Pasar al contenido principal

ES / EN

Combatir la corrupción, fortaleciendo el buen gobierno corporativo
Jue, 23/12/2010 - 11:00

Jorge Medina Méndez

Innovación: una oportunidad para la nueva Latinoamérica
Jorge Medina Méndez

Es Managing Partner de EY en Perú y miembro de su directorio sudamericano. Asesora a importantes empresas peruanas e internacionales. Cuenta con un MBA de la Adolfo Ibáñez School of Management de Miami. Analista y conferencista en temas de su especialidad, es también presidente y miembro del directorio de diversas instituciones universitarias, profesionales y empresariales.

El buen gobierno corporativo (BGC) es fundamental para que las empresas enfrenten exitosamente las prácticas corruptas que ponen en riesgo su reputación y afectan su competitividad. Dicho en términos simples, un BGC comprende los procedimientos y procesos para dirigir, gestionar y controlar una empresa, incluyendo sus relaciones y responsabilidades con los distintos stakeholders, siendo la integridad, transparencia y rendición de cuentas sus elementos clave.

Un entorno de negocios con sistemas efectivos de BGC atrae inversión, genera empleo, promueve el crecimiento, desarrolla los mercados y fortalece la economía de un país. ¿Por qué un BGC puede generar beneficios así? Porque al brindar mecanismos de control, reduce los costos financieros y operativos de las empresas, incrementa su productividad, las hace más competitivas y permite que generen más utilidades, todo lo cual impacta positivamente en la confianza de los inversionistas.

Sin embargo, pese a todas las ventajas que ofrece un sistema de BGC, aun no se ha desarrollado suficientemente y su potencial es desaprovechado para prevenir el alto riesgo de corrupción que enfrentan las empresas y que las hace poco competitivas. De hecho, la crisis mundial puso en evidencia el modo en que la poca integridad y transparencia incidió en la excesiva propensión al riesgo por parte de las compañías, al permitir que los abusos y el fraude proliferaran sin ningún tipo de control, debido a que los sistemas de gobierno corporativo no estaban alineados con mecanismos contra la corrupción.

A raíz de ello, los mercados están poniendo mayor atención al rol que cumplen los directorios de empresas, pues son ellos quienes deberían constituir el eje central de todo buen gobierno corporativo, supervisando a la gerencia en su gestión de los riesgos estratégicos, financieros, operativos y regulatorios, y asegurar que la empresa no transgreda leyes ni normas éticas.

La máxima autoridad de una compañía -generalmente el presidente del directorio- debe asumir el liderazgo en la ética empresarial y dar un mensaje claro a toda la organización de tolerancia cero a actos corruptos, promoviendo así el marco adecuado de un BGC, que alcance a todos los niveles de la empresa y que cubra los diversos tipos de riesgos, incluyendo los fraudes y malos manejos.

La corrupción en el sector privado puede manifestarse de varias formas: 

(a) dentro de la propia compañía; 

(b) entre empresas privadas; 

(c) entre empresas privadas y entidades del sector público; o 

(d) entre la empresa privada y los ciudadanos particulares. 

Un BGC debe incluir políticas claras para combatir el soborno y el cohecho, así como mecanismos para alertar al directorio sobre actos indebidos, quien debe verificar periódicamente la eficiencia de los programas anti-corrupción.

Un mecanismo efectivo para mitigar fraudes contables y otros actos corruptos es contar con canales adecuados que permitan denunciar irregularidades, protegiendo a los denunciantes. No es poco frecuente la manipulación de información financiera para ocultar pérdidas y sobornos, reducir indebidamente los niveles de endeudamiento y aumentar artificialmente los ingresos. Los colapsos de Enron, Worldcom y Parmalat, entre otros, muestran lo que puede suceder cuando se distorsiona la verdadera situación económica y financiera de una compañía.

Una forma efectiva de auto protección es que las empresas declaren abiertamente que no toleran abusos ni actos indebidos, e informen públicamente a sus diversos stakeholders acerca de su estructura de BGC, reportando lo que hacen para combatir la corrupción, incluyendo verificaciones independientes sobre sus estándares de integridad y programas contra fraudes y sobornos. Así, dan un mensaje claro de que la corrupción no es un costo “aceptable” en sus operaciones.

Otra forma de auto protección para las empresas es desarrollar iniciativas destinadas a fomentar la ética, no sólo dentro del sector empresarial, sino también en su relación con el sector público, ayudándose mutuamente para promover una mayor conciencia en la ciudadanía para contrarrestar la corrupción. El que las empresas fomenten un diálogo claro y abierto entre partes interesadas, es un modo eficiente de reconocer sus derechos y deberes, obligándose a sí mismas a ser transparentes y rendir cuentas sobre las decisiones que toman y que impactan en los demás.