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Amenazas al individuo en la era digital
Lun, 04/12/2017 - 09:07

Karelys Abarca

Los controles de precios, miles de años de desatinos
Karelys Abarca

Karelys Abarca es Economista, egresada de la Universidad Central de Venezuela, y Profesora-Investigadora en la Facultad de Economía de esta casa de estudios. Ha sido dos veces Premio Nacional Alberto Adriani, galardón otorgado por el Banco Central de Venezuela y la Fundación Alberto Adriani. Twitter: @karelitabarca

En los albores de la Cuarta Revolución Industrial, parecen desplomarse las barreras contentivas del individuo, ante la competencia inigualable de la inteligencia artificial. Nuestro mundo se construyó sobre la idea de que el individuo y su libre albedrío eran el centro de un sistema de conexiones humanas eficientes, sin embargo, las tecnologías disruptivas del futuro amenazan transformar dramáticamente este sistema.

De acuerdo a Yuval Noah Harari, en su libro "Homo Deus", la teoría de la evolución contradice la superioridad del hombre por su "libre albedrío", ya que si los humanos fuesen libres por naturaleza, no hubiesen sido modelados por un proceso de selección natural. Más allá de estas discusiones ontológicas sobre el individuo, lo importante es considerar que los pensamientos y deseos del hombre pueden ser ciertamente manipulados científicamente. Para Yuval Noah, el liberalismo y la idea del individuo libre se debilitan cuando descubrimos que todos los seres vivos funcionan por algoritmos bioquímicos y que podemos crear algoritmos inteligentes que superen notoriamente la labor de las personas.

El desarrollo de la inteligencia artificial y las amenazas que se ciernen sobre el individuo y el despliegue de sus libertades depende casi exclusivamente de una sola cosa: la privacidad de los datos. Los datos son hasta ahora lo más importante de los humanos; es el combustible del que se alimenta la inteligencia artificial y todos los avances tecnológicos que pondrán a funcionar la maquinaria de la Cuarta Revolución Industrial. Por lo tanto, la privacidad de los datos en la economía digital se ha convertido en un tema bastante polémico, porque muchos se preguntan hasta dónde debemos protegerlos o si al protegerlos adoptamos actitudes luditas que buscan frenar el avance tecnológico y económico.

Existen innovaciones tecnológicas de reconocidas empresas que permiten dibujar tendencias de comportamiento humano, basados en los datos que estos producen para evitar, por ejemplo, epidemias, a partir de síntomas que las personas reportan a través de plataformas digitales. Sin embargo, las limitaciones de alcance de todos estos adelantos dependen de la privacidad de los datos.

Si todos los individuos decidiéramos poner a disposición de las empresas biotecnológicas y tecnológicas nuestros datos más íntimos, conseguiríamos probablemente un mejor sistema de salud preventivo y un mejor funcionamiento de todas las cosas, pero también les daríamos a estas empresas de avanzada un poder supremo sobre nosotros, poniendo en riesgo la integridad del individuo y sus históricamente defendidas libertades. Al fin de cuentas, estaríamos alimentando la inteligencia artificial con todo lo que somos y eso llevaría indefectiblemente a que esta nos superase.

Muchos individuos entregan su información personal con placer, no sólo a las redes sociales que les permiten conectarse con amigos y conocidos, sino también a todo tipo de aplicaciones y plataformas digitales, lo que podría beneficiar a millones de personas a través de las ventajas de medir el impacto de políticas públicas y crear redes productivas y emprendimientos; pero también podría contribuir a crear un supra poder que desplace totalmente al individuo o le dé más control a los gobiernos sobre las personas. Todo beneficio tiene una contrapartida en un riesgo, toda decisión significa un costo de oportunidad.

Ya las nuevas legislaciones para protección de datos personales en la Unión Europea están haciendo énfasis en el derecho de los ciudadanos a proteger su privacidad, especialmente en la era digital. Y aunque la protección de los datos personales no determina todos los aspectos de la privacidad, representa un elemento básico para cuidar de la información más sensible en el contexto de las nuevas tecnologías.

La privacidad de datos en internet, aunque no abarca todos los aspectos de la privacidad, en el mundo digital se ha vuelto un elemento clave, porque busca proteger la información digital y evitar que terceros se lucren con nuestra información o la utilicen sin nuestro consentimiento, por ejemplo, usando la información privada para el desarrollo de aplicaciones y plataformas de economía digital.

En las legislaciones para la protección de datos personales de la General Data Protection Regulation (GDPR) se le confiere a los ciudadanos de la Unión Europea el derecho al olvido, es decir, la potestad que las personas pidan a las empresas que borren sus datos personales cuando el individuo retire el consentimiento de uso de datos. También se considera el derecho a oponerse a la elaboración de perfiles de publicidad digital con los datos del individuo, lo que podría tener un impacto económico importante en algunas empresas. Y otro elemento es el derecho a la portabilidad de datos, es decir el derecho individual de pedir a las empresas copia de nuestros datos personales.

Sin embargo, la aplicación de estas legislaciones puede ser muy compleja en la práctica, colocando a las empresas en la situación decisiva de cómo funcionar en la economía digital de manera productiva, obtener los datos que requieran y a la vez garantizar elementos de privacidad individual. Mientras tanto, en América Latina este tema se ha vuelto irrelevante ante el tsunami de ventajas que esperamos que nos beneficien de las nuevas tecnologías, olvidando que el grado de sustitución que llegue a tener el mercado laboral ante la inteligencia artificial, depende en gran medida de los datos de nosotros mismos estamos entregando.

No sirve de mucho que tengamos una postura pasiva ante el futuro, porque somos los humanos, antes de la Singularidad, quienes vamos a decidir si la inteligencia artificial, la robótica y el internet de las cosas nos beneficiarán a todos y nos llevarán a una vida más próspera y longeva; o tomaremos la decisión de aniquilar de una vez por todas cualquier elemento de privacidad de nuestros datos y con ello la esencia misma del individuo, facilitando así que grandes bases de datos en manos de empresas perfeccionen la inteligencia artificial y lleguen a sustituir completamente al factor humano en el mercado laboral del futuro. A fin de cuentas, las nuevas tecnologías imitan las capacidades humanas, pero a escala exponencial.

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