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Andrés Manuel López Obrador es un peligro; no quiere gobernar
Jue, 28/06/2018 - 11:26

Armando Román Zozaya

Seguridad en México: resultados “en un año”
Armando Román Zozaya

Armando Román Zozaya es licenciado en Ciencia Política y Relaciones Internacionales por el CIDE, México; Maestro en Estudios de Desarrollo por la Universidad de Oxford (Reino Unido), y Doctor en Integración Económica y Monetaria de Europa por el Instituto Ortega y Gasset-Universidad Complutense de Madrid (España). Ha sido profesor en la Universidad de Oxford (Mansfield College), en la Universidad Metropolitana de Londres y en el University of Stanford Centre in Oxford. Es editorialista del periódico Excélsior (México).

“No usaremos la fuerza”. “La violencia sólo genera más violencia”. “Vamos a poner fin a la guerra de los últimos 12 años y a pacificar al país”. “Daremos amnistía a quienes han sido obligados a delinquir por los narcotraficantes”.

Palabras más, palabras menos, el candidato López Obrador y su equipo repiten esas frases frecuentemente. Esto me invita a preguntarme lo siguiente: ¿de verdad quieren gobernar AMLO y los suyos? Pareciese que no, pues no están dispuestos a hacer lo que todo gobierno está obligado a hacer: usar la fuerza cuando así sea necesario.

Un presidente que no gobierna es un peligro. Por ejemplo, ahí está el caso del presidente actual: no ha podido con el tema de la seguridad. En consecuencia, el país está sumido en la violencia. ¿Qué ofrece hacer AMLO al respecto? No usar la fuerza porque “la violencia genera más violencia” y porque “vamos a parar la guerra iniciada por Calderón”.

Muy bien, si no se usará la fuerza, ¿cómo enfrentar a secuestradores, extorsionadores, violadores, asesinos, “pozoleros”, sicarios, etcétera? ¿Con sermones del Papa? Pensar, como parecen pensar Obrador y sus asesores y seguidores, que el problema de seguridad del país se va a arreglar generando más empleos, más oportunidades educativas, etcétera, es una monumental ingenuidad. Pensar, igualmente, que una amnistía sería útil es otra monumental ingenuidad.

Los narcotraficantes, traficantes de personas, secuestradores, extorsionadores, etcétera, es decir, los mafiosos, no van a dejar de ser mafiosos porque se les ofrezca una beca o porque podrán trabajar en empleos que hoy no hay. No entender esto refleja que ni siquiera se comprende la gravedad del problema que enfrentamos.

De la misma forma, la amnistía propuesta no servirá de nada. Por ejemplo, un campesino obligado por mafiosos a sembrar amapola bien puede beneficiarse de la amnistía, pero, si el Estado no usa la fuerza para desarticular a las mafias, este campesino será de nuevo obligado a sembrar amapola. Aunado a esto, si la amnistía es para personas obligadas a delinquir, ¿también incluirá a sicarios, “pozoleros”, etcétera, que digan haber sido obligados a hacer lo que hacen?

Se dirá que no entiendo nada pues Obrador propone toda una estrategia de seguridad que incluye la creación de una megapolicía nacional, más empleos, más educación. De acuerdo, pero, en ese caso, ¿por qué dice, una y otra vez, que no usará la fuerza? ¿Para qué quiere una policía, supuestamente mejor que todas las actuales, si no la va a usar?

¿Recuerda usted, amigo lector, qué hizo López Obrador cuando un par de agentes federales estaban siendo linchados en Tláhuac cuando él era jefe de Gobierno del DF? Nada. Los agentes fueron linchados porque la policía del entonces Distrito Federal no actuó. Después, AMLO declaró que hay que respetar los usos y costumbres del pueblo. Veamos lo que pasó aquí: había policía que podía haber actuado, pero no lo hizo porque la autoridad de la ciudad no lo quiso así.

Ahora, AMLO lo dice abiertamente: no usaremos la fuerza. Esto es un peligro. De hecho, lo de la amnistía y lo de no usar la fuerza parecen medidas no pensadas para el bien del país realmente, sino para mostrar repudio a Felipe Calderón por haberle “robado” la elección de 2006 a Obrador (dado que Calderón inició la guerra, ofrecer una amnistía y no usar la fuerza equivale a, si usted me lo permite, querido lector, “pendejear” a Calderón, cosa que, seguramente, López Obrador y sus seguidores disfrutan).

No usar la fuerza es no gobernar. Esto es peligroso y nos podría llevar a una situación incluso peor que la actual (sí, esto es posible). ¿Eso es lo que queremos?

*Esta columna fue publicada originalmente en Excélsior.com.mx.