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Cuidado con engordarle el caldo a Trump
Jue, 02/02/2017 - 10:51

Leo Zuckermann

¿Puede comprarse el voto en México?
Leo Zuckermann

Leo Zuckermann es analista político y académico mexicano. Posee una licenciatura en administración pública en El Colegio de México y una maestría en políticas públicas en la Universidad de Oxford (Inglaterra). Asimismo, cuenta con dos maestrías de la Universidad de Columbia, Nueva York, donde es candidato a doctor en ciencia política. Trabajó para la presidencia de la República en México y en la empresa consultora McKinsey and Company. Fue secretario general del Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE), donde actualmente es profesor afiliado de la División de Estudios Políticos. Su columna, Juegos de Poder, se publica de lunes a viernes en Excélsior, así como en distintos periódicos de varios estados de México. En radio, es conductor del programa Imagen Electoral que se trasmite en Grupo Imagen. En 2003, recibió el Premio Nacional de Periodismo.

Escuché con mucha atención la entrevista que ayer le hizo Carmen Aristegui a Dolia Estévez sobre la llamada privada que sostuvieron Peña y Trump el viernes pasado. Las revelaciones de la periodista, que lleva muchos años viviendo en Washington, son gravísimas. Si lo que narra Estévez es verdadero, resultaría muy preocupante ver a un Presidente mexicano pusilánime frente a los arrebatos del bully estadunidense. Pero, ¡ojo!, también es posible que le hayan filtrado información falsa con toda la mala leche de debilitar a nuestro jefe de Estado en una coyuntura crítica. Sabemos que el estratega de la Casa Blanca, Steve Bannon, es un experto en plantar mentiras como parte de la guerra propagandística en favor de la derecha estadunidense.

Según Estévez, la conversación del viernes pasado fue muy ofensiva. El Presidente de Estados Unidos habría humillado al mexicano. “Trump le dijo a Peña Nieto que no necesita a México ni a los mexicanos, en tono amenazante, e incluso se quejó del mal papel que está haciendo el Ejército en el combate al narcotráfico. Incluso le sugirió que si son incapaces de combatirlo, quizá tenga que enviar tropas para que asuman esta tarea”. Estamos hablando, nada menos y nada más, que de una posible invasión militar al territorio nacional.

“Vamos a construir el muro y ustedes van a pagar, les guste o no”, dice Estévez que le dijo Trump a Peña. También le habría dicho que él en realidad no había querido venir en agosto a México cuando el Presidente, a sugerencia del entonces secretario de Hacienda, Luis Videgaray, le abrió las puertas de Los Pinos al candidato republicano. Trump habría aceptado sólo porque su yerno, Jared Kushner, se lo había pedido.

Según Estévez, “ante esta insólita embestida de Trump, Peña no fue firme, balbuceó”. La periodista cree que las versiones de sus fuentes son verdaderas dada la personalidad ofensiva del Presidente estadunidense. Suena razonable. Pero, conociendo a Trump y los fascistas que lo aconsejan, también es posible pensar que éste haya sido muy amable con Peña en su conversación privada para luego filtrar que lo buleó de principio a fin. Con ello, los trumpistas conseguirían dos objetivos. Primero, que su base electoral quede encantada con las bravatas que tanto les gusta que su Presidente haga. Segundo, que Peña y su equipo se debiliten por el escándalo que se desataría en la opinión pública mexicana. Estaríamos, así, frente al típico caso de fake news, de una noticia falsa, para desacreditar al gobierno mexicano.

No dudo de la integridad periodística de Estévez. De lo que dudo es de la veracidad e intenciones de las fuentes que le filtraron la información de una llamada que supuestamente fue privada. El prestigioso periodista Nicholas Lemann, quien fue decano de la escuela de periodismo de la Universidad de Columbia, la mejor de Estados Unidos, ha escrito mucho acerca del tema de las filtraciones y los peligros que entrañan. “Los reporteros tienen una necesidad poderosa, tan imparable como el instinto de supervivencia, de hacer públicas las cosas que no lo son”. Para ello recurren a todo tipo de fuentes. Fuentes que tienen intereses en contar verdades o plantar mentiras protegiéndose bajo el manto de la anonimidad. “El intercambio de anonimato a cambio de información no pública es una transacción básica: no es un soborno financiero, pero es definitivamente un comercio de artículos de valor, especialmente cuando la filtración es una ventaja táctica para la persona que filtra”.

Por donde se vea, los que le filtraron la información a Estévez tenían toda la intención de fortalecer a Trump en detrimento de Peña. Me parece que estamos frente a la típica guerra propagandística para debilitar a nuestro gobierno y su cabeza. Así operan los mamarrachos fascistas que están en la Casa Blanca. Es con ellos con los que tendremos que negociar. Por un lado pueden presentarse como gente amable, pragmática y razonable, pero, por el otro, dan golpes duros por debajo de la mesa. A eso nos estamos enfrentando. Los mexicanos, incluyendo los medios de comunicación, debemos tener mucho cuidado en qué decir y creer porque ingenuamente podemos acabar engordándole el caldo a los intereses aviesos de Trump y sus falangistas.

*Esta columna fue publicada originalmente en Excélsior.com.mx.

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