Pasar al contenido principal

ES / EN

Desinstitucionalización en Venezuela, ¿una fatalidad?
Dom, 06/04/2014 - 14:29

Maryclen Stelling

¿Verdad o equilibrio en Venezuela?
Maryclen Stelling

Maryclen Stelling es venezolana, socióloga, académica, columnista, coordinadora del Observatorio Global de medios, con estudios en Planificación de la Educación en la École Pratique des Hautes Études (EPHE) de París; Ciencias Sociales en el Instituto Universitario de Pesquisas de Río de Janeiro, y Desarrollo Organizacional en la Universidad Católica Andrés Bello de Venezuela. También es Directora Ejecutiva del Centro de Estudios Latinoamericanos Rómulo Gallegos (Celarg).

En una reflexión anterior planteaba que vivimos o sobrevivimos en una sociedad caracterizada por la ruptura o ausencia de normas sociales y legales. Angustiada, alertaba sobre “el colapso del sistema de normas y la confusión, el desorden y la negación del principio de autoridad, en tanto degradación del poder”. Suerte de caldo de cultivo que apuesta a la ruptura de cualquier pacto de convivencia y permite “sin querer queriendo”, desde diferentes espacios políticos, económicos, universitarios y mediáticos el sabotaje y la burla del tan necesario y cacareado diálogo.

La protesta “pacífica” devenida en violencia por la violencia desbordada se atrinchera en lo que hemos denominado “territorios vándalos” y agrava, sin duda alguna, la situación de anarquía, caos e inestabilidad, la ilegalidad y la crisis de gobernabilidad, negando cualquier principio de autoridad. En los espacios vándalos, los guarimberos y aquellos que los apoyan juegan a una perversa “legitimación y democratización de la violencia”. Nos preguntamos entonces, ¿el control se encuentra en manos de los guarimberos?, ¿el aparato de la violencia se lo han apropiado los guarimberos? La anarquía se refiere a “una situación del orden político” y designa aquellas situaciones donde se da la ausencia del Estado o poder público, “volviendo inaplicable el monopolio de la fuerza sobre un territorio”.

El incremento y la rutinización de la violencia son algunos de los aspectos más desoladores de la realidad contemporánea venezolana. Cuando lo excepcional pasa a ser lo habitual se impone la lógica de la violencia que, una vez puesta en marcha, desarrolla una dinámica inercial que la hace alimentarse de sí misma.

Esta situación ha agravado el resquebrajamiento progresivo de la institucionalidad. En este contexto, el concepto de anarquía es sinónimo de ingobernabilidad, o sea, la imposibilidad de que las instituciones funcionen al igual que las normas y leyes que las rigen internamente, las unifican e integran. 

Desinstitucionalización que conlleva el debilitamiento de valores, en tanto fuente de estabilidad e integración alrededor de propósitos comunes, que se logran gracias a la definición y cumplimiento de pactos y compromisos.

*Esta columna fue publicada originalmente en Última Noticias.

Países