar los daños. Están dando las gracias por lo que tienen y leen los titulares que documentan los reveses diarios que siguen sufriendo. Están en eso y no prestan mucha atención a cuán bien se están desempeñando países de rápido crecimiento en otras regiones.

Por hábito e instinto, mucha gente de negocios en América Latina sigue expectante los acontecimientos en Estados Unidos y la Unión Europea para ver cuánto daño pueden causar a la región la recesión y estancamiento en esas enormes zonas económicas.

Durante algunos meses se justificó una postura temerosa, estar con la cabeza encogida esperando a que cayera la guillotina. Pero continuar con una actitud ultracautelosa es ahora una clara sobrerreacción. La gente más joven y más astuta en Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica y Panamá ya han puesto su atención sobre las oportunidades locales. Ellos ven que existe una gradual alza en la economía mundial impulsada por China e India, y se dan cuenta que sus mercados locales ofrecen buenas oportunidades.

En el pasado, las economías latinoamericanas sólo se hubieran fortalecido si los países ricos se recuperaban con fuerza. Pero esta vez los países ricos ya no llevan la batuta. Mientras que la austeridad fiscal se ha vuelto una prioridad máxima en Europa y Estados Unidos, las cuentas fiscales en los países de rápido crecimiento en América Latina ya se encuentran en buenas condiciones. Panamá, por ejemplo, registró un déficit fiscal de 0,5% del PIB en el primer trimestre de este año. En el mismo período en 2009 el déficit fue de 0,7% del PIB. Hace poco, las autoridades de economía y finanzas lograron colocar letras a 9 meses a una tasa anual de 0,7%. Si los inversionistas tuvieran dudas sobre las perspectivas fiscales panameñas, ciertamente no habrían pagado una tasa tan baja.

Y las cuentas comerciales también están en forma. Brasil sigue reportando cifras saludables de exportaciones e importaciones. Y sus reservas de divisas continúan siendo abundantes en relación a su deuda denominada en monedas extranjeras. La balanza comercial de Perú fue de US$ 1.511 millones a favor en los tres primeros meses del año. Es similar a la balanza en el primer trimestre de 2007 y de 2008, y tres veces superior a la del mismo lapso en el año pasado. Así, no es de extrañar que la moneda peruana se haya fortalecido frente al dólar estadounidense, pasando de 3,19 nuevos soles por dólar en marzo de 2007, a 2,89 nuevos soles en 2008, 3,19 nuevos soles en 2009, que fue el peor año de la crisis, y de vuelta a 2,85 por dólar en marzo de este año.

Las exportaciones a los países ricos ya no son la prioridad urgente que solían ser en crisis previas. En crisis pasadas, las exportaciones latinoamericanas caían y las reservas de divisas se esfumaban. Los que tenían monedas locales trataban de cambiar sus fondos a dólares, la moneda estadounidense se disparaba hasta las nubes, provocando un pánico y después una fuerte recesión. Entre octubre de 2008 y marzo de 2009 en unos pocos países latinoamericanos también hubo ruidos que apuntaban a que se estaba desarrollando un pánico clásico. Pero las cabezas más frías se dieron cuenta de que las reservas de divisas eran más que suficientes y finalmente no se dio un colapso con efecto dominó.

Con cada semana que pasa, la gente de negocios con visión de futuro en América Latina está girando con cuidado hacia el modo de expansión. Los ministros de economía y los pronosticadores privados están elevando sus proyecciones económicas para este año. Ahora la pregunta es qué país de la región tendrá la mayor tasa de crecimiento del PIB en 2010. Este año un 6% probablemente no sea lo suficiente para ganar esta competencia. Un par de países pueden superar la barrera del 7%. Eso dependerá, en parte, de los métodos que se utilicen para medir el crecimiento, pero también de cuánto se fortalecerán las monedas latinoamericanas.

¿Quién lo hubiera creído? Ahora existe la posibilidad de que una economía latinoamericana crezca tan o más rápido que algunas de las economías emergentes de Asia.

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