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El Chapo y Angela Me, crónica de un amor imposible
Lun, 24/03/2014 - 23:41

Jorge Srur

El acertijo del asesino que amaba las estadísticas
Jorge Srur

Jorge Srur es licenciado en Ciencia Política de la Universidad Católica de Córdoba, con especialización en Gerencia y Control de Políticas Públicas. Srur cuenta con una extensa experiencia profesional en administración pública, y en el uso de las Tecnologías de la Información y la Comunicación en los procesos de modernización. Ocupó distintos cargos en el gobierno de Argentina y actualmente se desempeña como Especialista Senior en Modernización del Estado en el Banco Interamericano de Desarrollo.

Los homicidios y el tráfico de droga son su pasión. Él los ejecuta. Ella los cuenta. Sin sus millares de crímenes, ni el Chapo sería tan temido ni Angela tan requerida. Tantos intereses en común no podrían, sin embargo, fundar un romance.

Joaquín “el Chapo” Guzmán, el hasta hace poco más buscado narcotraficante, al ser capturado habría admitido, según un reporte de Televisa, “haber matado entre 2 mil y 3 mil personas”.

Su estimación de mínima equivale al número de homicidios al año en Cali, la ciudad de más alta tasa en Colombia. O la suma de todos los que se cometieron en 2013 en Francia, Alemania, España e Italia. La de máxima, a los homicidios cometidos en los últimos dos años en San Pedro Sula, Honduras, la ciudad más violenta del mundo;  o a lo largo de los últimos cinco años en toda Inglaterra y Gales.

Angela Me, cabeza en el departamento de estadísticas criminales de la Oficina de Naciones Unidas sobre Droga y Crimen, no pondría su ojo, sin embargo, ni esos números, sino en la imprecisión de su cálculo. Un error de más/menos 1.000 asesinatos sería para ella… un horror. Es que mil es una cifra:

*Mayor que  el de los homicidios registrados en 3 de cada cuatros estados de México en 2012 o en 999 de cada 1000 municipios de Brasil en 2013. O al total de homicidios cometidos en la ciudad de Buenos Aires desde 2008 a 2012.

*Similar al número de homicidios que se cometen en un  año en Bolivia, en dos en Chile y en cuatro en Uruguay. O a la suma de los homicidios en las tres ciudades más grandes de Estados Unidos (New York, Los Ángeles y Chicago) en ese mismo año.

*Cercana al total al  total de muertes por armas de fuego al año en Bogotá (2011), el doble de las que se producen en Panamá  (2012) y casi cuatro veces más que en Costa Rica. O al número de homicidios contra jóvenes menores de 19 años registrados en 2011 en El Salvador, el país con más alta tasa mundial de víctimas de ese rango de  edad.

*Equivalente al total de mujeres asesinadas en Río de Janeiro y Sao Paulo juntos en 2013. O al total de presuntos feminicidios (homicidios por razones de género) cometidos en México entre 2005 y 2010.

En pocos días, más la oficina a cargo de Angela lanzará el nuevo Informe Mundial de Homicidios 2013, al que contribuimos desde el BID. No creo que esté entre los libros que el Chapo pida leer en la prisión donde acaban de recluirlo.

Pero no sería eso lo que los distanciaría más. Ella podría perdonarle ese desprecio por su literatura, pero nunca su margen de error estadístico.

*Esta columna fue publicada originalmente en el blog Sin Miedos del Banco Interamericano de Desarrollo (BID).

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