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El destape de José Antonio Meade no movió las preferencias en México
Lun, 11/12/2017 - 09:27

Leo Zuckermann

¿Puede comprarse el voto en México?
Leo Zuckermann

Leo Zuckermann es analista político y académico mexicano. Posee una licenciatura en administración pública en El Colegio de México y una maestría en políticas públicas en la Universidad de Oxford (Inglaterra). Asimismo, cuenta con dos maestrías de la Universidad de Columbia, Nueva York, donde es candidato a doctor en ciencia política. Trabajó para la presidencia de la República en México y en la empresa consultora McKinsey and Company. Fue secretario general del Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE), donde actualmente es profesor afiliado de la División de Estudios Políticos. Su columna, Juegos de Poder, se publica de lunes a viernes en Excélsior, así como en distintos periódicos de varios estados de México. En radio, es conductor del programa Imagen Electoral que se trasmite en Grupo Imagen. En 2003, recibió el Premio Nacional de Periodismo.

No son buenos los números para el PRI y su candidato presidencial en la primera encuesta seria después del destape de José Antonio Meade. Me refiero a la levantada entre el primero y cuatro de diciembre por Buendía&Laredo (B&L), con una muestra de 744 entrevistas efectivas, publicada ayer en El Universal y con un margen de error de +/- 4.1 porcentuales.

Comencemos con las intenciones de voto por partido. El PRI, que en la encuesta de noviembre traía un 16% de preferencias, apareció con exactamente el mismo porcentaje en el sondeo de diciembre. El destape de Meade no tuvo efecto alguno ni para bien ni para mal. El tricolor, en la serie de B&L, lleva ya más de un año apareciendo en el tercer lugar detrás de Morena, que en diciembre obtuvo el 24%, y el PAN (18 por ciento).

Estos porcentajes son lo que se conoce como la “preferencia bruta”. Incluyen un 24% de mexicanos que no respondió la pregunta de por cuál partido votaría si hoy fueran las elecciones presidenciales. Restando este 24% para obtener la llamada “preferencia efectiva”, asumiendo que este segmento de la población votaría exactamente igual que el que sí respondió (lo cual es un supuesto medio heroico porque sabemos que la “no respuesta” suele ser menos priista), el PRI obtendría el 21% de los votos. Tres puntos arriba estaría el PAN con 24% y, con once puntos más, Morena con 32 por ciento.

Las malas noticias para el tricolor continúan si se toma en cuenta lo que piensan los mexicanos de ese partido. De acuerdo con la encuesta de B&L de diciembre, un 61% de los mexicanos tiene una opinión mala o muy mala del PRI. Este número contrasta con el 37% que trae el PAN de opiniones negativas o el 32% de Morena. Una vez más, el destape de Meade no cambió para nada la mala percepción mayoritaria que tienen los votantes del Partido Revolucionario Institucional.

Por lo demás, de todos los candidatos que midió la encuesta de B&L en diciembre, Meade es el menos conocido. Ciertamente, viene creciendo. En agosto, sólo un 12% de los mexicanos reconocía su nombre. En noviembre subió al 22% y, ya después del destape, con toda la parafernalia priista que vimos y la gran cobertura mediática que obtuvieron, sólo subió al 28%. Meade se encuentra muy rezagado frente a Andrés Manuel López Obrador (el 96% de los mexicanos conoce su nombre), Margarita Zavala (75%) y Ricardo Anaya (67%). Meade, incluso, es menos conocido que Jaime Rodríguez El Bronco, quien aparece con un 34% de reconocimiento de nombre en diciembre.

El exsecretario de Hacienda tendrá que darse a conocer pronto para meterse de lleno en la pelea. Tiene mucho camino que recorrer. Lógicamente, esto explica en parte por qué aparece tan rezagado en los llamados “careos” entre candidatos que midió B&L en diciembre: candidato que no es conocido, candidato que no es votado.

Analicemos, finalmente, los tres “careos” o escenarios de la encuesta de B&L de diciembre.

El primero asume que aparecerían cinco candidatos en la boleta presidencial. El primer dato es que un 16% de los electores no escogieron a ninguno de esta quinteta: o no respondieron, o dijeron que sufragarían por otro, por un partido que no ha definido a su candidato (NA y PES) o, de plano, por ninguno. Quitando este 16%, que vamos a considerar como “indefinidos”, y recalculando el 84% restante para sacar la “preferencia efectiva”, López Obrador (bajo los emblemas de Morena y PT) ganaría cómodamente la Presidencia con un 37% de los votos seguido por Anaya (PAN-PRD-MC) con el 27% y, en un lejano tercer lugar, Meade(PRI-PVEM) con el 19%. AMLO le sacaría prácticamente el doble de votos a Meadequien sólo le ganaría a los independientes: Zavala (12%) y El Bronco (5 por ciento).

Este escenario es el que me parece más factible que acabe ocurriendo. En el segundo, B&L cambió al posible candidato de la alianza PAN-PRD-MC. En lugar de Ricardo Anaya, puso a Miguel Ángel Mancera. Creo que es muy poco probable que suceda (ya parece que el PAN va a aceptar que el candidato presidencial del Frente no sea un panista y, para más señas, Anaya). En todo caso, los resultados de este escenario son prácticamente los mismos que el primero antes mencionado: AMLO arrasa seguido de Mancera y Meade en tercer lugar.

El último “careo” supone que no habría Frente del PAN-PRD-MC. Aquí aparece un 19% de votantes “indefinidos”. Entre el 81% restante, un 37% votaría por López Obrador (Morena-PT), 22% por Anaya (PAN), 20% por Meade (PRI-PVEM), 11% por Margarita, 6% por Mancera (PRD) y 4% por El Bronco”. Es, sin duda, el escenario que más le conviene al Partido Revolucionario Institucional y su candidato. Prácticamente estaría empatado disputando el segundo lugar con el Partido Acción Nacional, ambos lejanos de AMLO.

*Esta columna fue publicada originalmente en Excélsior.com.mx.

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